El discurso capitalista. (ponderación de la velocidad/forclusión del amor)

Emilio Gómez Barroso. Noviembre 2022.

El discurso capitalista

La crisis, no del discurso del amo, sino del discurso capitalista, que es su sustituto, está abierta. No es que yo diga que el discurso capitalista esté mal, es al contrario algo locamente astuto. En fin, es después de todo lo más astuto que se ha hecho como discurso. No por eso está menos consagrado a reventar.

Discurso de Milán (Jacques Lacan)

Este argumento, proferido por Lacan en Milán, tiene elementos muy interesantes y que todo el mundo ha pensado o ha leído en algún momento. Desde los primeros tiempos del capitalismo, el sistema alentado desde el incipiente poder de los comerciantes llevaba inserta la palabra crisis. Se conoce la crisis del trigo en Inglaterra, donde bajó su valor y dejó de ser rentable y nadie quería cultivarlo. Cuando los primeros economistas que teorizaban sobre el capitalismo no entendían muy bien, pues tanto David Ricardo como Adam Smith pensaban que el movimiento del capital sólo se basaba en la oferta y la demanda, el dinero pagaba una mercancía y su valor variaba solamente porque hubiera más oferta o menos demanda, apenas dos parámetros, sin esoterismo adyacente.

El problema de un sistema tan abierto como el capitalismo es que a medida que avanza comienzan a intervenir demasiadas variables en su solución y, a medida que los elementos de las fórmulas van creciendo se hace más difícil manejarlas.

En el último tiempo aparece una tendencia behaviorista dentro del capitalismo que intenta calcular todas las variables existentes en el comportamiento humano con respecto al consumo, que se complementa con las políticas del terror que provienen fundamentalmente de la Escuela de Chicago. Ahora sabemos más de la primera por la extensión de las empresas de Big Data que van calculando nuestros gustos.

Ahora bien, es interesante para entender la astucia de la economía capitalista comprender cómo fueron sus primeros pasos, la revolución del comercio, la revolución de los mercaderes, que pedían un lugar dentro de la corte, que hasta ese momento había estado compuesta únicamente por la Nobleza que defendía estrictamente sus bienes.

Marx comenta en los Gründisse (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política):

La sociedad burguesa es la más compleja y multifacética organización histórica de la producción. Las categorías que expresan sus relaciones, la comprensión de su articulación por ello procura al mismo tiempo el entendimiento de la articulación y de las relaciones sociales de todas las formas sociales desaparecidas, con cuyos escombros y elementos se ha construido, parte de dichos restos no superados se arrastran en ella, simples alusiones que han de desarrollarse hasta significaciones desarrolladas… la economía burguesa proporciona la clave de lo antiguo.”

La economía burguesa digiere las crisis adyacentes a su acción, y se reinventa en otro lugar. Emmanuel Wallerstein, historiador del capitalismo, señala que las crisis dentro de la economía capitalista se producen cada 20 o 25 años, sin embargo, a medida que se aceleran los procesos de producción y recogida de beneficios diversos estas crisis se van estrechando en el tiempo, es decir, su periodicidad se vuelve más breve.

Uno de los elementos que introduce la economía capitalista es la división del trabajo, las diferentes divisiones de la producción se producen al principio en diferentes espacios, para luego ensamblar el producto final. Como consecuencia se produce una especie de arrebato en el tiempo vivido hasta el momento:

  • Desposesión: primero se arrebata a una cantidad ingente de población sus condiciones de vida.
  • Apropiación del tiempo: se compra el tiempo que no puede utilizar en otra cosa que en trabajar para el que tiene las condiciones de producción.
  • Anulación del tiempo: se produce en las contracciones del capital, es decir, cuando este se retira de la producción y espera otro momento propicio para invertir sus recursos.

Lo cierto es que con ese movimiento de concentración comienza a aparecer en la historia un sujeto que no es consciente de su producción, no es consciente del producto final del que participa. La mercancía, aquello que se vende al final del proceso de fabricación es algo que se le ha ocultado al que ha ofrecido su mano de obra, le sorprende al final cuando la mercancía aparece bailando ante sus ojos, quedando fascinado por el brillo de ésta que favorece que sea consumido por mucha gente.

Cuando aparece este poder del comercio, despierta cierto recelo, el Ancien Régime se incomoda entre sus costuras, ya que intenta compartir el mismo traje del soberano y aminorar su poder absoluto, el amo antiguo mira de reojo, e incluso reprime su acción. Sin embargo, es muy pronto cuando los comerciantes se dan cuenta del desgaste, y en vez de luchar contra el amo feudal, las propias leyes en las que se basa se añaden a las feudales, montando un clima asfixiante para las clases populares.

Walter Benjamin dice que el poder feudal se da cuenta muy pronto de que lo único que puede hacer para frenar la ambición desmedida del comercio es constituir Estados compartidos, es mejor tener un poder tan pujante en la misma habitación que fuera de ella, es desde el interior que el egoísmo contribuye a esa especie de Leviatán donde se mitigan sus fugas y astucias.

Una de las primeras leyes que se aprueban en el nuevo parlamento prusiano, que incluye representantes del comercio y la aristocracia, es la ley llamada del robo de Leña, con intereses privados dentro de lo público. La ley no establece separaciones que ahora son aceptadas:

Convierte los elementos comunales en un obstáculo de la propiedad mercantil, la mercancía así protegida comienza a tomar carácter de fetiche. Ésta toma más valor para la ley que las costumbres populares.

– No establece la separación en la ley entre el elemento sancionador y elemento tasador.

No deja de ser increíble que la ley que intentaba aprobar el gobierno chileno, contra los mapuches, no hace más de una década para surtir de mano de obra a las minas de cobre se llamara también Ley del robo de leña.

Es interesante también por ello lo que sucede con el fenómeno de los cercados, de la parcelación de la tierra o como lo nombra Marx “enclosures”, la cada vez mayor implantación de este fenómeno, que inmediatamente gana la legalidad vigente, de la Inglaterra del siglo XVII, se va extendiendo hacia el continente; con este fenómeno se van orillando derechos antiguos, como el ius iure, que protegía al primero que llegara a tierras vírgenes, o el derecho de beneficencia, que protegía a los desposeídos, y que de alguna manera se le otorga a la Iglesia.

Al aparecer la nueva economía de la división del trabajo aparecen también leyes de vagos y maleantes; los que se niegan a trabajar son marcados a fuego en el rostro, con lo cual quedan estigmatizados de por vida con una marca demasiado visible.

Las tricotomías y competencias en las que entra el nuevo campo del derecho son comunicadas por Marx a su padre en las cartas que le dirige, a través de ellas intentan despejar el galimatías de la convivencia de derechos. Es mucho más tarde cuando el derecho a la educación entra en las fábricas textiles, donde la edad media de vida de los niños que trabajaban en los telares de Manchester no alcanzaba los 16 años.

En el Letrahora 6, José León Slimobich expone:

“…hay algo común entre el término «violencia» y el término «democracia». Ejemplifiquemos: tome usted una persona de cualquier punto de la Tierra y pregúntele lo siguiente: “¿Desea usted vivir en una sociedad donde existe libertad de expresión, libertad de circulación, libertad de prensa…?”, y le contestará, seguramente, «sí». Ahora repita usted la pregunta del siguiente modo: “¿Desea usted vivir en una sociedad donde la medicina es gratuita, donde la educación es gratuita, donde está asegurado el trabajo, donde la renta del alquiler no puede superar el seis por ciento de su sueldo?”, y le contestará, seguramente, «sí». Bien, la mayoría de las constituciones de los países recogen ambos grupos de aspiraciones, pero sólo pueden respetar algunos. En las democracias occidentales, en su mayoría, son los primeros puntos los que se respetan. A los otros, directamente, se los ignora”

“Mutaciones del término violencia” José León Slimobich

Este nuevo poder viene avalado por una virtud, el capitalista se sustrae al consumo descabezado, en él está mal visto el despilfarro y la frugalidad es su modus vivendi. La burguesía había tomado como valor la frónesis griega. Comenta Marx en el Capital, en el capítulo llamado “teoría de la abstinencia”:

Mientras que el capitalista clásico estigmatizaba el consumo individual como pecado contra su función y como un «abstenerse» de la acumulación, el capitalista modernizado está ya en condiciones de concebir la acumulación como «renunciamiento» a su afán de disfrute. «Dos almas moran, ay, en su pecho, y una quiere divorciarse de la otra

La burguesía se había considerado a sí misma como el único estamento social capaz de asumir para sí la suficiente entidad moral y superar los excesos de la aristocracia con respecto a un funcionamiento lógico de los Estados modernos. “Había heredado la consigna feudal de frugalidad para las masas a cuyas necesidades pretende servir”. Era la única clase capaz de emanciparse de la tutela política y religiosa anterior, que seguía constriñendo al pueblo llano.

