Palestina por Vivian Palmbaum y Maite Manzanares

Palestina, un nombre que duele. Por Vivian Palmbaum

El 4 de noviembre del año 2004 León Rozitchner iniciaba una nota, en el diario Pagina 12[i] alrededor de la cuestión Palestina, con varias preguntas: ¿Recuerdan cuando hace dos mil años los judíos palestinos, nuestros antepasados en Massada sitiada, enfrentaron las legiones del Imperio romano y se suicidaron en masa para no rendirse? ¿Recuerdan la rebelión popular y nacional de nuestros macabeos contra la invasión romana, cuando murieron decenas de miles de judíos y se acabó la resistencia judía en Palestina y nos dispersamos otra vez por el mundo? ¿No piensan que esa misma dignidad extrema que nuestros antepasados tuvieron, de la que quizá ya no seamos dignos, es la que lleva a la resistencia de los palestinos que ocupan en el presente el lugar que antes, hace casi dos mil años, ocupamos nosotros como judíos? ¿No se inscribe en cambio esta masacre cometida por el Estado de Israel en la estela de la “solución final” occidental y cristiana de la cuestión judía? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes? 

Las preguntas que entonces se formulaba aún quedan abiertas y sus respuestas aparecen en el campo de una realidad dolorosa para los pueblos palestino e israelí, para las personas sensibles y más aún para quienes somos herederas de los campos de exterminio que masacraron 10 millones de personas, en su mayor parte judíos. Palestinos e israelíes se ven envueltos en una dialéctica de perseguidores y perseguidos, los une el miedo, el terror, porque han quedado sujetos a un conjunto de crímenes que se distribuyen en forma proporcional al ejercicio del poder y al dominio de sus aparatos de muerte. . 

Sabemos que el 7 de octubre se produjo un brutal ataque terrorista sobre una población civil por parte de la organización palestina Hamas,  que tomó de rehenes a pobladores israelíes que ahora comienzan a ser liberados. Brutal e inhumana consumación de un plan cuyos ejecutores han dejado a sus compatriotas palestinos librados a una retaliación pocas veces vista, y que a la vez parece favorecer al gobierno de Israel envuelto en un descrédito creciente.  

El hecho fue dominado por un ejercicio de venganza, donde el ojo por ojo se vuelve interminable. Un tema tan complejo siempre es difícil de abordar. Me pregunto ¿podemos seguir siendo indiferentes? Es  imposible la neutralidad pero tampoco la indiferencia que se muestra como un síntoma de esta época en donde el individualismo se ha cimentado en la conciencia de las mayorías, y ello merece un texto aparte.

Nos interroga León Rozitchner  ‘¿no les dice nada pasar a ocupar ahora el lugar impiadoso, como brazo armado de los poderosos capitalistas cristianos, contra una población civil asediada y asesinada por osar defenderse contra la expropiación ilimitada de un territorio que debía ser compartido?’  Retomo la pregunta porque la respuesta es entregada por los hechos. Un enorme muro construido para separar a la Franja, un escudo antimisiles, armamento de lo más sofisticado, el control del suministro eléctrico, de agua, el asedio a la población hacinada en la mayor cárcel a cielo abierto, donde el control de quien entra y quién sale es férreo, el maltrato, asesinato de niñas, niños y jóvenes, el encarcelamiento, el asentamiento de colonos,  la lista de vejaciones y arbitrariedades es innumerable. 

Por sus cuestionamientos el filosofo León Rozitchner fue tildado de antisemita por la propia comunidad cultural de la que era heredero. Un destino para quienes nos atrevemos a cuestionar las políticas de un Estado que ha convertido al país en un cementerio de palestinos. Hay en una parte de la comunidad judía una sensibilidad extrema hacia el disenso que se resuelve con la acusación de antisemitismo. 

Aquí lo siniestro, se vuelve visible, el odio y la ley del talión no cesan de escribirse como una trama infinita alrededor de una tierra objeto de disputa. Hay guerras y guerras, unas son casi imperceptibles, esas que se cobran día a día vidas en nombre del progreso, otras guerras son las que se televisan, en directo, con más rating. 

