Dosier Tres Pases

Destacado

Dosier LetraHora: Revista Psicoanálisis.
junio de 2023

El dispositivo del pase planteado
por Jacques Lacan …….. 03-05
José León Slimobich Pogarelsky
Sobre el funcionamiento de
cartel del jurado de pase …….. 06-07
F. Grinberg/M. Duro/P. Garrofe/B. Reoyo/P. Monkobodzky
Pase 1. Seguir al pez en su nado vivo…… 08-18
Beatriz Reoyo
Documento para el jurado del Pase .. … .19-21
Antonia Torres
Resolución del cartel de jurado del pase… … 25-28
Escuela Abierta de Psicoanálisis
Pase 2. La belleza de un agua enferma… … 29-33
Andrea Udiales
Testimonio del pase Andrea Urdiales… … 34-37
Antonia Torres
Testimonio del pase Andrea Urdiales… … 37-43
Fabiana Grinberg
Resolución del cartel de Jurado de Pase… … 44-48
Escuela Abierta de Psicoanálisis
Pase 3. LA TRAMA DEL TRAUMA.
Del sentido a la poca cosa.. … 49-53
Carolina Laynez
Texto para el cartel de jurado del pase. .. … 53-57
Laura Alonzo
Texto para el cartel de jurado del pase. .. … 58-60
Emilio Gómez
Resolución del cartel de Jurado de Pase. ….. 60-64
Escuela Abierta de Psicoanálisis

Dosier LetraHora: La lectura en la palabra

Destacado

José León Slimobich Pogarelsky y Emilio Gómez Barroso


Introducción

• El ser que habla, el ser hablante, es poema
• El analista lee en el texto, que le presenta el analizante
• Lo que se despliega en los juegos entre
el lenguaje y la lengua es la letra como plus de goce
• Lo real que solo puede “leerse” desde un discurso
• El goce está fuera del tiempo cronológico
• La escritura interviene en la palabra y el leer
se produce en ese acto, fuente del equívoco
• Los sueños: la lectura en sentido doble
• El escrito que surge en simultaneidad con su lectura
• El cuerpo como síntoma: fragmento significantizado del goce
•…no hay palabra sin escritura, ni escritura sin palabra. Y agregamos: no hay autor
• Ungrund (fundamento del fundamento). Nunca se tendrá

“Y aun cuando se haga confirmar por una jerarquía. ¿Qué jerarquía podría confirmarle como analista y darle ese certificado?(…) Repudio ese certificado: no soy un poeta, sino un poema. Y que se escribe, pese a que tiene aires de ser sujeto. ”
(Prefacio a la edición inglesa del seminario 11 de J. Lacan)


CURSO SOBRE LA PRÁCTICA DE LA LECTURA EN LA PALABRA

Sobre el paradigma del leer de José León Slimobich
Coordinación: Beatriz Reoyo y Emilio Gómez

Dirigido a quienes tengan interés en interrogarse acerca de la diferencia entre una escritura común, y aquella que escribe en la palabra. Esto funda, en la enseñanza de Lacan, una npráctica diferente, asentada en el discurso analítico. Lo que la escritura en el habla propone es una interferencia en la construcción fonológica del relato hablado. Dicho relato es texto para nuestro modo de abordarlo, camino hacia la letra. La letra que lee no progresa ni evoluciona, repite sin consideración, que es lo propio del goce. De esta repetición, surge el escrito que porta algo nuevo. Eso nuevo no le debe nada a la historia, a la cronología, no acepta las coordenadas del cálculo histórico con respecto al hito o al epos.

Con eso “Nuevo”, efecto de lectura en la repetición, el sujeto construye su entrada al mundo de la diferencia. Se aparta de la lengua materna, de la lengua impuesta en el hogar primitivo. Entra al mundo con ese objeto, la letra, de la mano. Esta entrada no se habla, no está en el registro fonológico, no participa del Otro. Es lo escrito que habla y hace semblante.

Elogio de la pandemia,

“Amigos y amigas queridos. Ayer partí rumbo a otro mundo, espero que mejor. Me fui silbando bajito, siempre con alegría. Cualquier cosa me escriben. ¡Un gran abrazo!”
José León Slimobich Pogarelsky

Así que finalmente no era el apocalipsis retratado en las pinturas holandesas ni en el alma de los que temen a Dios. Era una muerte escasa y anciana, encerrada humanidad en las paredes de la ciudad ausente de toda naturaleza. No se muere así no más, sin gloria alguna, sin un velorio, alguien que en presencia dice algo que suene a vivo del que ha muerto. Sobre las tumbas recientes no florecerá la vida, sino la permanencia del contagio, la peste que sigue …

Pero nada es negativo. Al trastocar el tiempo, al eliminarse toda la actividad desarrollada por los cuerpos en el espacio y el tiempo, tropezando unos a otros, buscándose para hallar consuelo a esta capacidad de justificar la existencia, llamémoslo amor, amistad, bajeza, ganas de reír o llorar y, sobre todo, la incapacidad de comprender por qué hemos, conjuntamente, todos, hemos llegado hasta aquí.