Se promovía así, como nuevo motor económico, suficientemente astuto como para poner en movimiento la vida de la sociedad, y salvar las paralizaciones que sustentaba la vida natural, el dinamismo es otra de las columnas en la que se apoya:

En los inicios históricos del modo capitalista de producción y todo capitalista advenedizo recorre individualmente esa fase histórica el afán de enriquecerse y la avaricia prevalecen como pasiones absolutas. Pero el progreso de la producción capitalista no sólo crea un mundo de disfrutes. Con la especulación y el sistema del crédito, ese progreso abre mil fuentes de enriquecimiento repentino. Una vez alcanzado cierto nivel de desarrollo el «desgraciado» capitalista debe practicar, incluso como necesidad del negocio, cierto grado convencional de despilfarro, que es a la vez ostentación de la riqueza y por ende medio de crédito. El lujo entra así en los costos de representación del capital. Por lo demás, el capitalista no se enriquece como sí lo hacía el atesorador en proporción a su trabajo personal y a su no consumo individual, sino en la medida en que succiona fuerza de trabajo ajeno e impone al obrero la renuncia a todos los disfrutes de la vida. Por tanto, aunque el derroche del capitalista no posee nunca el carácter bona fide [de buena fe] que distinguía al del pródigo señor feudal, y en su trasfondo acechan siempre la más sucia de las avaricias y el más temeroso de los cálculos, su prodigalidad se acrecienta, no obstante, a la par de su acumulación, sin que la una perjudique necesariamente a la otra y viceversa. Con ello, a la vez, se desarrolla en el noble pecho del individuo capitalista un conflicto fáustico entre el afán de acumular y el de disfrutar

Ahora bien, ¿de qué elemento nuevo se surte la ganancia capitalista? El capitalista pone en marcha la división del trabajo, sin embargo, nadie se había dado cuenta hasta Marx de cómo era su ganancia, él lo nombra plusvalía:

… el patrón hace del trabajo una mercancía más. Entonces cuando el obrero dice” págame por el trabajo” este responde “yo te pago el trabajo” y ríe porque no le viene la ganancia de que no le pago el trabajo, viene de que el trabajo es transformado en mercancía y lo que no paga es el valor del trabajo como mercancía, paga el valor del trabajo.

¡Voltereta colosal! El capitalista no lo entendió hasta que Marx lo aisló, se regía por la ganancia, pero no entendía de dónde venía. Marx se lo explica, “lo que pasa es que usted le paga el trabajo realizado, pero usted no le agrega lo que hace con el trabajo como mercancía”. Su ganancia no es el trabajo más capital invertido, es el trabajo del capital más “el trabajo como mercancía”, es el plus, la plusvalía. Hasta que Marx no escribe “El capital” esto no se puede entender. Ahí es donde los obreros dicen: “queremos participar de la plusvalía”. Más aun, en el comunismo teóricamente se elimina la plusvalía. El capitalismo se vuelve capitalismo de estado. ¿Qué tiene esto que ver con el psicoanálisis?

José León Slimobich

En el Seminario 16 alguien le recuerda a Lacan que el objeto a de la pulsión es homológico a la plusvalía marxista, ¿qué quiere decir esto? Marx descubre que, con la división del trabajo, el hombre, el trabajador, produce más objetos de los que necesita, no puede calcular la cantidad de ellos en los que participa parcialmente. Es pagado como valor de trabajo, pero no con el valor de producto. Así, finalizando la jornada recibe un precio, pero hay un plus de objeto fabricado, ese plus va a parar al bolsillo del capitalista, como dice Lacan, el capitalista no se lo espera, simplemente ríe.

Por otra parte, en el ser humano, el infans, cuando recibe el alimento, cuando intenta satisfacer el hambre queda un resto de placer, algo le incita a seguir mamando, no solamente satisface la necesidad, sino que va más allá. En la medida en que la palabra va apareciendo la boca pasa de la función succionadora a la función invocativa, descubre así otra modo del placer en la boca. Por otra parte, como si fuera un input y un output, el infans percibe que a la vez que se alimenta también se le pide el escíbalo como producto, el control de esfínteres representa un dar o no dar, un soltar y retener, ahí Freud se da cuenta de que esta función de la pulsión representa el carácter. Es decir, le doy o no le doy, que es otra forma de controlar la relación con el otro. No deja de ser curioso que Freud establezca a raíz de esto la equivalencia escíbalo= dinero. Ahí es donde se establece cierto dominio sobre el otro.

Este dar o no dar también es privilegio del capitalista, aunque más tarde aclararemos la diferencia.

La mirada también se comporta como la voz, no se satisface con el objeto que mira, ni sabe por qué lo mira, simplemente lo hace. Esto es conocido por el mercado, el mercado produce continuamente espectáculo para captar la atención de cuantas más miradas mejor y durante el tiempo más extenso posible.

Así, intenta producir gadgets u objetos que capturen de la pulsión. Comida que entra por los ojos, e intenta satisfacer algo más que el hambre, aparatos de grabación más importantes que la voz propia, e imágenes seductoras que hacen que nos volvamos locos por imitarlas o parecernos a ellas. Todo un anticipo a cualquier vacilación y una forma de dirigir los gustos de masa que se componen por la captura y uniformidad del tiempo capturado.

La alianza entre el amo y la técnica es el giro que permite pasar desde el antiguo discurso del amo al discurso capitalista. Giro perverso, intercambio entre el amo como agente y el sujeto. Donde el amo pasa al lugar de la verdad, oculto así del lugar visible de la acción:

En el lugar de la producción tenemos esos gadgets que va produciendo la tecnociencia, y en el lugar del agente un sujeto susceptible de ser llenado con objetos de consumo. Esta perversión o cambio de términos no solamente los troca, sino que cambia el giro del discurso, convirtiéndose en un discurso que sólo se agota en sí mismo, no es un discurso que dialogue con los otros discursos, sino que aparentemente es autosuficiente, y oculta el significante amo o la orden a los ojos de cualquier racionalidad. Es por eso por lo que el éxito del capitalismo es haberse transmitido como imposible de ser relevado. En los últimos tiempos observamos con impotencia la imposibilidad de corregir su acción, si anteriormente en otras etapas del capitalismo había un amo visible, en la actualidad no se nos facilita ese visión, incluso el nuevo mesianismo en el caemos una y otra vez con gobiernos virados hacia la ultraderecha no son otra cosa que una vuelta al medievalismo con la esperanza de que se vuelva visible la figura de un culpable al que abatir. La competencia ya no se da en la lucha de clases, sino entre diferentes formas de habitar el capitalismo (financiero versus productivo).

Cuando Lacan afirma que el capitalismo tiende a reventar apunta a ese cambio de giro que ya no necesita del amor. El capitalismo es despiadado y produce desechos continuos. El valor mismo ya no es marcado por la cantidad de trabajo necesario para producir la mercancía, sino por la ambición y la sustracción, puestos ambos a una velocidad vertiginosa.

Los viejos elementos de localización de la racionalidad cartesiana: el espacio y el tiempo, han sido sustituidos por una única referencia huidiza, la velocidad. Paul Virilio, en su texto velocidad y política propone que para entender algo de la realidad actual no hay que dirigir el cursor a los elementos significantes clásicos, sino a pensar el elemento velocidad, posiblemente con un centro incentivador de la prisa que, a su vez es acéfalo y ansiógeno.

Hay un grupo crítico surgido en Alemania con diferentes autores como Robert Kurz, Anselme Jappe, Roswitta Schölz, etc., que basa esta velocidad en la crítica del valor en Marx y en las teorías del fetichismo. Bien, este grupo apunta a que el capitalismo produce dos límites, uno interno, a medida que aumentan la velocidad de los procesos se reduce el valor de la mercancía, y otro externo, ligado al anterior, los límites planetarios de acoger los restos de la producción sin que el planeta se vuelva cada vez más hostil.

Emilio Gómez

Dosier LetraHora: La lectura en la palabra

Destacado

José León Slimobich Pogarelsky y Emilio Gómez Barroso


Introducción

• El ser que habla, el ser hablante, es poema
• El analista lee en el texto, que le presenta el analizante
• Lo que se despliega en los juegos entre
el lenguaje y la lengua es la letra como plus de goce
• Lo real que solo puede “leerse” desde un discurso
• El goce está fuera del tiempo cronológico
• La escritura interviene en la palabra y el leer
se produce en ese acto, fuente del equívoco
• Los sueños: la lectura en sentido doble
• El escrito que surge en simultaneidad con su lectura
• El cuerpo como síntoma: fragmento significantizado del goce
•…no hay palabra sin escritura, ni escritura sin palabra. Y agregamos: no hay autor
• Ungrund (fundamento del fundamento). Nunca se tendrá

“Y aun cuando se haga confirmar por una jerarquía. ¿Qué jerarquía podría confirmarle como analista y darle ese certificado?(…) Repudio ese certificado: no soy un poeta, sino un poema. Y que se escribe, pese a que tiene aires de ser sujeto. ”
(Prefacio a la edición inglesa del seminario 11 de J. Lacan)


CURSO SOBRE LA PRÁCTICA DE LA LECTURA EN LA PALABRA

Sobre el paradigma del leer de José León Slimobich
Coordinación: Beatriz Reoyo y Emilio Gómez

Dirigido a quienes tengan interés en interrogarse acerca de la diferencia entre una escritura común, y aquella que escribe en la palabra. Esto funda, en la enseñanza de Lacan, una npráctica diferente, asentada en el discurso analítico. Lo que la escritura en el habla propone es una interferencia en la construcción fonológica del relato hablado. Dicho relato es texto para nuestro modo de abordarlo, camino hacia la letra. La letra que lee no progresa ni evoluciona, repite sin consideración, que es lo propio del goce. De esta repetición, surge el escrito que porta algo nuevo. Eso nuevo no le debe nada a la historia, a la cronología, no acepta las coordenadas del cálculo histórico con respecto al hito o al epos.

Con eso “Nuevo”, efecto de lectura en la repetición, el sujeto construye su entrada al mundo de la diferencia. Se aparta de la lengua materna, de la lengua impuesta en el hogar primitivo. Entra al mundo con ese objeto, la letra, de la mano. Esta entrada no se habla, no está en el registro fonológico, no participa del Otro. Es lo escrito que habla y hace semblante.