Lo Unheimlich se hace presente mostrando que lo aterrador llega desde lo más cercano y familiar. Imágenes, como polaroids nos llegan trayendo angustia. Un niño palestino cuenta que ya no puede conciliar el sueño porque teme no volver a despertar, mientras relata que el ruido de las bombas es parte de su vida cotidiana.  Aparece una operación que borra el colonialismo ejercido sobre la tierra palestina, y pone en primer plano el ataque terrorista  para suprimir sus antecedentes. Lo que no quiere decir que se justifique el brutal ataque de Hamas, que merece una enfática condena, sino que hay una serie de hechos que atraviesan la historia de la creación de un Estado sobre las tierras donde antes convivían de manera pacífica distintos pueblos. Parece haberse desplazado el concepto bíblico de ‘pueblo elegido’ hacia pueblo perseguido que ha recaído sobre las y los palestinos que se asientan en esos escasos kilómetros que aún conservan.

Entre tantas voces que se pronuncian contra este genocidio, la filósofa feminista Judith Butler[ii], escribió una misiva al presidente Biden, donde dice, entre otras cosas,  ‘todos deberíamos dar un paso al frente y oponernos a eso y pedir que se ponga fin al genocidio. Pero el hecho es que la violencia que estamos viendo pertenece a una violencia de larga data, una violencia que lleva 75 años… Hasta que Palestina sea libre y las personas en Palestina puedan vivir como ciudadanos o actores políticos en un mundo que ayuden a crear, hasta que se auto-gobiernen y forme parte de una democracia… Seguiremos viendo esta violencia estructural que produce este tipo de resistencia’. La expresión de Butler, es parte del conjunto feminista que unánimemente se ha solidarizado con el pueblo palestino y el pasado #25N alzó sus voces en una acción global y unánime contra el exterminio.  ¿Existe un medio de librar a los hombres de la amenaza de la guerra? ¿De canalizar la agresividad del ser humano y armarlo mejor psíquicamente contra sus instintos de odio y de destrucción?  Pregunta que Albert Einstein dirigía a Sigmund Freud allá por 1932, cuando en Europa la inquietud avanzaba dejando atrás la Primera Guerra y estaba en ciernes una nueva guerra en el escenario europeo. Freud tenía pocas esperanzas de que fuera posible, menciona que las pulsiones destructoras nos habitan, a pesar de los buenos ideales, y afirma que todo lo que trabaja en favor del desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra. Sin embargo, Freud aún no entreveía que hay una cultura que ha potenciado el consumo a niveles nunca vistos, que lejos de favorecer sentimientos de solidaridad potencia la violencia, la rivalidad y una  agresividad creciente


[i] https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/117692-37474-2009-01-04.html

[ii] Las vidas palestinas también importan: como persona judía y experta en filosofía, Judith Butler repudia el “genocidio” de Israel en Gaza | Democracy Now!


La vida en una maleta. Por Maite Manzanares

“La esperanza no es lo contrario de la desesperación, es quizás una fe que nace de que les somos indiferentes a los dioses…que nos han dejado a expensas de nuestro don para explicar la niebla”.

Palabras del poeta Mahmud Darwish, poeta de Palestina y que hoy cobran más sentido aún. Mahmud Darwish es el poeta más conocido de Palestina y también del mundo árabe. Nace en el año 1941 en Birwa un pequeño pueblo de Palestina.

En 1948, siendo un niño de siete años, tiene que abandonar su pueblo con su familia de noche, porque habían entrado las milicias del recién creado estado de Israel y sus vidas peligran. Birwa es destruido. Inaugurando para sus habitantes una vida de continuo exilio.

Darwish escribe una veintena de libros de poesía además de otros de prosa autobiográfica, ensayística y epistolar. Con su obra hizo de la supervivencia una ética de la dignidad.

En estos días los sucesos que están ocurriendo hacen que recurramos a la poesía para poder resistir a tanta barbarie retransmitida en directo. Miles de niños y niñas han muerto en un mes y siguen haciéndolo. Mahmud Darwish habla de la importancia de la poesía como el lugar para preservar esa memoria cuando la tierra ya no es tal, cuando se va perdiendo y te van expulsando de ella y nos dice que la poesía es el archivo de los árabes y que si en Occidente todos los caminos van a Roma en el mundo árabe todos los caminos se dirigen a la poesía. Estamos viendo la destrucción de un espacio y de una gente y hay que contarlo porque si no borrarán lo que esto supone. Para Darwish Palestina es la historia del verbo y el que la escriba heredará su destino. Oír es existir. La naturaleza de esta Palestina siempre estará presente en el acerbo cultural.

