Palestina por Vivian Palmbaum y Maite Manzanares

Palestina, un nombre que duele. Por Vivian Palmbaum

El 4 de noviembre del año 2004 León Rozitchner iniciaba una nota, en el diario Pagina 12[i] alrededor de la cuestión Palestina, con varias preguntas: ¿Recuerdan cuando hace dos mil años los judíos palestinos, nuestros antepasados en Massada sitiada, enfrentaron las legiones del Imperio romano y se suicidaron en masa para no rendirse? ¿Recuerdan la rebelión popular y nacional de nuestros macabeos contra la invasión romana, cuando murieron decenas de miles de judíos y se acabó la resistencia judía en Palestina y nos dispersamos otra vez por el mundo? ¿No piensan que esa misma dignidad extrema que nuestros antepasados tuvieron, de la que quizá ya no seamos dignos, es la que lleva a la resistencia de los palestinos que ocupan en el presente el lugar que antes, hace casi dos mil años, ocupamos nosotros como judíos? ¿No se inscribe en cambio esta masacre cometida por el Estado de Israel en la estela de la “solución final” occidental y cristiana de la cuestión judía? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes? 

Las preguntas que entonces se formulaba aún quedan abiertas y sus respuestas aparecen en el campo de una realidad dolorosa para los pueblos palestino e israelí, para las personas sensibles y más aún para quienes somos herederas de los campos de exterminio que masacraron 10 millones de personas, en su mayor parte judíos. Palestinos e israelíes se ven envueltos en una dialéctica de perseguidores y perseguidos, los une el miedo, el terror, porque han quedado sujetos a un conjunto de crímenes que se distribuyen en forma proporcional al ejercicio del poder y al dominio de sus aparatos de muerte. . 

Sabemos que el 7 de octubre se produjo un brutal ataque terrorista sobre una población civil por parte de la organización palestina Hamas,  que tomó de rehenes a pobladores israelíes que ahora comienzan a ser liberados. Brutal e inhumana consumación de un plan cuyos ejecutores han dejado a sus compatriotas palestinos librados a una retaliación pocas veces vista, y que a la vez parece favorecer al gobierno de Israel envuelto en un descrédito creciente.  

El hecho fue dominado por un ejercicio de venganza, donde el ojo por ojo se vuelve interminable. Un tema tan complejo siempre es difícil de abordar. Me pregunto ¿podemos seguir siendo indiferentes? Es  imposible la neutralidad pero tampoco la indiferencia que se muestra como un síntoma de esta época en donde el individualismo se ha cimentado en la conciencia de las mayorías, y ello merece un texto aparte.

Nos interroga León Rozitchner  ‘¿no les dice nada pasar a ocupar ahora el lugar impiadoso, como brazo armado de los poderosos capitalistas cristianos, contra una población civil asediada y asesinada por osar defenderse contra la expropiación ilimitada de un territorio que debía ser compartido?’  Retomo la pregunta porque la respuesta es entregada por los hechos. Un enorme muro construido para separar a la Franja, un escudo antimisiles, armamento de lo más sofisticado, el control del suministro eléctrico, de agua, el asedio a la población hacinada en la mayor cárcel a cielo abierto, donde el control de quien entra y quién sale es férreo, el maltrato, asesinato de niñas, niños y jóvenes, el encarcelamiento, el asentamiento de colonos,  la lista de vejaciones y arbitrariedades es innumerable. 

Por sus cuestionamientos el filosofo León Rozitchner fue tildado de antisemita por la propia comunidad cultural de la que era heredero. Un destino para quienes nos atrevemos a cuestionar las políticas de un Estado que ha convertido al país en un cementerio de palestinos. Hay en una parte de la comunidad judía una sensibilidad extrema hacia el disenso que se resuelve con la acusación de antisemitismo. 

Aquí lo siniestro, se vuelve visible, el odio y la ley del talión no cesan de escribirse como una trama infinita alrededor de una tierra objeto de disputa. Hay guerras y guerras, unas son casi imperceptibles, esas que se cobran día a día vidas en nombre del progreso, otras guerras son las que se televisan, en directo, con más rating. 