Elogio de la pandemia,

“Amigos y amigas queridos. Ayer partí rumbo a otro mundo, espero que mejor. Me fui silbando bajito, siempre con alegría. Cualquier cosa me escriben. ¡Un gran abrazo!”
José León Slimobich Pogarelsky

Así que finalmente no era el apocalipsis retratado en las pinturas holandesas ni en el alma de los que temen a Dios. Era una muerte escasa y anciana, encerrada humanidad en las paredes de la ciudad ausente de toda naturaleza. No se muere así no más, sin gloria alguna, sin un velorio, alguien que en presencia dice algo que suene a vivo del que ha muerto. Sobre las tumbas recientes no florecerá la vida, sino la permanencia del contagio, la peste que sigue …

Pero nada es negativo. Al trastocar el tiempo, al eliminarse toda la actividad desarrollada por los cuerpos en el espacio y el tiempo, tropezando unos a otros, buscándose para hallar consuelo a esta capacidad de justificar la existencia, llamémoslo amor, amistad, bajeza, ganas de reír o llorar y, sobre todo, la incapacidad de comprender por qué hemos, conjuntamente, todos, hemos llegado hasta aquí.

En pocas ocasiones el tiempo se extiende libre para gran parte de la humanidad, desde todas partes a todas partes, por fin se entiende lo que es la globalización. Se cierran las puertas, quedan limitadas las circulaciones, la intimidad es sugerida, el ocio necesario y se despiertan entonces, inclinaciones que estaban guardadas en la ausencia del tiempo eterno, del suceder igual de los días, de las distintas manifestaciones de lo mismo.

Esto sucede con la pandemia: se despiertan las escrituras. Psicólogos, educadores, sexólogos, periodistas, filósofos, políticos, economistas, infectólogos, profesionales de la estadística, del humor, de la canción, de las religiones apocalípticas, de las religiones del consuelo, de las medicinas alternativas son escritores, largan su papel impreso con reflexiones profundas, con verdades de a puño, como si los papeles se hubiesen puesto a soñar ideas, como este mismo que dice Elogio de la Pandemia.

He abierto los ojos y he visto. Inútil tiempo del encuentro cuando en la soledad encuentro, entre estas paredes el destino que espera por mí, no es la algarabía del otro, en lo cual concurre el olvido. El exterior, lo que se llama la vida normal, no es más que distracción, pedido de reconocimiento, acción para mostrar la existencia de algo que se llama con un nombre y que responde cuando lo dicen.

Elogio de la Pandemia, pues no necesito de ningún otro, y solo del almacenero de la vuelta de mi casa y apenas un par de zapatos en toda mi vida, para recorrer los metros que me separan de él. El resto es respirar seguro, mientras mi olfato recorre una y otra vez el olor distintivo de lo que contagia, el enemigo humano que quiere envenenarme con su corrupción, por las vía aéreas, como un patrón que castiga a su obrero o como un dios que olvida a su devoto.

No se distingue el día de la noche, la molicie del movimiento, el orden del desorden, pues en un sitio determinado, es igual. Nadie saldrá a juzgarme, nada me acucia, solo el yo, si así lo quiero, puede no dejarme en paz. Las pocas cosas que adquieren importancia se compone de las comida del día, cantidades y calidades, gustos e innovaciones, el tiempo del cual hablamos se desliza en los fuegos y se hace en los platos distintos. Es casi absurdo aquello que sucede y esto es lo mejor, el Elogio.

Un presidente, el del país más poderoso de la tierra, sugiere tomar insecticida para curar la maldición, el petróleo se regala como una prostituta avejentada en las plazas públicas, sin nadie que quiere tomarla, más que algún adolescente sin dinero, los muertos se juntan en las fosas comunes, y nada se dice, será igual a como era. Es otra virtud en lo que sucede: cómo se renueva el eterno enfrentamiento entre el bien y el mal. De un lado las muertes, la infección, los límites de lo humano, por el otro, la obediencia, el orden para que los contagios no se extiendan, al menos por ahora el prevalecer de la vida sobre la economía. Pero ya reacciona con vigor: falta dinero en sangre, que es la existencia sin el salario, porque como se sabe todos, absolutamente todos, somos proletario. ¿Acaso no lo dice así el dueño de los bancos …?» toda mi vida he trabajado, nadie me regaló nada»

Siempre el bien, el esfuerzo de los médicos, el brujo salvador, el chamán y del otro que se burla del aislamiento, el que lleva la peste donde va con total impunidad. El que dona su esfuerzo y su posibilidad material y el que hace pingües negocios con la necesidad imperiosa de sobrevivir que posee el humano, justamente porque sabe que puede querer desaparecer.

Elogio de la Pandemia, pues de ella son el taciturno, el ermitaño, el que no tiene futuro, el drogadicto, los que duermen mal, los hijos de familias desestructuradas, y los hijos de familias estructuradas que no fueron amados, los que fracasaron, los que cayeron, los que nunca subieron, los que saben que no, los ladrones, los esclavos de todo tipo, los que aún no han nacido, los que desean la muerte de los que odian y también los que se odian a sí mismos, pero cuidan su salud…. Y especialmente los escritores, que finalmente no necesitan sonreír durante el día, y tienen todo el tiempo para gozar con sus letras, sus ideas y fundamentos, para buscarle los pies al gato y también su maullidos escapando por los techos del nunca.

Se puede acusar de falta de compasión a los deudores de la pandemia, pero tienen su pequeña justificación: creen firmemente que todo esto que sucede en todo el universo conocido, a saber, la Tierra, es absoluta responsabilidad de eso que llaman el ser humano, otros el ser que habla, y otros no se sabe. Pero todas las denominaciones de ese objeto viviente llamado humanidad mata un niño cada 30 segundos por hambre…

Ahora, un interlocutor supuesto dirá que confundo las cosas y que son diferentes problemas. Esto es muy cierto: con la pandemia muero yo y no un niño confuso en una lengua extranjera. Confusión por partida doble y aún más porque cada muerte de la pandemia tiene número, pero… ¿qué número tiene aquel que no existe?

Escucho el rumor de los filósofos, los políticos, la gente culta que dice que esto que aquí se dice, en este Elogio de la Pandemia, es muy simple, que las cosas son más complejas, más confusas. Y por ello no comprende este escrito el ajedrez del mundo… que este Elogio de la Pandemia termina siendo un texto de la fe, de las buenas intenciones, de las conciencias que se lavan en el agua de la impotencia. Pero lo cierto de este Elogio es que insulta a los de siempre, los dueños de la tierra, del aire y del agua, que ejercen el odio y el deseo de muerte o más bien, que no molesten, que mueran en su lugar inferior, negros, pobres, mujeres golpeadas, mientras que denigran a los colectivos que intentan proteger, organizar y socorrer a los postergados de siempre, denigran los movimientos sociales, y a los gobernantes hechos de pueblo, que comprenden que todos, hombres y mujeres, y ricos y pobres, tienen miedo de morir, como si esperara el infierno o el peor de los castigos: desaparecer en un sin nombre.

Elogio de la Pandemia, pues el humano solo podrá llamarse a sí mismo, Elogio de la Pandemia, pues nos obliga a reflexionar sobre la injusticia y el dolor del mundo, aunque no queramos, aunque cerremos los ojos… y solo nos quedará abrazar al otro en la luz del mundo.

José León Slimobich
integrante de la revista Letrahora.

Este es un texto recogido de los archivos no publicados de José León Slimobich, en la medida en que podamos seguiremos publicando otros textos suyos y de miembros de la EAP.

Homenaje a José León Slimobich Pogarelsky

Destacado

7 de agosto de 2022

Pepe Slimobich

A los que ponen un lobo en su rostro cuando comen cordero
Ceux qui mettent un loup sur leur visage quand ils mangent du mouton
 Jacques Prevert

José León Slimobich (con b larga para respetar la grafía de la confusión migratoria) Pogarelsky, siendo un psicoanalista, pensador, militante y hacedor de cuerpos poéticos, presente en múltiples foros psicoanalíticos, eligió desde hace más de 30 años, pertenecer a la Escuela Abierta de Psicoanálisis.


Se alejó con firmeza de la purpurina política que otorgaban los escenarios multitudinarios para trabajar lo que él mismo, a través de la lectura viva de Freud y Lacan, llamó el paradigma del leer. Slimobich (con b larga) entendía muy bien que la política necesita de la visibilidad, de la imagen, y también que las apariencias engañan. Basó este paradigma en el campo de la ética (que se alimenta más de la voz y el corazón), por ello para él un seminario central era la ética del psicoanálisis, y no cedió a ninguno de los cantos de sirena que despertaban su quehacer clínico para incluirlo en las cortes monárquicas.


Tentado por el campo freudiano para un lugar en su jerarquía eligió embarcarse en la fundación de la Escuela Abierta de Psicoanálisis junto con otros compañeros. Eso le hizo encontrar lo sorprendente en lugares que tienen más que ver con el arrabal (como el tango, su música) que con la ciudad dormida. Esta Escuela se fundó bajo el modo asambleario no jerárquico, ni democrático, desde la voz de la asamblea cada uno tomaba decisiones para allanar el camino al texto de los nuevos sentidos.


No dudó en frenar, driblar, correr hacia adelante, hacia atrás, volar, con tal de combatir el aburguesamiento del diván. Fundamos también Letrahora en un momento político duro, la enésima crisis argentina, leída por él como el nuevo laboratorio mundial de la precariedad y huida de capitales hacia lugares sin miedo. También leyó el casamiento de la ciencia y el capital que traería la licuefacción de los polos, porque sabía muy bien que el amo cambia los rumbos del saber instrumental para aprovechamiento propio. Eso es discurso, compañeros, y no un saber psicológico de la letra psicoanalítica.