En pocas ocasiones el tiempo se extiende libre para gran parte de la humanidad, desde todas partes a todas partes, por fin se entiende lo que es la globalización. Se cierran las puertas, quedan limitadas las circulaciones, la intimidad es sugerida, el ocio necesario y se despiertan entonces, inclinaciones que estaban guardadas en la ausencia del tiempo eterno, del suceder igual de los días, de las distintas manifestaciones de lo mismo.

Esto sucede con la pandemia: se despiertan las escrituras. Psicólogos, educadores, sexólogos, periodistas, filósofos, políticos, economistas, infectólogos, profesionales de la estadística, del humor, de la canción, de las religiones apocalípticas, de las religiones del consuelo, de las medicinas alternativas son escritores, largan su papel impreso con reflexiones profundas, con verdades de a puño, como si los papeles se hubiesen puesto a soñar ideas, como este mismo que dice Elogio de la Pandemia.

He abierto los ojos y he visto. Inútil tiempo del encuentro cuando en la soledad encuentro, entre estas paredes el destino que espera por mí, no es la algarabía del otro, en lo cual concurre el olvido. El exterior, lo que se llama la vida normal, no es más que distracción, pedido de reconocimiento, acción para mostrar la existencia de algo que se llama con un nombre y que responde cuando lo dicen.

Elogio de la Pandemia, pues no necesito de ningún otro, y solo del almacenero de la vuelta de mi casa y apenas un par de zapatos en toda mi vida, para recorrer los metros que me separan de él. El resto es respirar seguro, mientras mi olfato recorre una y otra vez el olor distintivo de lo que contagia, el enemigo humano que quiere envenenarme con su corrupción, por las vía aéreas, como un patrón que castiga a su obrero o como un dios que olvida a su devoto.

No se distingue el día de la noche, la molicie del movimiento, el orden del desorden, pues en un sitio determinado, es igual. Nadie saldrá a juzgarme, nada me acucia, solo el yo, si así lo quiero, puede no dejarme en paz. Las pocas cosas que adquieren importancia se compone de las comida del día, cantidades y calidades, gustos e innovaciones, el tiempo del cual hablamos se desliza en los fuegos y se hace en los platos distintos. Es casi absurdo aquello que sucede y esto es lo mejor, el Elogio.

Un presidente, el del país más poderoso de la tierra, sugiere tomar insecticida para curar la maldición, el petróleo se regala como una prostituta avejentada en las plazas públicas, sin nadie que quiere tomarla, más que algún adolescente sin dinero, los muertos se juntan en las fosas comunes, y nada se dice, será igual a como era. Es otra virtud en lo que sucede: cómo se renueva el eterno enfrentamiento entre el bien y el mal. De un lado las muertes, la infección, los límites de lo humano, por el otro, la obediencia, el orden para que los contagios no se extiendan, al menos por ahora el prevalecer de la vida sobre la economía. Pero ya reacciona con vigor: falta dinero en sangre, que es la existencia sin el salario, porque como se sabe todos, absolutamente todos, somos proletario. ¿Acaso no lo dice así el dueño de los bancos …?» toda mi vida he trabajado, nadie me regaló nada»

Siempre el bien, el esfuerzo de los médicos, el brujo salvador, el chamán y del otro que se burla del aislamiento, el que lleva la peste donde va con total impunidad. El que dona su esfuerzo y su posibilidad material y el que hace pingües negocios con la necesidad imperiosa de sobrevivir que posee el humano, justamente porque sabe que puede querer desaparecer.

Elogio de la Pandemia, pues de ella son el taciturno, el ermitaño, el que no tiene futuro, el drogadicto, los que duermen mal, los hijos de familias desestructuradas, y los hijos de familias estructuradas que no fueron amados, los que fracasaron, los que cayeron, los que nunca subieron, los que saben que no, los ladrones, los esclavos de todo tipo, los que aún no han nacido, los que desean la muerte de los que odian y también los que se odian a sí mismos, pero cuidan su salud…. Y especialmente los escritores, que finalmente no necesitan sonreír durante el día, y tienen todo el tiempo para gozar con sus letras, sus ideas y fundamentos, para buscarle los pies al gato y también su maullidos escapando por los techos del nunca.