Lo Unheimlich se hace presente mostrando que lo aterrador llega desde lo más cercano y familiar. Imágenes, como polaroids nos llegan trayendo angustia. Un niño palestino cuenta que ya no puede conciliar el sueño porque teme no volver a despertar, mientras relata que el ruido de las bombas es parte de su vida cotidiana.  Aparece una operación que borra el colonialismo ejercido sobre la tierra palestina, y pone en primer plano el ataque terrorista  para suprimir sus antecedentes. Lo que no quiere decir que se justifique el brutal ataque de Hamas, que merece una enfática condena, sino que hay una serie de hechos que atraviesan la historia de la creación de un Estado sobre las tierras donde antes convivían de manera pacífica distintos pueblos. Parece haberse desplazado el concepto bíblico de ‘pueblo elegido’ hacia pueblo perseguido que ha recaído sobre las y los palestinos que se asientan en esos escasos kilómetros que aún conservan.

Entre tantas voces que se pronuncian contra este genocidio, la filósofa feminista Judith Butler[ii], escribió una misiva al presidente Biden, donde dice, entre otras cosas,  ‘todos deberíamos dar un paso al frente y oponernos a eso y pedir que se ponga fin al genocidio. Pero el hecho es que la violencia que estamos viendo pertenece a una violencia de larga data, una violencia que lleva 75 años… Hasta que Palestina sea libre y las personas en Palestina puedan vivir como ciudadanos o actores políticos en un mundo que ayuden a crear, hasta que se auto-gobiernen y forme parte de una democracia… Seguiremos viendo esta violencia estructural que produce este tipo de resistencia’. La expresión de Butler, es parte del conjunto feminista que unánimemente se ha solidarizado con el pueblo palestino y el pasado #25N alzó sus voces en una acción global y unánime contra el exterminio.  ¿Existe un medio de librar a los hombres de la amenaza de la guerra? ¿De canalizar la agresividad del ser humano y armarlo mejor psíquicamente contra sus instintos de odio y de destrucción?  Pregunta que Albert Einstein dirigía a Sigmund Freud allá por 1932, cuando en Europa la inquietud avanzaba dejando atrás la Primera Guerra y estaba en ciernes una nueva guerra en el escenario europeo. Freud tenía pocas esperanzas de que fuera posible, menciona que las pulsiones destructoras nos habitan, a pesar de los buenos ideales, y afirma que todo lo que trabaja en favor del desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra. Sin embargo, Freud aún no entreveía que hay una cultura que ha potenciado el consumo a niveles nunca vistos, que lejos de favorecer sentimientos de solidaridad potencia la violencia, la rivalidad y una  agresividad creciente


[i] https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/117692-37474-2009-01-04.html

[ii] Las vidas palestinas también importan: como persona judía y experta en filosofía, Judith Butler repudia el “genocidio” de Israel en Gaza | Democracy Now!


La vida en una maleta. Por Maite Manzanares

“La esperanza no es lo contrario de la desesperación, es quizás una fe que nace de que les somos indiferentes a los dioses…que nos han dejado a expensas de nuestro don para explicar la niebla”.

Palabras del poeta Mahmud Darwish, poeta de Palestina y que hoy cobran más sentido aún. Mahmud Darwish es el poeta más conocido de Palestina y también del mundo árabe. Nace en el año 1941 en Birwa un pequeño pueblo de Palestina.

En 1948, siendo un niño de siete años, tiene que abandonar su pueblo con su familia de noche, porque habían entrado las milicias del recién creado estado de Israel y sus vidas peligran. Birwa es destruido. Inaugurando para sus habitantes una vida de continuo exilio.

Darwish escribe una veintena de libros de poesía además de otros de prosa autobiográfica, ensayística y epistolar. Con su obra hizo de la supervivencia una ética de la dignidad.

En estos días los sucesos que están ocurriendo hacen que recurramos a la poesía para poder resistir a tanta barbarie retransmitida en directo. Miles de niños y niñas han muerto en un mes y siguen haciéndolo. Mahmud Darwish habla de la importancia de la poesía como el lugar para preservar esa memoria cuando la tierra ya no es tal, cuando se va perdiendo y te van expulsando de ella y nos dice que la poesía es el archivo de los árabes y que si en Occidente todos los caminos van a Roma en el mundo árabe todos los caminos se dirigen a la poesía. Estamos viendo la destrucción de un espacio y de una gente y hay que contarlo porque si no borrarán lo que esto supone. Para Darwish Palestina es la historia del verbo y el que la escriba heredará su destino. Oír es existir. La naturaleza de esta Palestina siempre estará presente en el acerbo cultural.