Una época dura como la actual nos conminó a todos al aislamiento, pero aún así seguimos estableciendo contacto a distancia, no deteniendo el trabajo analítico, ni siquiera el político, José León siempre estaba ahí para escuchar y alentar nuevas ideas, incluso echar unas risas, porque el humor no faltaba, y hay cosas que no se pueden comprar. Comenzaron desde ahí a aparecer dosier en Letrahora que expresaban la inquietud del nuevo orden y jornadas que la pantalla posibilitaba.


Es difícil traducir esto a otras lenguas, pues el significado se confunde cuando la voz suena familiar. La traducción funda el equívoco de cambiar el sentido de las cosas cuando las palabras se escriben de manera parecida, los falsos amigos del lenguaje y la política se surten de la fe y la desesperación, pero Pepe no era un hombre de fe y tampoco se dejaba llevar por la impaciencia. Sabía muy bien que la repetición era el lugar de lo inconsciente y que siempre aspira a la novedad, eso no le arredraba… Esperaba, pues su descanso era una letra que a los orillados nos transmitió como lugar de la desapropiación, de la desapropiación de sentido y de la desapropiación del yo. Un lugar vacío hecho de voz dormida, de mirada ciega, de resto y del sabor de inútil que marca el lenguaje poético y que permitió hacer cosas que ninguno de nosotros hubiéramos sabido hacer desde la reflexión y el pensamiento, decía: uno hace más con lo que no sabe que con lo que sabe, eso me llegó directo al corazón.


Implicaba esto ya una acción, la del no saber, la del no tener ni idea, transmitió muy bien que la posición del psicoanalista es no tener ni idea, y aun así no desesperar, lo importante es el discurso, no la normalidad.


Deja muchas cosas, muchos caminos abiertos, mucha letra viva y soñante, porque conocía muy bien que el sueño es un lugar atemporal donde habitan las letras por venir, quedan muchos pedazos rotos y ese lugar que dejó para ser hablado de nuevo.
Vaya nuestro sentimiento más cordial hacia la familia y amigos.


Un abrazo enorme amigo y compañero.


Emilio Gómez Barroso
Presidente de la Escuela Abierta de Psicoanálisis en España

Dosier Pandemias 2020

LEER ONLINE

Han participado en este dosier especial Pandemias

Emilio Gómez Barroso
Matías Buera
José Slimobich

Ricardo Forster
Jorge Cano y Susana Gómez
Miguel Romero, El Negrish
Gorka García Hernández
Mariano de Hossorno
José Luis Romero
Miguel Ángel Movilla

EDITORIAL

La expansión a escala mundial del COVID-19 o SARS-2 (síndrome respiratorio agudo), como lo denominan algunos autores, hace aparecer teorías que sostienen una nueva conspiración para producir desequilibrios económicos y rediseñar de nuevo el tablero de ganancias.

Hace tiempo que los más agoreros vaticinaban una nueva crisis del capitalismo, lo no calculado era el origen, tocado ya el sistema fiduciario, con guerras interminables abiertas en Oriente Medio ganando activos y la industria bélica funcionando sin freno alguno; estaba en juego desde hace tiempo la detención de la contaminación planetaria que, a pesar de los avisos reinantes y de las opiniones de los más expertos, no se lograba disminuir las emisiones de gases que licuaban a gran velocidad los hielos antárticos, provocando climas extremos y cambios de corrientes oceánicas que un día traían ambiente tropical para helar al día siguiente la atmósfera, con intervalos de clima desértico, calor diurno, frío intenso por la noche.

Nada ha sido capaz de poner freno a un modo de vida de desecho contínuo que llenaba el mar de microplásticos e invadía de residuos la cadena trófica. Continentes incendiados sin posibilidad de detener un fuego bíblico. Nadie se cuestionaba la muerte propia si la vida era ese continuum inevitable de éxtasis futuros. Ha sido una especie de miedo general lo que ha puesto freno a todo con la amenaza de dejar fuera de juego a muchas personas en el seno de la vida alegre. Ha sido el contagio, la imagen de la muerte de seres cercanos sin llegar a comprender demasiado lo exponencial y el múltiplo a nivel íntimo, no estamos preparados para eso.

Mientras tanto, es lo que toca, los medios de comunicación manejan la muerte como un algoritmo diario, mirando al cielo para que la campana de Gauss llegue a la cúspide y empiece a asomar la cola del elefante dormido.

Las calles se han llenado de patrullas que controlan los abrazos y los movimientos diarios de los ciudadanos, el comportamiento requerido es el aislamiento máximo y la reclusión domiciliaria, para el que pueda soportarla. La autoridad se ha introyectado, y las denuncias vienen de eso que se ha llamado policía de balcón, que arroja el odio de la masa silenciosa aleatoriamente a cualquier paseante sin preguntar ni establecer diferencias sobre las personas que no pueden soportar el aislamiento por causas muy diferentes.

Hay, en este momento, muchos hogares excluidos del nuevo orden provisional, que no sabemos hasta cuándo habitaremos. Pequeñas casas masificadas con el hándicap de vivir una cuarentena si algún miembro es contagiado. Mediante también la imposibilidad de conocer estadísticamente cómo se extiende la epidemia, puesto que no hay tests suficientes para comprobarlo. ¿Qué podemos aprender de esto?

  • Que el vínculo medicina-política no es lo mismo que la medicina a secas o la política abierta. Se establecen una serie de medidas, necesarias para una pandemia, pero el cálculo inconsciente de la muerte es otro. La muerte del otro añade un plus a la propia vida. La pulsión de muerte se articula como salvación de la vida subjetiva, hay algo íntimo que supone un más allá de la tanatocracia o el algoritmo sin rostro.
  • Que la educación no es simplemente cumplir con el curriculum académico, sino la interacción del juego.
  • Que el sujeto se subvierte al aislamiento cada vez mayor para preguntarse qué ocurre con la masa exterior.
  • Que el sistema por más que sea el mismo repetido tiene una historia con diferentes formas de habitarlo.
  • Que la clínica psicoanalítica no tiene que ver con la división alma-cuerpo, sino que existe una continuidad entre el interior y la piel, no existe más cuerpo que el cuerpo imaginario, la cercanía o lejanía del otro a través de los objetos pulsionales.

La crisis se ha convertido en espectáculo incierto. Mientras tanto son las redes cibernéticas las que han ocupado el lugar del cuerpo a cuerpo, los GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon), que iban tomando su lugar hegemónico en el mercado, se han convertido en necesarios, en sustitutos de la palabra cotidiana, con una reducción considerable del tiempo social, conexiones de apenas una hora por la eliminación de aquello que prorroga el cuerpo: “quédate un rato más”. Las preguntas a los expertos van más por el lado de si la red aguantará la ansiedad comunicativa que por la solución a la pandemia. El cine se ha vuelto la evasión necesaria para el descanso del pensamiento, sigue costando mucho en esta situación trabajar en un texto o pensar algo que tenga que ver con la cultura, ¿cuándo y cómo volverá el libro y el debate?
Se ha programado un nuevo orden psicótico para contener la pandemia, la normalización es la psicosis, así esos casos que antes escapaban a la normalidad son los que más soportan el aislamiento. La psicosis ya vivía en ese orden interior aislado de cualquier realidad común.

Mientras tanto, la pregunta sigue abierta ¿qué nuevo orden nos deparará el modo reciente de habitar el capitalismo? Es difícil pensar que un virus haya conseguido hacer la revolución suficiente, sigue en el horizonte la pregunta de Francis Fukuyama de si el fin del planeta coincidirá con el fin del capitalismo, es más fácil pensar la muerte del planeta que el fin del sistema. Así, y a pesar de todo, hay presiones desde el norte de Europa para dejar desabastecido financieramente el sur de Europa, cada palo que aguante su vela. De esta manera, las potencias pujantes en el nuevo capitalismo son las que están ayudando a los desesperados, China y Rusia enviando ayuda humanitaria a España e Italia, amenazados por los ministros de economía del norte de Europa, con Estados Unidos también intentando contener la acelerada expansión del virus.

¿Cómo sería este nuevo modo de habitar el capitalismo? ¿Un modo menos colonial y con más presencia económica que territorial? ¿Un modo de cierre de fronteras, incluso en Estados miembros de una misma unión? ¿Un capitalismo con tintes comunistas y algo más dictatorial? ¿Un panóptico donde nosotros mismos enchufamos la pantalla que nos vigila, llevando un poco más allá la pesadilla orwelliana?
El mundo tiene miedo ¿cuál será el siguiente paso?

Lacan: Estructuralismo y homología Plusvalía/plus de goce

Emilio Gómez Barroso

(una lectura de la introducción del seminario 16: “De otro al otro”)
La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras

Para demostrar esto sabemos que Lacan ha explorado otras ciencias con la intención de establecer la relación de los discursos con la verdad, así:

  1. Cuestiona el saber evolutivo producido desde la filosofía
  2.  Intenta que el psicoanálisis vuelva al espíritu freudiano. Los epígonos de Freud lo habían llevado a una realidad que falta a la verdad freudiana, a saber, que el psicoanalista está ubicado en el discurso de manera no jerárquica, ya que trata de hacer con el lenguaje algo que no termina en la persona, por más reconocimiento que se le prodigue.