Se puede acusar de falta de compasión a los deudores de la pandemia, pero tienen su pequeña justificación: creen firmemente que todo esto que sucede en todo el universo conocido, a saber, la Tierra, es absoluta responsabilidad de eso que llaman el ser humano, otros el ser que habla, y otros no se sabe. Pero todas las denominaciones de ese objeto viviente llamado humanidad mata un niño cada 30 segundos por hambre…

Ahora, un interlocutor supuesto dirá que confundo las cosas y que son diferentes problemas. Esto es muy cierto: con la pandemia muero yo y no un niño confuso en una lengua extranjera. Confusión por partida doble y aún más porque cada muerte de la pandemia tiene número, pero… ¿qué número tiene aquel que no existe?

Escucho el rumor de los filósofos, los políticos, la gente culta que dice que esto que aquí se dice, en este Elogio de la Pandemia, es muy simple, que las cosas son más complejas, más confusas. Y por ello no comprende este escrito el ajedrez del mundo… que este Elogio de la Pandemia termina siendo un texto de la fe, de las buenas intenciones, de las conciencias que se lavan en el agua de la impotencia. Pero lo cierto de este Elogio es que insulta a los de siempre, los dueños de la tierra, del aire y del agua, que ejercen el odio y el deseo de muerte o más bien, que no molesten, que mueran en su lugar inferior, negros, pobres, mujeres golpeadas, mientras que denigran a los colectivos que intentan proteger, organizar y socorrer a los postergados de siempre, denigran los movimientos sociales, y a los gobernantes hechos de pueblo, que comprenden que todos, hombres y mujeres, y ricos y pobres, tienen miedo de morir, como si esperara el infierno o el peor de los castigos: desaparecer en un sin nombre.

Elogio de la Pandemia, pues el humano solo podrá llamarse a sí mismo, Elogio de la Pandemia, pues nos obliga a reflexionar sobre la injusticia y el dolor del mundo, aunque no queramos, aunque cerremos los ojos… y solo nos quedará abrazar al otro en la luz del mundo.

José León Slimobich
integrante de la revista Letrahora.

Este es un texto recogido de los archivos no publicados de José León Slimobich, en la medida en que podamos seguiremos publicando otros textos suyos y de miembros de la EAP.

Homenaje a José León Slimobich Pogarelsky

Destacado

7 de agosto de 2022

Pepe Slimobich

A los que ponen un lobo en su rostro cuando comen cordero
Ceux qui mettent un loup sur leur visage quand ils mangent du mouton
 Jacques Prevert

José León Slimobich (con b larga para respetar la grafía de la confusión migratoria) Pogarelsky, siendo un psicoanalista, pensador, militante y hacedor de cuerpos poéticos, presente en múltiples foros psicoanalíticos, eligió desde hace más de 30 años, pertenecer a la Escuela Abierta de Psicoanálisis.


Se alejó con firmeza de la purpurina política que otorgaban los escenarios multitudinarios para trabajar lo que él mismo, a través de la lectura viva de Freud y Lacan, llamó el paradigma del leer. Slimobich (con b larga) entendía muy bien que la política necesita de la visibilidad, de la imagen, y también que las apariencias engañan. Basó este paradigma en el campo de la ética (que se alimenta más de la voz y el corazón), por ello para él un seminario central era la ética del psicoanálisis, y no cedió a ninguno de los cantos de sirena que despertaban su quehacer clínico para incluirlo en las cortes monárquicas.


Tentado por el campo freudiano para un lugar en su jerarquía eligió embarcarse en la fundación de la Escuela Abierta de Psicoanálisis junto con otros compañeros. Eso le hizo encontrar lo sorprendente en lugares que tienen más que ver con el arrabal (como el tango, su música) que con la ciudad dormida. Esta Escuela se fundó bajo el modo asambleario no jerárquico, ni democrático, desde la voz de la asamblea cada uno tomaba decisiones para allanar el camino al texto de los nuevos sentidos.


No dudó en frenar, driblar, correr hacia adelante, hacia atrás, volar, con tal de combatir el aburguesamiento del diván. Fundamos también Letrahora en un momento político duro, la enésima crisis argentina, leída por él como el nuevo laboratorio mundial de la precariedad y huida de capitales hacia lugares sin miedo. También leyó el casamiento de la ciencia y el capital que traería la licuefacción de los polos, porque sabía muy bien que el amo cambia los rumbos del saber instrumental para aprovechamiento propio. Eso es discurso, compañeros, y no un saber psicológico de la letra psicoanalítica.