LA TIERRA SE ESTRECHA PARA NOSOTROS

La tierra se estrecha para nosotros. Nos hacina en el último pasaje y nos despojamos de nuestros miembros para pasar. La tierra nos exprime. ¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer! ¡Ah, si fuera nuestra madre para apiadarse de nosotros! ¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara cual espejos! Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosotros en la última defensa del alma. Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos. Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos por las ventanas de este último espacio. Espejos que pulirá nuestra estrella. ¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire? Escribiremos nuestros nombres con vapor teñido de carmesí, cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne. Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí… Germinarán olivos… De nuestra sangre. (De menos rosas/Mahmud Darwish)


Vivian Palmbaum es Psicoanalista, miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis e integrante del proyecto Propuesta Tatu

Maite Manzanares es miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis


 Hemos querido acompañar estas líneas de nuestras compañeras Vivian y Maite con un artículo escrito por Freud en 1930 sobre sus reticencias al sionismo.

El 26 de febrero de 1930, Sigmund Freud, escribió una carta sobre el futuro Estado de Israel dirigida a Chaim Koffler, miembro de la Fundacion para la Reinstalacion de judios en Palestina (Keren Havesod). La existencia de esta carta se censuró y se la mantuvo escondida. Jacques Le Rider la tradujo del alemán por primera vez, y fue publicada por la revista «Clínicas mediterráneas» (Nro. 70, Erés, 2004), acompañada de un comentario de Elisabeth Roudinesco, historiadora del psicoanálisis. (También el tema fue recogido posteriormente en Le Nouvel Observateur). [Información recibida a través de Manuel I. Santos y rescatada de atrio.org desde la Escuela Abierta de Psicoanálisis]

Mis reticencias sobre el sionismo

Señor Doctor,

No puedo hacer lo que usted desea. La reticencia de mi personalidad para interesar al público es inmodificable y las circunstancias críticas actuales no me parecen las mas adecuadas para un cambio de actitud. Quien quiera influenciar al gran público debe tener algo muy sorprendente y entusiasta para decir y mi juicio sobre el sionismo de ninguna manera lo permite. Tengo los mejores sentimientos de simpatía por los esfuerzos libremente consentidos, soy fiador de nuestra universidad de Jerusalem y me alegro de la prosperidad del establecimiento de nuestros colonos.

Pero, por otra parte, yo no creo que Palestina pueda jamás devenir un Estado judío ni que el mundo cristiano como el mundo islámico, puedan un día estar dispuestos a confiar sus lugares santos a que los guarden los judíos.

Me parece que hubiera sido mas atinado, fundar una patria judia sobre un territorio históricamente no cargado, pero ciertamente, se que por un designo tan racional, jamás se podría suscitar la exaltación de las masas y la cooperación de las personas ricas.

Concedo también y lamento que el fanatismo poco realista de nuestros compatriotas, tiene gran parte de responsabilidad para despertar la desconfianza de los Árabes.

¡No puedo experimentar la menor simpatía por una piedad sionista mal interpretada que hace de un trozo del muro de Herodes, una reliquia nacional y a causa de ella, desafía a los habitantes de todo un país !

Juzgue usted si con un punto de vista tan crítico como el mío, soy la persona que se necesita para jugar el rol de consolador de un pueblo embanderado en una esperanza injustificada.

Sigmund Freud

Vienne, 19 Berggasse, 26 février 1930

¿Qué esperamos de la política? de José Slimobich

Recuperamos algunas palabras de José Slimobich,  que cobran plena vigencia en tiempos de espejismo al que nos lleva el capitalismo:

¿Qué esperamos de la política? El Mesías, el político que viniera a redimir la situación, que nos ayudará a vivir mejor. Hay un goce mesiánico en el ciudadano que vota creyendo que su voto va a definir el retorno de algo que nos va a salvar finalmente. Hay un goce mesiánico en la acción política, por eso condensa tanta importancia, aunque cada vez menor, porque el sujeto se va alejando de ese goce frente a la decepción que le ocasiona, porque un goce necesita también cierta resonancia y en este caso lo que encontramos es que hay una figura que puede ocupar ese lugar. 

Cada tanto aparece  esa figura que nos dice que finalmente ha llegado la buena nueva, ha llegado este hombre que nos va a rescatar de la miseria, de la humillación y nos va a hacer sentir nuevamente la dignidad de la política, bla, bla,bla, mirad lo que pasó, bla, bla, bla y lentamente vemos como eso se derrite. El goce en exceso también tiene ese peligro; sube y luego cae, cae de un modo vertical.