Lacan comenta el nicho en el que la cultura le ha ubicado, inventándose ese neologismo que es “poubellication”, que alude a la vez al cubo de basura y a la aparición de un texto en el espacio público. En ese lugar, que nombra así, hay personajes, nada menos que de la talla de Samuel Beckett. Merece la pena repasar al menos sus ideas en el teatro, el absurdo, o leer la carta alemana.

http://lafogonera.blogspot.com/2011/02/carta-alemana-samuel-beckett-1937.html

en ella dice Beckett:

“Esperemos que llegue el día, gracias a Dios ya llegado en determinados círculos, en que la lengua se utilice con la máxima eficacia allí donde con mayor eficacia se inutiliza. Como no es posible eliminar la lengua de golpe y porrazo, al menos será preciso no dejar cabos sueltos que puedan propiciar su caída en descrédito. Abrir en ella un agujero tras otro hasta que lo que acecha detrás, sea algo, sea nada, comience a rezumar y a filtrarse.”

Parece ser que el término publicidad ya era muy usado desde el estructuralismo, sin embargo, Lacan le da una vuelta más, transforma lo público en la poubelle. Este término ya es un anuncio del lugar que ha de ocupar el analista con respecto a esas letras que van escribiendo en una escucha.

Lacan dice que no se siente mal en ese mercado inútil.

A Lacan, entonces se le identifica con el estructuralismo, con respecto al tratamiento del lenguaje. Esta teoría nace con un texto de Ferdinand Saussure titulado “Tratado de lingüística general”, trata en esencia de las relaciones entre lo fónico, lo escrito y la realidad y, por otra parte, de las diferentes cadenas del lenguaje, sincrónica, que tendría que ver con lo que sucede en la actualidad con el lenguaje y diacrónica, cuando se toman diferentes épocas en una misma lengua, incluidos aquí términos desaparecidos u olvidados que pueden volver en algún momento con otros sesgos.

En el momento que aparece una teoría se empiezan a constituir diferentes formas de abordarla, diferentes escuelas. Para el estructuralismo aparecen la Escuela de Praga, Escuela de Copenhague, incluso una escuela americana. Cada una desarrolla un aspecto diferente de la apertura estructuralista. Y Lacan dialoga con representantes de cada una de ellas.

Ubiquemos un poco su importancia, ya que nos va a ayudar a entender mejor lo que Lacan persigue. Lacan dice que él entiende el estructuralismo como una teoría de lo serio, entendamos por serio, no lo que es grave, sino aquello que puede hacer una serie con distintos elementos que anteriormente no se habían relacionado. ¿Por qué entender que solamente lo íntimo pertenece a lo interior y no tiene que ver con lo público? ¿Por qué lo insignificante, lo no- culto, no tiene relevancia en el lenguaje oficial? ¿Se decide el lenguaje en los despachos que lo hablan intentando respetar reglas fijas? ¿No hay una incidencia de lo público en lo íntimo y viceversa?

Se trata de una manera de abordar el lenguaje, cualquier tipo de lenguaje sin apelar a estructuras bastardas a él, ¿cómo se puede estudiar si no otras lenguas que poseen orígenes diferentes a las mayoritarias?

Estas ideas del estructuralismo se trasladan a otras disciplinas como la antropología. Es decir, la antropología comienza a utilizar la de oposición de términos y la contigüidad de los mismos, y también introduce en el lenguaje modos que habían sido orillados, como, por ejemplo, los cuentos y los mitos, observando rasgos comunes en culturas diferentes. Levi-Strauss introduce el estudio de la etnografía que parte de la lengua in situ y no de la tradición de estudiar lenguas y costumbres extrañas a nuestra cultura desde las casillas diseñadas por las lenguas de prestigio.

 Lacan, por tanto, se ubica en esa especie de polémica que intenta romper una tradición. Es desde ahí, desde donde comienza a extraer sus elementos de discurso.

Primero el sujeto. Tomemos frases del lenguaje en las que aparentemente no existe sujeto, la frase “llueve”, para un español es más impersonal, pero un francés le pone un sujeto “il pleut”, no es lo mismo el fenómeno meteorológico que lo que se hace con la lluvia, así no es lo mismo que llueva para un campesino que para un ingeniero de estructura hidráulicas, los dos hacen con la lluvia cosas diferentes. Es decir, en esa frase hay un pensamiento previo.

Es interesante ver el alcance del estructuralismo, incluso en la crítica social. Hay un texto de Jacques Prévert que se llama “La lluvia y el sol”,( Prévert era amigo de Lacan, poeta) en él hay un poema que se llama “escuchan gente de Vietnam”, cuando era una colonia francesa, Prévert relaciona las costumbres de la gente del Vietnam, primero con una especie de ditirambo, su actitud con el campo, con los elementos meteorológicos, para después hablar de la guerra de familias, y de algo tan lejano como la bolsa de Paris, está incluido en un todo, pero parece un mapa perfecto de las causas del Vietnam.

Pongamos algún fragmento:

“Esos seres inferiores/arquitectos bailarines pescadores mineros/…paisanos y pastores artesanos y portuarios…/Esos seres inferiores/ no sabían odiar más que al odio/no despreciaban más que al desprecio/Esos seres inferiores/ no temían a la muerte/tanto amaban al amor/tanto a la vida/…

Pero/había también venidos de muy lejos/los Monopolitanos/los de la Metrópoli y el atractivo de la ganancia/…y también los misioneros y los confesionarios/…De pronto los rápidos de la Historia arrastran/sus barcos de papel moneda…”

No es extraño pues que Lacan relacione al estructuralismo con la verdad como causa, aun así, muy lejos de las Weltanschaungen, muy lejos de las cosmogonías.

Entonces, Lacan exclama: ¿para qué tomarnos el trabajo?, no hay universo de discurso, sino más bien algo que está interrelacionado en base a los desplazamientos, a las metáforas y a algo que no deja de no estar como estructura.

He descrito los primeros elementos de la idea de discurso lacaniano, el sujeto, no como un yo, y también los significantes, ahora bien, Lacan arrima el significante, no al significado, sino al campo del discurso. ¿Qué quiere decir? Que no lo conecta con el significado, sino que la barra que introduce Saussure entre el significante y el significado es una barrera que se mantiene, no hay relación con el significado, el significante solamente representa al sujeto para otro significante, el sentido no lo otorga la relación arbitraria del significante con el significado. Este es el estructuralismo de Lacan, que de alguna manera se diferencia del de Saussure, del de Jakobson, Escuela de Praga, o Himselev de la Escuela de Copenhague.

Por otra parte, Lacan desarrolla aquello que tiene que ver con el objeto a. Hay algo que queda fuera del saber, y esto es muy interesante porque tiene que ver con la posición. Parte del pote de mostaza, ese pote que ya porta el nombre del contenido, ahora bien, nos dice que el contenido o la materia de que está hecho no es el significante, es decir, no es la sustancia que contiene lo que le da su valor de circulación, sino su hueco, el que haya sido vaciado, susceptible de ser llenado con cualquier cosa, eso es lo que hace que circule de un lugar a otro, eso es lo que queda como investigación incluso arqueológica, que el pote, la urna mortuoria, el tambor o cualquier objeto vaciado acabe en la estantería de un coleccionista, por ejemplo.  Eso es importante, volvamos a Jacques Prévert, el coleccionaba caja de fósforos, aparentemente un objeto que en sí mismo tiene un valor de uso. Pero lo interesante era la disposición que Prévert había encontrado para colocarlos a la vista, encajados unos con otros como haciendo un friso en su casa, ahí es donde se va la mirada, a un orden que atrae, el objeto no es el objeto en sí, sino eso que le hace ser atractivo a la mirada, eso que hace que muchos peguen sus ojos cuando aparece con su brillo, es decir lo atractivo del asunto es que el objeto captura la mirada.

Lacan recurre a Marx. Partamos de la división del trabajo. Uno de los éxitos del capitalismo es haber conseguido fragmentar el trabajo, para así con una especialización mayor, lograr que un grupo de trabajadores sean especialistas en fabricar, por ejemplo, patas de silla, otros, tableros para sentarse, otros acolcharlos, otro producir las espigas de ensamble, otro los tapones para no hacer ruido, otro barnizarlas para que duren y luzcan. En los orígenes del capitalismo ya, estos lugares donde se producían los diferentes pasos estaban alejados entre sí, muchas veces en diferentes localidades, en el caso de Holanda, por ejemplo. Esto lo narra Marx en el Capital, ahora bien, ¿cuál es el resultado?, el producto acabado. De la madera original se produce un objeto que baila en el mercado a la vista de todos, seduciendo como si fuera un espectáculo que nadie ha visto producirse en su totalidad. Su valor, el material que ha sido utilizado más las horas de trabajo que necesarias para su elaboración.

Ahora bien, las horas han sido pagadas a un valor, a cada manufacturero el suyo, cada cual ha producido unas cuantas unidades, sin pensar cuántas necesita él mismo, sino cuantas necesita el patrón. El exceso de producto sin pagar se lo embolsa alguien, eso es lo que se llama plusvalía, todo un síntoma. Aparentemente no hay nadie consciente que la produzca, sino que es un exceso del hacer que alguien se apropia, y esto es fundamental para el siguiente paso, la relación que existe con eso que se nombró como homológico y que es lo que nos interesa, el plus de gozar. De ahí es de donde extrae Lacan ese objeto “a”, de ahí y de el “más allá del principio del placer” freudiano, eso que queda tras el acto de nutrición o la mirada que se constituye precipitadamente porque nos muestra una imagen completa que no existía de antemano, y que devuelve una sensación de cuerpo alucinado, hecho de fragmentos que no están en el interior, sino en el exterior.