Una época dura como la actual nos conminó a todos al aislamiento, pero aún así seguimos estableciendo contacto a distancia, no deteniendo el trabajo analítico, ni siquiera el político, José León siempre estaba ahí para escuchar y alentar nuevas ideas, incluso echar unas risas, porque el humor no faltaba, y hay cosas que no se pueden comprar. Comenzaron desde ahí a aparecer dosier en Letrahora que expresaban la inquietud del nuevo orden y jornadas que la pantalla posibilitaba.


Es difícil traducir esto a otras lenguas, pues el significado se confunde cuando la voz suena familiar. La traducción funda el equívoco de cambiar el sentido de las cosas cuando las palabras se escriben de manera parecida, los falsos amigos del lenguaje y la política se surten de la fe y la desesperación, pero Pepe no era un hombre de fe y tampoco se dejaba llevar por la impaciencia. Sabía muy bien que la repetición era el lugar de lo inconsciente y que siempre aspira a la novedad, eso no le arredraba… Esperaba, pues su descanso era una letra que a los orillados nos transmitió como lugar de la desapropiación, de la desapropiación de sentido y de la desapropiación del yo. Un lugar vacío hecho de voz dormida, de mirada ciega, de resto y del sabor de inútil que marca el lenguaje poético y que permitió hacer cosas que ninguno de nosotros hubiéramos sabido hacer desde la reflexión y el pensamiento, decía: uno hace más con lo que no sabe que con lo que sabe, eso me llegó directo al corazón.


Implicaba esto ya una acción, la del no saber, la del no tener ni idea, transmitió muy bien que la posición del psicoanalista es no tener ni idea, y aun así no desesperar, lo importante es el discurso, no la normalidad.


Deja muchas cosas, muchos caminos abiertos, mucha letra viva y soñante, porque conocía muy bien que el sueño es un lugar atemporal donde habitan las letras por venir, quedan muchos pedazos rotos y ese lugar que dejó para ser hablado de nuevo.
Vaya nuestro sentimiento más cordial hacia la familia y amigos.


Un abrazo enorme amigo y compañero.


Emilio Gómez Barroso
Presidente de la Escuela Abierta de Psicoanálisis en España

Máster en Psicoanálisis Aplicado

Terminaron las Jornadas Cuerpo y Pandemias, y la Escuela Abierta de Psicoanálisis te invita a inscribirte al Master en Psicoanálisis Aplicado que comienza en Octubre. La Universidad de Granada y la EAP brindan esta importante y novedosa formación académica, tanto por su contenido y sus docentes.

Taller de Escritura de Casos Clínicos

A cargo de Fabiana Grinberg, psicoanalista EAP

Actividad arancelada. $2500 taller completo

INFORMES E INSCRIPCION
f_grinberg@yahoo.com.ar
Teléfono cel.: 11-4141-9505

La escritura de casos clínicos requiere rigurosidad en su construcción y
ordenación. ¿Por dónde empezar? ¿Qué mostrar?
Salir de la vorágine que nos impone la realidad actual para ponerse a
escribir no es fácil. Este taller propone, no sin vencer ciertas resistencias,
una ocasión para escribir sobre nuestras prácticas.

Orientados por el discurso analítico, cortando, tachando y volviendo a
escribir el material, descubriremos posibilidades que no se habían considerado al escuchar el material
Dirigido a psicoanalistas, psiquiatras y trabajadores de la salud que quieran sistematizar una práctica de escritura que aún no abordaron o que, al hacerlo, encuentran obstáculos.

Cinco reuniones – Grupo reducido – Frecuencia semanal
Miércoles 4, 11, 18, 25 de septiembre

y 2 de octubre de 2019
Horario: 11.30 h. a 13.00 h.

Sobre el diálogo

Sobre el diálogo
Un artículo de Pedro Muerza

¿Qué quiere decir dialogar? ¿Hay posibilidad de diálogo? En la actualidad, cuantos más medios tecnológicos tenemos para comunicarnos, más se habla de aislamiento social.

Habla, te escucho. La particularidad de esta forma de comunicación es que dialogar implica un interlocutor, que lo es, no porque responde sino porque promueve el interés de seguir hablando con él. A veces, pensamos  en la respuesta que le vamos  a dar en lugar de escucharle. En otras ocasiones, lo más difícil es callar, no ser empujado a decir lo primero que se nos ocurra.

En cualquier tipo de diálogo, lo que  importa que el interlocutor siga hablando. Darle una acogida y escuchar para que siga hablando: sí,…ya…, mmm…; con eso, tiramos de la cuerda del lenguaje, vamos abriendo el tema a tratar. Esa actitud nos permite interrogar, decir “no sé”, pedir una aclaración y así puedan ir apareciendo  otros dichos o decires que no estaban antes. Sí, hay una diferencia entre el pensar algo y decirlo. Al decirlo, puede aparecer otra cosa.