Este fragmento es parte de un texto revisado, sobre El lugar del hombre en la sociedad patriarcal, una charla debate en Pamplona el 13.6.2019

Taller de psicoanálisis y lectura: No hay relación sexual. Sobre la lógica débil: negación/no-todo/chiste.

  • Emilio Gómez
  • Ariel Pablo Contini
  • Jorge Cano
  • Un payador lacaniano

    Coordinación: Emilio Gómez Barroso
    Buenos Aires/abril 2023

“Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha” (L´etourdit)

eap

Wilson Saliwonzyk «Soy un Gaucho Lacaniano»

Dosier Tres Pases

Destacado

Dosier LetraHora: Revista Psicoanálisis.
junio de 2023

El dispositivo del pase planteado
por Jacques Lacan …….. 03-05
José León Slimobich Pogarelsky
Sobre el funcionamiento de
cartel del jurado de pase …….. 06-07
F. Grinberg/M. Duro/P. Garrofe/B. Reoyo/P. Monkobodzky
Pase 1. Seguir al pez en su nado vivo…… 08-18
Beatriz Reoyo
Documento para el jurado del Pase .. … .19-21
Antonia Torres
Resolución del cartel de jurado del pase… … 25-28
Escuela Abierta de Psicoanálisis
Pase 2. La belleza de un agua enferma… … 29-33
Andrea Udiales
Testimonio del pase Andrea Urdiales… … 34-37
Antonia Torres
Testimonio del pase Andrea Urdiales… … 37-43
Fabiana Grinberg
Resolución del cartel de Jurado de Pase… … 44-48
Escuela Abierta de Psicoanálisis
Pase 3. LA TRAMA DEL TRAUMA.
Del sentido a la poca cosa.. … 49-53
Carolina Laynez
Texto para el cartel de jurado del pase. .. … 53-57
Laura Alonzo
Texto para el cartel de jurado del pase. .. … 58-60
Emilio Gómez
Resolución del cartel de Jurado de Pase. ….. 60-64
Escuela Abierta de Psicoanálisis

El discurso capitalista. (ponderación de la velocidad/forclusión del amor)

Emilio Gómez Barroso. Noviembre 2022.

El discurso capitalista

La crisis, no del discurso del amo, sino del discurso capitalista, que es su sustituto, está abierta. No es que yo diga que el discurso capitalista esté mal, es al contrario algo locamente astuto. En fin, es después de todo lo más astuto que se ha hecho como discurso. No por eso está menos consagrado a reventar.

Discurso de Milán (Jacques Lacan)

Este argumento, proferido por Lacan en Milán, tiene elementos muy interesantes y que todo el mundo ha pensado o ha leído en algún momento. Desde los primeros tiempos del capitalismo, el sistema alentado desde el incipiente poder de los comerciantes llevaba inserta la palabra crisis. Se conoce la crisis del trigo en Inglaterra, donde bajó su valor y dejó de ser rentable y nadie quería cultivarlo. Cuando los primeros economistas que teorizaban sobre el capitalismo no entendían muy bien, pues tanto David Ricardo como Adam Smith pensaban que el movimiento del capital sólo se basaba en la oferta y la demanda, el dinero pagaba una mercancía y su valor variaba solamente porque hubiera más oferta o menos demanda, apenas dos parámetros, sin esoterismo adyacente.

El problema de un sistema tan abierto como el capitalismo es que a medida que avanza comienzan a intervenir demasiadas variables en su solución y, a medida que los elementos de las fórmulas van creciendo se hace más difícil manejarlas.

En el último tiempo aparece una tendencia behaviorista dentro del capitalismo que intenta calcular todas las variables existentes en el comportamiento humano con respecto al consumo, que se complementa con las políticas del terror que provienen fundamentalmente de la Escuela de Chicago. Ahora sabemos más de la primera por la extensión de las empresas de Big Data que van calculando nuestros gustos.

Ahora bien, es interesante para entender la astucia de la economía capitalista comprender cómo fueron sus primeros pasos, la revolución del comercio, la revolución de los mercaderes, que pedían un lugar dentro de la corte, que hasta ese momento había estado compuesta únicamente por la Nobleza que defendía estrictamente sus bienes.