Ahora bien, ¿qué relación tiene el saber con todos estos elementos del discurso? ¿Esto se puede captar mediante cierto saber?  hemos visto muchas veces esa fórmula del discurso universitario. A Lacan le interesa ver qué relación tiene el saber con la verdad o con la satisfacción. Así comienza el primer seminario que dedica al discurso en esa fecha que ha supuesto muchos cambios en los Estados y en la forma de gobernarnos.

La Universidad está en crisis, crisis de su relación con los estudiantes, hay altercados y como saben el mayo del 68, Lacan se dirige a ellos y les da un lugar en el discurso, En relación con la verdad y la interpretación sin desligarles de ese objeto de goce:

Si el mercado de los saberes está tan especialmente sacudido por el hecho de que la ciencia le aporta esa unidad de valor que permite ahondar en lo que atañe a su intercambio hasta sus funciones más radicales, no es por cierto para que el psicoanálisis presente su propia dimisión, cuando puede perfectamente articular algo al respecto. Todos los términos empleados a propósito de esto, como el de no conceptualización, toda mención de no sé qué imposibilidad, solo designan la incapacidad de quienes los promueven. Sin duda la estrategia con la verdad, que es la esencia de la terapéutica, no puede residir como tal en ninguna intervención particular llamada interpretación. Sin duda en la práctica pueden hallar su oportunidad todo tipo de funciones particulares, juegos felices en el orden de la variable. Sin embargo, esta no es una razón para desconocer que solo tienen sentido si se sitúan en el punto preciso en que la teoría les da su fuerza.

Plusvalía y objeto a

Una clase de José León Slimobich

¿Qué tipo de saber trabaja el psicoanálisis? No voy a hacer retórica.

Cuando Freud inaugura el campo de la interpretación de los sueños, el psicoanálisis trae algo que hasta ese momento no podía ser considerado, que era el hecho de un saber que no se sabe, que bien dicho es un saber que no se sabe saber.

Esa redundancia, abre una retórica muy especial. Hay ahí una diferencia entre un saber que puede ser catalogado, ordenado, escrito alfabéticamente, almacenado, pensado y un saber que funciona bajo el modo de las hiancias, de los intervalos, de las imágenes coaguladas, de lo congelado, un saber del que solo tenemos trazas y que nos muestra que lo esencial funciona fuera de lo que pienso.

Lo que Freud trabaja primeramente son las escrituras. Estructura es un término que Freud no usa, pero al hablar de inhibición síntoma y angustia, de neurosis obsesiva, de los desarrollos económicos, del juego de las pulsiones, estamos determinados por estructuras de las cuales podemos decir que somos ignorantes.

Hay un deseo en el sujeto de identidad, yo soy yo, una propiedad de su ser, difícilmente acepta que es un efecto de estructura. ¿Qué quiere decir efecto de estructura? Que hay algo en él que no conoce. Lo que hace Lacan es introducir un elemento alrededor de su desarrollo. No creo en la teoría del desarrollo en Lacan, no creo en la teoría del progreso, pero avanza y retrocede sobre un elemento fundamental: el pasaje del deseo al goce.

La teoría del deseo está aposentada sobre la teoría de la falta, porque falta deseo, porque se reproduce la falta en tanto la prohibición la genera, la falta genera el deseo y ahí entramos enseguida en el sentido. Lo que se nos hace más difícil de pensar es que estamos recluidos en un lugar donde no falta nada. ¿Por qué? Porque obtiene el goce suficiente.

La teoría cambia en Lacan, cuando se produce el pasaje del deseo al goce, en los seminarios 18, 19,20, en momentos culminantes en relación a la teoría del saber, donde ubica al analista en un lugar muy diferente a todos los lugares donde hasta ese momento se lo había ubicado.

Ya Freud intentaba moderar el afán curativo de los profesionales que trabajan en el campo de la salud. ¿Para qué sirve esto? es una pregunta muy general. ¿Por qué? Porque no podemos pensar absolutamente nada fuera del valor. Todo tiene que tener un valor, si realizo un acto tiene que tener un valor, una operación del pensamiento tiene un valor, si leo un libro tiene un valor, un valor de goce, un valor de pensamiento, si gasto energía es para conseguir algo, si trabajo es para conseguir dinero, si voy al banco es para una transacción, si hago una transacción es para comprar algo.

Permanentemente estoy en el campo de la mercancía. La mercancía es a lo que Lacan apunta cuando trabaja el tema del goce. Lacan toma la producción del plus de gozar. Hay un momento en que Lacan dice que el discurso va del agente al otro, del otro a la producción y de la producción a la verdad. “Del agente al otro” es el goce y “la producción” es el plus de gozar. El goce produce un plus de gozar y el plus de gozar se nomina como objeto “a”, recuerden los términos de los cuatro discursos.

Es decir, que el goce de la producción científica culmina en la producción de objetos técnicos que hacen las veces de plus de gozar, gozamos del plus de gozar de la ciencia, que sería,  por ejemplo, el celular(el móvil) como ”hecho” y después se desdobla para que la ciencia siga detrás de la producción gozante alrededor del objeto a.

Lacan tiene que tomar el plus de gozar de algún lado, ¿de dónde lo toma? Lo toma del marxismo.  Marx dice que el producto, la mercancía, el producto de la fuerza del trabajo puesto en el lugar de la distribución de la venta cubre el valor de la fuerza del trabajo, si sumo fuerza del trabajo más capital obtengo ganancia, menos el desgaste de la máquina, el valor de las instalaciones etc. ¿de dónde viene la ganancia? Viene de la parte de la fuerza del trabajo no pagada que se considera como mercancía.

Lacan hace todo un pasaje y produce la teoría de los discursos.

Vayamos por partes, ese plus de gozar es una mercancía producida por una fuerza de trabajo, por un tiempo de trabajo, que le agrega un valor determinado a la mercancía, sólo se pagaría el trabajo empleado.

Por ejemplo, si esta mesa costó 8€ de trabajo, el material que se usó (madera etc.) costó 4€ y yo lo vendo a 12€ solo cobro el costo de la producción y por lo tanto el salario, permito que la fuerza del trabajo se reproduzca y nada más.

La pregunta es ¿De dónde viene la ganancia? la ganancia viene de que la fuerza del trabajo no solamente es fuerza del trabajo, es mercancía, entonces se le agrega un valor de mercancía a la fuerza del trabajo y se pliega sobre la mercancía producida. Entonces 8€+4€+3€. 8€ como trabajo, 4€ como capital y 3€ como plusvalía. Obtengo la ganancia de la mercancía de la fuerza del trabajo, eso es la plusvalía, yo pago lo que vale pero no el plus. El plus es el valor de mercancía de la fuerza del trabajo. El plus es la ganancia que produce por el hecho que el trabajo es mercancía.

Nadie lo tomo como lo hizo Marx, que entendió perfectamente que el patrón hace del trabajo una mercancía más. Entonces cuando el obrero dice” págame por el trabajo” este responde “yo te pago el trabajo” y ríe porque no le viene la ganancia de que no le pago el trabajo, viene de que el trabajo es transformado en mercancía y lo que no paga es el valor del trabajo como mercancía, paga el valor del trabajo.

¡Voltereta colosal! El capitalista no lo entendió hasta que Marx lo aisló, se regía por la ganancia pero no entendía de donde venía. Marx se lo explica, “lo que pasa es que usted le paga el trabajo realizado pero usted no le agrega lo que hace con el trabajo como mercancía”. Su ganancia no es el trabajo más capital invertido, es el trabajo del capital más “el trabajo como mercancía”, es el plus, la plusvalía. Hasta que Marx no escribe “El capital” esto no se puede entender. Ahí es donde los obreros dicen: “queremos participar de la plusvalía”. Más aun, en el comunismo teóricamente se elimina la plusvalía. El capitalismo se vuelve capitalismo de estado. ¿Qué tiene esto que ver con el psicoanálisis?

Lacan toma la plusvalía como un elemento central de la teoría y dice:” hay un plus de valor», que queda incorporado a la producción de goce.” Es decir que gozo, gozo, gozo y encuentro un plus de valor a ese goce. ¿Qué quiere decir? que justamente el plus de valor que encuentro es el de usar mi goce como semblante social. El modo de goce puede ser un semblante social.

Por ejemplo, el otro día en un bar, un tipo con cualquier cosa que decía se reía, él gozaba, pero lograba que los que estaban alrededor se sintieran felices porque también se reían, hay un plus de goce ahí, convocaba a una ganancia que no está incluida en su producción sino que logra un plus de gozar. Esto es una hiancia.

¿Cómo funciona el objeto a (plus de gozar)?

Cuando voy a análisis gozo, gozo de ir a hablar, de tratar de comprender, de asociar libremente, gozo de mi historia, recapitulándola, de mis recuerdos, lugar adecuado para eso. Soy causado por alguien que va a gozar de eso. El plus de gozar en el análisis, en el lugar del objeto a ¿por qué es el plus de gozar? Porque no tiene imagen, no tiene volumen, no tiene entidad, esto es el objeto a. El analista acompaña ese trabajo, pero sin embargo, él hace algo con eso ¿qué hace? En el seminario 19, Lacan dice: “¿el analista sabe?” radicalmente no, no es el sujeto supuesto saber de todo el desarrollo, el analista forcluye el saber, (Werverfung), lo ve y lo rechaza, lo expulsa, lo capta y lo echa, forclusion, represión, denegación[1].