LA TIERRA SE ESTRECHA PARA NOSOTROS

La tierra se estrecha para nosotros. Nos hacina en el último pasaje y nos despojamos de nuestros miembros para pasar. La tierra nos exprime. ¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer! ¡Ah, si fuera nuestra madre para apiadarse de nosotros! ¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara cual espejos! Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosotros en la última defensa del alma. Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos. Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos por las ventanas de este último espacio. Espejos que pulirá nuestra estrella. ¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire? Escribiremos nuestros nombres con vapor teñido de carmesí, cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne. Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí… Germinarán olivos… De nuestra sangre. (De menos rosas/Mahmud Darwish)


Vivian Palmbaum es Psicoanalista, miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis e integrante del proyecto Propuesta Tatu

Maite Manzanares es miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis


 Hemos querido acompañar estas líneas de nuestras compañeras Vivian y Maite con un artículo escrito por Freud en 1930 sobre sus reticencias al sionismo.

El 26 de febrero de 1930, Sigmund Freud, escribió una carta sobre el futuro Estado de Israel dirigida a Chaim Koffler, miembro de la Fundacion para la Reinstalacion de judios en Palestina (Keren Havesod). La existencia de esta carta se censuró y se la mantuvo escondida. Jacques Le Rider la tradujo del alemán por primera vez, y fue publicada por la revista «Clínicas mediterráneas» (Nro. 70, Erés, 2004), acompañada de un comentario de Elisabeth Roudinesco, historiadora del psicoanálisis. (También el tema fue recogido posteriormente en Le Nouvel Observateur). [Información recibida a través de Manuel I. Santos y rescatada de atrio.org desde la Escuela Abierta de Psicoanálisis]

Mis reticencias sobre el sionismo

Señor Doctor,

No puedo hacer lo que usted desea. La reticencia de mi personalidad para interesar al público es inmodificable y las circunstancias críticas actuales no me parecen las mas adecuadas para un cambio de actitud. Quien quiera influenciar al gran público debe tener algo muy sorprendente y entusiasta para decir y mi juicio sobre el sionismo de ninguna manera lo permite. Tengo los mejores sentimientos de simpatía por los esfuerzos libremente consentidos, soy fiador de nuestra universidad de Jerusalem y me alegro de la prosperidad del establecimiento de nuestros colonos.

Pero, por otra parte, yo no creo que Palestina pueda jamás devenir un Estado judío ni que el mundo cristiano como el mundo islámico, puedan un día estar dispuestos a confiar sus lugares santos a que los guarden los judíos.

Me parece que hubiera sido mas atinado, fundar una patria judia sobre un territorio históricamente no cargado, pero ciertamente, se que por un designo tan racional, jamás se podría suscitar la exaltación de las masas y la cooperación de las personas ricas.

Concedo también y lamento que el fanatismo poco realista de nuestros compatriotas, tiene gran parte de responsabilidad para despertar la desconfianza de los Árabes.

¡No puedo experimentar la menor simpatía por una piedad sionista mal interpretada que hace de un trozo del muro de Herodes, una reliquia nacional y a causa de ella, desafía a los habitantes de todo un país !

Juzgue usted si con un punto de vista tan crítico como el mío, soy la persona que se necesita para jugar el rol de consolador de un pueblo embanderado en una esperanza injustificada.

Sigmund Freud

Vienne, 19 Berggasse, 26 février 1930

¿Qué esperamos de la política? de José Slimobich

Recuperamos algunas palabras de José Slimobich,  que cobran plena vigencia en tiempos de espejismo al que nos lleva el capitalismo:

¿Qué esperamos de la política? El Mesías, el político que viniera a redimir la situación, que nos ayudará a vivir mejor. Hay un goce mesiánico en el ciudadano que vota creyendo que su voto va a definir el retorno de algo que nos va a salvar finalmente. Hay un goce mesiánico en la acción política, por eso condensa tanta importancia, aunque cada vez menor, porque el sujeto se va alejando de ese goce frente a la decepción que le ocasiona, porque un goce necesita también cierta resonancia y en este caso lo que encontramos es que hay una figura que puede ocupar ese lugar. 

Cada tanto aparece  esa figura que nos dice que finalmente ha llegado la buena nueva, ha llegado este hombre que nos va a rescatar de la miseria, de la humillación y nos va a hacer sentir nuevamente la dignidad de la política, bla, bla,bla, mirad lo que pasó, bla, bla, bla y lentamente vemos como eso se derrite. El goce en exceso también tiene ese peligro; sube y luego cae, cae de un modo vertical.

Este fragmento es parte de un texto revisado, sobre El lugar del hombre en la sociedad patriarcal, una charla debate en Pamplona el 13.6.2019