Marx comenta en los Gründisse (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política):

La sociedad burguesa es la más compleja y multifacética organización histórica de la producción. Las categorías que expresan sus relaciones, la comprensión de su articulación por ello procura al mismo tiempo el entendimiento de la articulación y de las relaciones sociales de todas las formas sociales desaparecidas, con cuyos escombros y elementos se ha construido, parte de dichos restos no superados se arrastran en ella, simples alusiones que han de desarrollarse hasta significaciones desarrolladas… la economía burguesa proporciona la clave de lo antiguo.”

La economía burguesa digiere las crisis adyacentes a su acción, y se reinventa en otro lugar. Emmanuel Wallerstein, historiador del capitalismo, señala que las crisis dentro de la economía capitalista se producen cada 20 o 25 años, sin embargo, a medida que se aceleran los procesos de producción y recogida de beneficios diversos estas crisis se van estrechando en el tiempo, es decir, su periodicidad se vuelve más breve.

Uno de los elementos que introduce la economía capitalista es la división del trabajo, las diferentes divisiones de la producción se producen al principio en diferentes espacios, para luego ensamblar el producto final. Como consecuencia se produce una especie de arrebato en el tiempo vivido hasta el momento:

  • Desposesión: primero se arrebata a una cantidad ingente de población sus condiciones de vida.
  • Apropiación del tiempo: se compra el tiempo que no puede utilizar en otra cosa que en trabajar para el que tiene las condiciones de producción.
  • Anulación del tiempo: se produce en las contracciones del capital, es decir, cuando este se retira de la producción y espera otro momento propicio para invertir sus recursos.

Lo cierto es que con ese movimiento de concentración comienza a aparecer en la historia un sujeto que no es consciente de su producción, no es consciente del producto final del que participa. La mercancía, aquello que se vende al final del proceso de fabricación es algo que se le ha ocultado al que ha ofrecido su mano de obra, le sorprende al final cuando la mercancía aparece bailando ante sus ojos, quedando fascinado por el brillo de ésta que favorece que sea consumido por mucha gente.

Cuando aparece este poder del comercio, despierta cierto recelo, el Ancien Régime se incomoda entre sus costuras, ya que intenta compartir el mismo traje del soberano y aminorar su poder absoluto, el amo antiguo mira de reojo, e incluso reprime su acción. Sin embargo, es muy pronto cuando los comerciantes se dan cuenta del desgaste, y en vez de luchar contra el amo feudal, las propias leyes en las que se basa se añaden a las feudales, montando un clima asfixiante para las clases populares.

Walter Benjamin dice que el poder feudal se da cuenta muy pronto de que lo único que puede hacer para frenar la ambición desmedida del comercio es constituir Estados compartidos, es mejor tener un poder tan pujante en la misma habitación que fuera de ella, es desde el interior que el egoísmo contribuye a esa especie de Leviatán donde se mitigan sus fugas y astucias.

Una de las primeras leyes que se aprueban en el nuevo parlamento prusiano, que incluye representantes del comercio y la aristocracia, es la ley llamada del robo de Leña, con intereses privados dentro de lo público. La ley no establece separaciones que ahora son aceptadas:

Convierte los elementos comunales en un obstáculo de la propiedad mercantil, la mercancía así protegida comienza a tomar carácter de fetiche. Ésta toma más valor para la ley que las costumbres populares.

– No establece la separación en la ley entre el elemento sancionador y elemento tasador.

No deja de ser increíble que la ley que intentaba aprobar el gobierno chileno, contra los mapuches, no hace más de una década para surtir de mano de obra a las minas de cobre se llamara también Ley del robo de leña.

Es interesante también por ello lo que sucede con el fenómeno de los cercados, de la parcelación de la tierra o como lo nombra Marx “enclosures”, la cada vez mayor implantación de este fenómeno, que inmediatamente gana la legalidad vigente, de la Inglaterra del siglo XVII, se va extendiendo hacia el continente; con este fenómeno se van orillando derechos antiguos, como el ius iure, que protegía al primero que llegara a tierras vírgenes, o el derecho de beneficencia, que protegía a los desposeídos, y que de alguna manera se le otorga a la Iglesia.

Al aparecer la nueva economía de la división del trabajo aparecen también leyes de vagos y maleantes; los que se niegan a trabajar son marcados a fuego en el rostro, con lo cual quedan estigmatizados de por vida con una marca demasiado visible.