Primer elemento a tener en cuenta: “el saber para el analista debe de ser expulsado”. Por lo tanto si yo creo que sé, lo veo con claridad, que el sujeto está una posición cualquiera, lo expulso. Esa es mi posición. ¿Por qué? Porque cualquier cosa que le diga, cualquier cosa que agregue, por ejemplo” lo que sucede es que su madre…” tiene sentido inmediatamente. Ya estamos en el sentido. El sentido que ocupa el lugar ahí del falo, ocupa el lugar de la realidad, esa es la realidad. No importa que sea una realidad que se evapora apenas salga del consultorio. El falo ahí es la realidad. El analista expulsa eso.

Lacan dice:” ahí viene, en el análisis, la dosificación de la angustia”, la angustia del analista. Porque el analista cuando no puede saber el sentido común, no puede agarrarse del sentido común ¿Qué hace? ¿Qué puede hacer? Esa es la pregunta que le acucia. Lacan dice expulsar el saber, echar el saber” y uno dice ‘¡pero dame algo! si no me puedo agarrar del saber, Lacan responde: “sí puedes agarrarte del saber pero para interrogar al sujeto en el lugar de la verdad”. ¿Cómo se hace eso?

Lacan propone pasar todo el bagaje del fonocentrismo lo pasa, ¿adónde lo pasa? busquen el referente, dice. ¿Qué es lo que realmente usted quiere decir? “todo lenguaje es una metáfora cuyo referente jamás será encontrado, el referente siempre es causa en psicoanálisis”[2]. Quiere decir que cuando encontramos un movimiento del lenguaje que nos permite ubicarlo, seguimos allí, desplazándonos. Werferfung es la palabra que emplea Lacan en el seminario 19, en el 18 habla del referente, dice el referente anulado, expulsado, todo decir es un decir metafórico, no hay manera de llegar al referente, no van a abordar el real por ahí.

¿Dónde deben de llegar? a las escrituras -no voy a volver a hablar de la escritura-. Hay dos tipos de escritura, la escritura alfabética, que está en los libros y una escritura diferida que congela el tiempo, anuda el tiempo, lo coagula.

Por ejemplo ese sujeto que dice ‘mi padre a los 7 años, me miro y me dijo…’entonces la pregunta que se le hace a ese sujeto que tiene 66 años es: ¿por qué el sujeto de una edad avanzada sigue recordando, de los cuatro años, de los 6 años? Porque está escrito, está escrito en una historia que no tiene continuidad, está escrito, coagulado en el tiempo, está en los socavones de la escritura.

Si tenemos, por ejemplo una muchacha andaluza, criada por una madre madrileña ¿Qué lengua va a hablar? ¿Una lengua andaluza que viene del árabe, con los faralaes, inspirada en los arabismos, lengua heredera de la mezcla de las lenguas árabes con el castellano? Esto me permite ver en un paciente en que época de la cultura habla. La estructura también funciona en la cultura, la cultura es el barniz de esa historia diferida.

La ciencia progresa y progresa, escribe formulas, escribe maneras de pensar que parecen ser actuales, sin embargo, llegamos a esta parte del mundo y pensamos ¿pero cómo es posible que la ultraderecha, el fascismo, la xenofobia, el odio al otro campen a sus anchas por el mundo?

¿Cuál es la transformación de la humanidad? Se dice que la máquina, el invento industrial, se dice que el trabajo. La gran transformación es la luz eléctrica porque revolucionó la forma trabajo. A partir de ahí se pudo trabajar doce o catorce horas diarias, antes no se podía trabajar tanto porque no había luz, no había manera de trabajar de noche. Con la luz el trabajo se vuelve inacabable. El gran invento que cambia el sistema de producción es la luz eléctrica. Lacan dice: “ustedes no se dan cuenta de la diferencia que hay cuando prenden el interruptor de la luz”[3]

Esto puede sonar a delirio, pero brinda la posibilidad de reflexionar la organización misma de la cultura. Voy a dar un ejemplo. Ustedes dirán que no hay manera de pensar al sujeto o al individuo fuera de la sociedad.

En América latina la corrupción campa a sus anchas, es un problema endémico. ¿De dónde viene la corrupción? Del virreinato, es una herencia de la corona española. Los cortesanos eran los señores que tramitaban los negociados. Esa misma estructura existe ahora. Uno diría ¡no, avanzó la cultura , la democracia en el pueblo, las instituciones, etc.., hay parlamentos, estamos mejorando etc.. Sí, seguro que estamos mejorando, no digo que no, pero hay estructuras que perviven tal como perviven imágenes de la infancia del sujeto, siguen produciendo efectos en el sujeto, siguen produciendo efectos en la sociedad. Y cuando analizamos es bueno ver, nosotros percibimos, cuando a veces vemos el recorrido de la historia del hombre, historia por ejemplo de la violencia, la violencia como parte de la historia del hombre, también de los primeros movimientos humanos que fue lo que más duro,los modos violentos que tiene la especie.

Volviendo a la práctica, no tenemos tantos casos donde podemos ver cómo ha jugado la cultura en la transmisión, por ejemplo de los modos que brinda la cultura al sujeto para su tiempo. ¿Cómo debe ser un niño o una niña? Hoy en día la cultura está transformando todo esto. Hace 20 años era impensable un modo de pensar que hoy esta aceptado. ¿Por qué? porque la cultura va transformando…por ejemplo los hombres tienen que adoptar nuevas formas de producción respecto de sus relaciones con las mujeres, porque las mujeres están planteando nuevas formas de producción sin el estado masculino, y les permite tranquilamente a las mujeres ocupar todos los lugares que quieren, ahora que está desapareciendo el trabajo, que no es necesario que los hombres ocupen esas posiciones, ahora que el poder del estado se fortalece y permite y amplia las formas de goce. Es decir, que el estado permite que las mujeres ocupen lugares que antes ocupaban los hombres, tranquilamente sin problema, ¡mientras no atenten contra la producción! Eso ni se os ocurra. Es decir que el estado masculino sigue conservando el criterio de propiedad y lo que hace es, si se puede decir así, masculinizar a la sociedad alrededor de los bienes, de los servicios, de las ganancias. Uno podría decir:’ saber esto no significa nada’, bueno más o menos no significa nada, no significa nada quiere decir que el estado no va a decir:” Jose, tienes razón vamos a cambiarlo todo” no es así por supuesto. Entonces en ¿qué sentido es importante? En el sentido que el análisis plantea una cuestión es: ¿hay algo por fuera del valor? ¿Algo que no sea instrumental?, que no sea valor de mercado, algo del sujeto.

Ese es el lugar donde el analista ubica las estructuras, en ese lugar donde, en el filo de la hiancia del goce, de la estructura del goce busca ubicar aquello de lo cual, mientras va acompañando el discurso concreto que se le presenta, la estructura del goce que se le presenta, va despejando cuestiones, va colaborando a reflexionar, va armando un dialogo, para destacar aquello que… Por ejemplo, se trata de una niña, una niña que es todo libertad, esa es la fiesta, hace lo que quiere , no respeta la ley etc. hasta que empieza a manifestarse la sexualidad, se queja de los dolores, de que hay que ver…, de que va a morir en el parto. ¿Qué es esto? Es una estructura victoriana. ¿Cuándo nosotros quedamos sorprendidos, que es? Es porque hemos sido tocados en la verdad. ¿Por qué? porque lo que entendemos no sirve para nada. Si le digo al paciente: “lo que pasa es que su madre la maltrató de pequeña y por eso se siente maltratada por el perro” ella dice “si, tiene razón, guau, guau.” ¿Qué hace? lo incorpora, se alimenta. ¿Qué dice lacan? Mis escritos no son para ser entendidos ¿Por qué? Porque lo que no entiendo es lo que me afecta, lo que entiendo no me afecta. Uno podría decir pero, bueno uno debe entender algo, sería mejor un psicoanálisis claro, que todo el mundo entienda. Estoy tratando de mostrarles el efecto de textos que a veces son difíciles para nosotros mismos, eso que es el efecto de conmoción de nuestro goce. Por ejemplo: los actos de solidaridad son del nacimiento del lenguaje, cuando dos cazadores perseguían una pieza, ¿cómo hacían para entenderse? Sino por cooperación entre ellos. De otra manera, nosotros le decimos al sujeto que debe progresar, que debe ser competitivo, es lo que el capital dice. Los países que se han desarrollado y las especies que han subsistido son las especies que han sabido competir y ganar, los demás se han perdido, esto es la selección natural. Esto no es así, muchas de las especies, gran parte de las especies que sobrevivieron es porque establecieron colaboración con otras especies.

El criterio individualista competitivo que tanto habita el psicoanálisis, por otra parte, es porque el psicoanálisis es algo que nos lleva a tratar de entender, eso es un problema, tenemos que tratar de entender desesperadamente y eso nos lleva a establecer una competencia a veces delirante con el otro. De hecho hay un yacimiento, el cual va a llegar a ser mítico, donde hay huesos mezclados de lobos, hombres, y perros salvajes. Según la teoría hubo una alianza ocasional entre lobos y hombres, es decir el diálogo con los animales existe. Con los perros ni les digo.