El diálogo  se constituye al hablar con otro que es diferente a nosotros. Esta diferencia permite la distancia necesaria para ver la particularidad del otro que es un semejante pero radicalmente otro, por eso es imposible ponerse en el lugar del otro.

El elemento material del dialogo es el lenguaje que se compone de palabras y silencio.

Las palabras nos sirven para aclarar, tranquilizar, desdramatizar, para decir la verdad y también para mentir. Nos proporcionan gozo, placer, humor, risa.  También se pueden convertir en arma de dominio, de desprecio y quizá el mayor desprecio es el  desprecio por la palabra del otro.

Además, está la estrategia sobre el silencio. Así vemos el silencio destructivo de la negación que intenta reducir a nada acontecimientos importantes, hechos y  dichos que, por silenciarlos, se quiere hacer pasar como si no hubieran sucedido.

¿Desde dónde se hace la escucha? Es diferente si escucho a alguien para cambiarlo, para convencerle, para dirigirle, para enseñarle, para adoctrinarle, etc.  La posición de escucha en un dialogo designa una posición contraria al dominio, a la imposición.

Hay distintas situaciones en las que, aunque se habla, no se dialoga.

No se dialoga cuando se dice siempre lo mismo. Entonces las palabras se desgastan, no llevan a la acción, son como las gallinas que cacarean pero no ponen huevos. Es el consabido bla,bla,bla. Se habla sin decir nada, se mete ruido.

Tanto a nivel individual como colectivo, hay situaciones donde se da una yuxtaposición de monólogos o diálogo de sordos. Ocurre cuando desaparece el valor simbólico de las palabras, su función mediadora. Por ejemplo, decir padre, madre, compañeros, es nombrar las diferentes funciones que cada una de esas palabras transmite. Si se les quita ese valor simbólico quedan como palabras sin contenido diferencial. Todo queda en el registro imaginario. Por ejemplo, las peleas inacabables: “tú eres un listillo”, “anda que tu”. Pelea de las imágenes con su saldo de hostilidad, de agresividad.

No hay diálogo si nos quedamos en la queja, en la atribución de la culpabilidad al otro o en el mero reproche. Tampoco  hay diálogo  cuando al otro se le interpreta en el sentido de  “lo que te pasa es que eres…” En ese caso estamos diciéndole: yo tengo un saber independiente de lo que tú dices y  trato de que lo aceptes, es más,  trato de imponértelo. Por eso, la respuesta a esta  interpretación de saber es siempre de enfado y  de enojo.

No hay diálogo igualmente cuando se intenta que nada del otro quede desconocido. ¿Cómo? Con el insulto. Lo sé todo de ti, eres solo eso.  Un intento de reducir al otro y petrificarlo bajo la injuria, que todo su ser sea ése y solo ése.

No siempre es posible dialogar. Bien sea que uno no quiere  dialogar con cualquiera, o bien que el otro  tiene también sus límites (indiferencia, hostilidad, odio). Estos límites hacen que las buenas intenciones y la buena voluntad no sirvan.

Tampoco se puede hablar de que haya un modelo de diálogo, un modelo ejemplar que se pudiese aplicar y que llevaría a “saber” dialogar en todo momento. En cada situación, en cada conflicto, bien sea familiar, de pareja, de trabajo, hay que ver qué obstáculos concretos y qué dificultades surgen haciendo posible o no el diálogo.

El diálogo analítico toma en cuenta que hablar es también decir más de lo que se sabe, que cuando uno dice  no sabe lo que dice o puede estar en juego otra cosa que lo que se dice. Por eso, la apuesta del psicoanálisis es que, usando las palabras de uso común, se construya un diálogo donde vaya apareciendo la implicación que uno tiene en su propio malestar y que desconocía absolutamente.

¿Qué conclusiones pueden servirnos a todos?  Cuando alguien habla, hay en su palabra la posibilidad de creación para resolver una situación planteada. Para que eso suceda, es necesaria una actitud  que conlleva la anulación de un saber de antemano.

Así, podemos ver el poder de transformación que la palabra tiene, la palabra que hace, la palabra que actúa. Por ejemplo, decir No al individualismo que nos lleva a encerrarnos cada uno en nuestro pequeño mundo o No a la corrupción que nos propone el sistema o No a la sensación de que el semejante es un enemigo ante el que solo cabría cultivar la hostilidad.

Pedro Muerza

 Psicoanalista de la Escuela Abierta de Psicoanálisis