Las tricotomías y competencias en las que entra el nuevo campo del derecho son comunicadas por Marx a su padre en las cartas que le dirige, a través de ellas intentan despejar el galimatías de la convivencia de derechos. Es mucho más tarde cuando el derecho a la educación entra en las fábricas textiles, donde la edad media de vida de los niños que trabajaban en los telares de Manchester no alcanzaba los 16 años.

En el Letrahora 6, José León Slimobich expone:

“…hay algo común entre el término «violencia» y el término «democracia». Ejemplifiquemos: tome usted una persona de cualquier punto de la Tierra y pregúntele lo siguiente: “¿Desea usted vivir en una sociedad donde existe libertad de expresión, libertad de circulación, libertad de prensa…?”, y le contestará, seguramente, «sí». Ahora repita usted la pregunta del siguiente modo: “¿Desea usted vivir en una sociedad donde la medicina es gratuita, donde la educación es gratuita, donde está asegurado el trabajo, donde la renta del alquiler no puede superar el seis por ciento de su sueldo?”, y le contestará, seguramente, «sí». Bien, la mayoría de las constituciones de los países recogen ambos grupos de aspiraciones, pero sólo pueden respetar algunos. En las democracias occidentales, en su mayoría, son los primeros puntos los que se respetan. A los otros, directamente, se los ignora”

“Mutaciones del término violencia” José León Slimobich

Este nuevo poder viene avalado por una virtud, el capitalista se sustrae al consumo descabezado, en él está mal visto el despilfarro y la frugalidad es su modus vivendi. La burguesía había tomado como valor la frónesis griega. Comenta Marx en el Capital, en el capítulo llamado “teoría de la abstinencia”:

Mientras que el capitalista clásico estigmatizaba el consumo individual como pecado contra su función y como un «abstenerse» de la acumulación, el capitalista modernizado está ya en condiciones de concebir la acumulación como «renunciamiento» a su afán de disfrute. «Dos almas moran, ay, en su pecho, y una quiere divorciarse de la otra

La burguesía se había considerado a sí misma como el único estamento social capaz de asumir para sí la suficiente entidad moral y superar los excesos de la aristocracia con respecto a un funcionamiento lógico de los Estados modernos. “Había heredado la consigna feudal de frugalidad para las masas a cuyas necesidades pretende servir”. Era la única clase capaz de emanciparse de la tutela política y religiosa anterior, que seguía constriñendo al pueblo llano.

Se promovía así, como nuevo motor económico, suficientemente astuto como para poner en movimiento la vida de la sociedad, y salvar las paralizaciones que sustentaba la vida natural, el dinamismo es otra de las columnas en la que se apoya:

En los inicios históricos del modo capitalista de producción y todo capitalista advenedizo recorre individualmente esa fase histórica el afán de enriquecerse y la avaricia prevalecen como pasiones absolutas. Pero el progreso de la producción capitalista no sólo crea un mundo de disfrutes. Con la especulación y el sistema del crédito, ese progreso abre mil fuentes de enriquecimiento repentino. Una vez alcanzado cierto nivel de desarrollo el «desgraciado» capitalista debe practicar, incluso como necesidad del negocio, cierto grado convencional de despilfarro, que es a la vez ostentación de la riqueza y por ende medio de crédito. El lujo entra así en los costos de representación del capital. Por lo demás, el capitalista no se enriquece como sí lo hacía el atesorador en proporción a su trabajo personal y a su no consumo individual, sino en la medida en que succiona fuerza de trabajo ajeno e impone al obrero la renuncia a todos los disfrutes de la vida. Por tanto, aunque el derroche del capitalista no posee nunca el carácter bona fide [de buena fe] que distinguía al del pródigo señor feudal, y en su trasfondo acechan siempre la más sucia de las avaricias y el más temeroso de los cálculos, su prodigalidad se acrecienta, no obstante, a la par de su acumulación, sin que la una perjudique necesariamente a la otra y viceversa. Con ello, a la vez, se desarrolla en el noble pecho del individuo capitalista un conflicto fáustico entre el afán de acumular y el de disfrutar

Ahora bien, ¿de qué elemento nuevo se surte la ganancia capitalista? El capitalista pone en marcha la división del trabajo, sin embargo, nadie se había dado cuenta hasta Marx de cómo era su ganancia, él lo nombra plusvalía:

… el patrón hace del trabajo una mercancía más. Entonces cuando el obrero dice” págame por el trabajo” este responde “yo te pago el trabajo” y ríe porque no le viene la ganancia de que no le pago el trabajo, viene de que el trabajo es transformado en mercancía y lo que no paga es el valor del trabajo como mercancía, paga el valor del trabajo.