Recuerdo una analizante que comentaba que el perro venía con la correa y ladraba y ladraba y paraba, al rato volvía con la correa y ladraba y ladraba y  decía “el perro me dice ¡vamos!¡ a pasear, a pasear!”, y vuelvo a la casa y estoy cansada y el perro ladrando, ya no doy más. Le dije que tuviese cuidado. Ella por supuesto esto me lo cuenta pensando que me voy a escandalizar por que el perro le hable, al contrario ¿por qué me voy a escandalizar? ¿Cómo no le va a hablar el perro? Si ella me dice que el perro le habla por supuesto que le habla, ¿por qué no la voy a creer? Es un perro pequeño, no es un doberman. En este caso esta mujer dice “me contó una amiga que un perro le mordió la cara.” Sesión siguiente viene y dice:” ¡qué inteligente es mi perro, como se dio cuenta de que yo había hablado de él!” Cuando llegue el perro intuyo que yo había hablado, por lo tanto se calmó, estaba en un rinconcito todo manso y dócil, ahora el perro está comiendo con el gato. Ustedes dirán que es todo un delirio y un cuento, les juro que es verdad. El perro se había dado cuenta que ella había ido al analista y que ella había hablado y  que el analista le había hablado del perro y ella había entrado a su casa con otra actitud y otra  mirada y  el perro se había dado cuenta, y se quedó tranquilo.

Ahora fíjense ustedes si uno hubiese sabido, ¿qué es una psicosis? Los perros no hablan, los perros y ningún animal. Ella no es una psicótica ¿Por qué? porque una psicótica diría ¡esto es así! El psicótico es un amo, un amo despótico, un amo del goce, de la certeza. Si yo anticipo mi saber, tapono, simplemente lo tapono. Cuanto más nos despojamos de los abalorios del saber más cerca estamos de poder escuchar las escrituras que por un lado son históricas y por otro toman semblante; por ejemplo el sujeto viene y dice “yo sufrí mucho…mis padres me maltrataron y bla bla bla…y por el rabillo del ojo mira a ver qué hace el analista. Si el analista por ejemplo bosteza, el paciente goza: el analista no me ha escuchado y empieza a sufrir, si el analista se rasca la cabeza, el paciente goza, haga lo que haga el analista, el paciente goza. Haga lo que haga es el plus de gozar.  Ahora bien ¿cuál es el problema? Si goza demasiado empieza el sufrimiento por ejemplo si el analista es enganchado por el plus de gozar y pasa del lado del analizante y empieza a torturarlo con el tiempo, estira el tiempo de la sesión , ahora no puede cortarlo, habla y no puede cortarlo. El único trabajo del analista es inyectar una voz, no es el sentido de lo que dice, lo que dice no tiene ninguna importancia, es meter ahí, corte y cambio, es el movimiento que hace Lacan respecto al nudo, cuando se corta se arma una nueva nodalidad.

Si uno piensa ¿quién soy yo? Soy el número tal del DNI, licenciado, mi seguro médico, mi jubilación si la tengo, el número de cuenta corriente, el domicilio. No sé si vieron en las películas norteamericanas: ¡soldado John Ritter número 387 958, ¡señor, si señor! Es lo único que tiene que decir. Soy eso.  Ese soy yo, después tengo que andar buscando mi alma o sea buscando goce, un plus de goce, mi manera de gozar, ¿el resto?: pertenezco al estado.

  El analista ha de captar ese lugar de la estructura, que es una estructura fundamental, una estructura donde el sujeto esta medido, sopesado, juzgado. El psicoanálisis nos permite visualizar el poco de ser que hay, el poco de ser de alguien. ¿Qué es ese poco de ser? Es todo, mi goce. ¿Adónde ha llegado el capital en su extremaunción de producción?

Ha llevado al sujeto a dos puntos:

Claramente es el fetichismo de la mercancía, coche, viajes, muebles, la luz etc. el buen vivir adornado de fetichismo. Por ejemplo la muestra que igual conocen, la muestra que armo Miguel Ezpaña en Nueva York un artista de Madrid. No tuvo mucha difusión, hizo trescientos frascos de pollas en vinagre y los vendió a trescientos euros. Y se llamó así la exposición:            “pollas en vinagre”, en Nueva York.

¿Cómo se salva uno de todo esto? No hay manera de salvarse excepto por un pequeño reducto que no tiene nada que ver con que esté en la realidad o no. Por ejemplo, un poeta que dice “poned en mi tumba un bote salvavidas, porque uno nunca sabe”, morir nos morimos todos, pero la mayoría no pone un bote salvavidas porque nadie cree que va a venir la famosa resurrección.

Esto es muy interesante, quizás cuando un analizante dice “tengo miedo del amor”, ¿Quién no ha tenido miedo del amor? el amor y el miedo son socios, por eso tiemblo cuando voy análisis, trato de hacer cosas con eso. Estoy en la posición de la transferencia[4].

Los seminarios 18, 19 y 20 van en este orden:

En el 18, el referente, la ausencia del referente

En el 19, la verdad en relación al saber

En el 20 el problema del amor de transferencia. Fundamentalmente un goce, un goce que no se hace material, un goce femenino que esta fuera de la ley del falo, que no entra en la circulación fálica, no entra en el concepto de realidad, es algo que nos desafía…

Por ejemplo, un paciente anciano que empezó una actividad lúdica, hace un cursito de pintura y toma a un gran maestro que es muy caro. Sus hijos y su mujer dicen que está loco y él dice” ¿a mí que me importa? Si me voy a morir pronto, prefiero hacerlo con un gran maestro.” A eso lo llamo yo, el sujeto que atraviesa tranquilamente el miedo,¡ ya está! Ya es muy tarde, seguramente hay cosas para las cuales ya sea muy tarde, pero al menos no eso, eso no. Eso no, no se trata de la falta, se trata de eso no. No sé si conoceré Marte, quizás sea tarde, pero seguramente no es tarde para conocer a mi vecino, para cruzar la calle, no es tarde para que sea tarde.

La estructura es una estructura donde fundamentalmente el sujeto capta que el Otro no existe, por ejemplo, uno se dirige al otro bajo la súplica ¡ayúdame! ¿Qué tipo de ayuda espera? ¿La limosna o la mano? Es una decisión a tomar.

 – Pregunta: ¿habría algo fuera del valor? No sería fácil encontrar algo por fuera del valor

Yo encuentro algo fuera valor cuando estoy despistado. Cuando estoy despistado. Tú decías, un ejemplo, es un ejemplo. Ahora tienes razón, habitualmente nos duermen los discursos sociales, como dice Lacan. Al sujeto los discursos sociales lo toman en su circuito, lo uno no descarta lo otro, así es el juego. El sujeto tiene la posibilidad de llevar hacia si eso que lo constituye en un lugar que no es del mercado. Es invalorable en un análisis, algo que el capital no puede atajar. Uno dice” ¡no, pero si no hay nada! Sí, eso por ejemplo. Entre la mano que da y la que toma, la inexpresable nada. Uno puede decir ¡pero todo eso es poético! Claro. A veces sentimos con el otro. Por ejemplo, la risa compartida. ¿Hay algo que tenga menos valor de mercado que la risa compartida con el otro? Cuando dos amigos o un grupo de gente ríe frente a algo, eso no tiene ningún valor en ese momento, más que ese encuentro con la risa, como lugar soberano de la metáfora donde hay algo que traspaso un plus de gozar.

Yo extraño mucho la gracia de Andalucía. Antes se encontraba en los bares, en los lugares y ahora ya no es así,

 – sobre el amor.

– El odio y el amor van unidos, lo podemos ver en el amor de transferencia. Lo podemos ver en todas las maniobras que el sujeto hace frente al analista al cual intentan presionar, retener, expulsar, convencer de una cosa u otra, intentan dramatizar sobre una cosa de su vida etc., hay un poder en juego. Había un paciente de Lacan que había estado en la guerra de Indochina que decía que nunca, en una misión en Indochina había sentido el terror que había sentido en la antesala del consultorio de Lacan.

El analista ocupa el lugar del plus de gozar y es por lo que me causa, cualquier cosa se puede convertir en mi plus de gozar. Por ejemplo gana mi equipo favorito y salgo a la calle y mato a gente en homenaje a eso, porque hay un plus de gozar que está en juego en la ganancia de mi equipo, en que mi equipo gane. El analista goza de un plus de gozar que viene de la producción de goce. El lenguaje goza y eso produce un plus, el analista capitaliza ese plus, ese es el poder que el analista tiene. No es tanto como amo sino como plus de gozar. El goza como sea, pero eso también le produce un sufrimiento, porque yo gozo de su goce. El goce y el sufrimiento van unidos, están en el lindero. Yo le hablo a mi analista, le hablo de mi historia, llega un momento en que le hablo de mí, después le hablo de mi a él, y finalmente la hablo a él. Esa etapa donde le habla al analista de tú a tú, donde el analista ya no dice nada, ya ni se esperan comentarios de él, ¿por qué? Porque el análisis ya ha culminado. Ese movimiento que es 1º le hablo de mí, luego de mí a él 2º movimiento y finalmente le hablo a él y después hablo con él. El otro día casualmente una analizante me dijo:” me vi tan triste, tan fea tan gorda horrible y tan espantosa y después de un rato pensé: bueno ya está”

Insisto, en ese trabajo del plus de gozar se llega a lugares únicos, el sujeto llega a lugares únicos. Para el sujeto lo más difícil es desprenderse de ese modo de gozar que le ofrece el otro. Por ejemplo a través del insulto, insulta al otro y entonces el otro va a entrar. Si yo lo insulto el otro va a entrar, porque toca al narcisismo. El fetichismo es la mercancía, el primer gran orientador, y lo segundo es el narcisismo. Cuando me tocan así reacciono y fortalezco al otro. Rebajo el narcisismo cuando no contesto, no es que atente contra el otro, me cubro del otro. Esto tiene un límite entendámonos.


[1] Jacques Lacan: “Seminario 19: De otro al otro” cap.9

[2] Jacques Lacan: “Seminario 20: Aún”

[3] Jacques Lacan: “Seminario 4: Las relaciones de objeto”

[4] Jacques Lacan: “Seminario XX: Aún”