¡Voltereta colosal! El capitalista no lo entendió hasta que Marx lo aisló, se regía por la ganancia, pero no entendía de dónde venía. Marx se lo explica, “lo que pasa es que usted le paga el trabajo realizado, pero usted no le agrega lo que hace con el trabajo como mercancía”. Su ganancia no es el trabajo más capital invertido, es el trabajo del capital más “el trabajo como mercancía”, es el plus, la plusvalía. Hasta que Marx no escribe “El capital” esto no se puede entender. Ahí es donde los obreros dicen: “queremos participar de la plusvalía”. Más aun, en el comunismo teóricamente se elimina la plusvalía. El capitalismo se vuelve capitalismo de estado. ¿Qué tiene esto que ver con el psicoanálisis?

José León Slimobich

En el Seminario 16 alguien le recuerda a Lacan que el objeto a de la pulsión es homológico a la plusvalía marxista, ¿qué quiere decir esto? Marx descubre que, con la división del trabajo, el hombre, el trabajador, produce más objetos de los que necesita, no puede calcular la cantidad de ellos en los que participa parcialmente. Es pagado como valor de trabajo, pero no con el valor de producto. Así, finalizando la jornada recibe un precio, pero hay un plus de objeto fabricado, ese plus va a parar al bolsillo del capitalista, como dice Lacan, el capitalista no se lo espera, simplemente ríe.

Por otra parte, en el ser humano, el infans, cuando recibe el alimento, cuando intenta satisfacer el hambre queda un resto de placer, algo le incita a seguir mamando, no solamente satisface la necesidad, sino que va más allá. En la medida en que la palabra va apareciendo la boca pasa de la función succionadora a la función invocativa, descubre así otra modo del placer en la boca. Por otra parte, como si fuera un input y un output, el infans percibe que a la vez que se alimenta también se le pide el escíbalo como producto, el control de esfínteres representa un dar o no dar, un soltar y retener, ahí Freud se da cuenta de que esta función de la pulsión representa el carácter. Es decir, le doy o no le doy, que es otra forma de controlar la relación con el otro. No deja de ser curioso que Freud establezca a raíz de esto la equivalencia escíbalo= dinero. Ahí es donde se establece cierto dominio sobre el otro.

Este dar o no dar también es privilegio del capitalista, aunque más tarde aclararemos la diferencia.

La mirada también se comporta como la voz, no se satisface con el objeto que mira, ni sabe por qué lo mira, simplemente lo hace. Esto es conocido por el mercado, el mercado produce continuamente espectáculo para captar la atención de cuantas más miradas mejor y durante el tiempo más extenso posible.

Así, intenta producir gadgets u objetos que capturen de la pulsión. Comida que entra por los ojos, e intenta satisfacer algo más que el hambre, aparatos de grabación más importantes que la voz propia, e imágenes seductoras que hacen que nos volvamos locos por imitarlas o parecernos a ellas. Todo un anticipo a cualquier vacilación y una forma de dirigir los gustos de masa que se componen por la captura y uniformidad del tiempo capturado.

La alianza entre el amo y la técnica es el giro que permite pasar desde el antiguo discurso del amo al discurso capitalista. Giro perverso, intercambio entre el amo como agente y el sujeto. Donde el amo pasa al lugar de la verdad, oculto así del lugar visible de la acción:

En el lugar de la producción tenemos esos gadgets que va produciendo la tecnociencia, y en el lugar del agente un sujeto susceptible de ser llenado con objetos de consumo. Esta perversión o cambio de términos no solamente los troca, sino que cambia el giro del discurso, convirtiéndose en un discurso que sólo se agota en sí mismo, no es un discurso que dialogue con los otros discursos, sino que aparentemente es autosuficiente, y oculta el significante amo o la orden a los ojos de cualquier racionalidad. Es por eso por lo que el éxito del capitalismo es haberse transmitido como imposible de ser relevado. En los últimos tiempos observamos con impotencia la imposibilidad de corregir su acción, si anteriormente en otras etapas del capitalismo había un amo visible, en la actualidad no se nos facilita ese visión, incluso el nuevo mesianismo en el caemos una y otra vez con gobiernos virados hacia la ultraderecha no son otra cosa que una vuelta al medievalismo con la esperanza de que se vuelva visible la figura de un culpable al que abatir. La competencia ya no se da en la lucha de clases, sino entre diferentes formas de habitar el capitalismo (financiero versus productivo).

Cuando Lacan afirma que el capitalismo tiende a reventar apunta a ese cambio de giro que ya no necesita del amor. El capitalismo es despiadado y produce desechos continuos. El valor mismo ya no es marcado por la cantidad de trabajo necesario para producir la mercancía, sino por la ambición y la sustracción, puestos ambos a una velocidad vertiginosa.

Los viejos elementos de localización de la racionalidad cartesiana: el espacio y el tiempo, han sido sustituidos por una única referencia huidiza, la velocidad. Paul Virilio, en su texto velocidad y política propone que para entender algo de la realidad actual no hay que dirigir el cursor a los elementos significantes clásicos, sino a pensar el elemento velocidad, posiblemente con un centro incentivador de la prisa que, a su vez es acéfalo y ansiógeno.

Hay un grupo crítico surgido en Alemania con diferentes autores como Robert Kurz, Anselme Jappe, Roswitta Schölz, etc., que basa esta velocidad en la crítica del valor en Marx y en las teorías del fetichismo. Bien, este grupo apunta a que el capitalismo produce dos límites, uno interno, a medida que aumentan la velocidad de los procesos se reduce el valor de la mercancía, y otro externo, ligado al anterior, los límites planetarios de acoger los restos de la producción sin que el planeta se vuelva cada vez más hostil.

Emilio Gómez

Dosier LetraHora: La lectura en la palabra

Destacado

José León Slimobich Pogarelsky y Emilio Gómez Barroso


Introducción

• El ser que habla, el ser hablante, es poema
• El analista lee en el texto, que le presenta el analizante
• Lo que se despliega en los juegos entre
el lenguaje y la lengua es la letra como plus de goce
• Lo real que solo puede “leerse” desde un discurso
• El goce está fuera del tiempo cronológico
• La escritura interviene en la palabra y el leer
se produce en ese acto, fuente del equívoco
• Los sueños: la lectura en sentido doble
• El escrito que surge en simultaneidad con su lectura
• El cuerpo como síntoma: fragmento significantizado del goce
•…no hay palabra sin escritura, ni escritura sin palabra. Y agregamos: no hay autor
• Ungrund (fundamento del fundamento). Nunca se tendrá

“Y aun cuando se haga confirmar por una jerarquía. ¿Qué jerarquía podría confirmarle como analista y darle ese certificado?(…) Repudio ese certificado: no soy un poeta, sino un poema. Y que se escribe, pese a que tiene aires de ser sujeto. ”
(Prefacio a la edición inglesa del seminario 11 de J. Lacan)


Elogio de la pandemia,

“Amigos y amigas queridos. Ayer partí rumbo a otro mundo, espero que mejor. Me fui silbando bajito, siempre con alegría. Cualquier cosa me escriben. ¡Un gran abrazo!”
José León Slimobich Pogarelsky

Así que finalmente no era el apocalipsis retratado en las pinturas holandesas ni en el alma de los que temen a Dios. Era una muerte escasa y anciana, encerrada humanidad en las paredes de la ciudad ausente de toda naturaleza. No se muere así no más, sin gloria alguna, sin un velorio, alguien que en presencia dice algo que suene a vivo del que ha muerto. Sobre las tumbas recientes no florecerá la vida, sino la permanencia del contagio, la peste que sigue …

Pero nada es negativo. Al trastocar el tiempo, al eliminarse toda la actividad desarrollada por los cuerpos en el espacio y el tiempo, tropezando unos a otros, buscándose para hallar consuelo a esta capacidad de justificar la existencia, llamémoslo amor, amistad, bajeza, ganas de reír o llorar y, sobre todo, la incapacidad de comprender por qué hemos, conjuntamente, todos, hemos llegado hasta aquí.

En pocas ocasiones el tiempo se extiende libre para gran parte de la humanidad, desde todas partes a todas partes, por fin se entiende lo que es la globalización. Se cierran las puertas, quedan limitadas las circulaciones, la intimidad es sugerida, el ocio necesario y se despiertan entonces, inclinaciones que estaban guardadas en la ausencia del tiempo eterno, del suceder igual de los días, de las distintas manifestaciones de lo mismo.

Esto sucede con la pandemia: se despiertan las escrituras. Psicólogos, educadores, sexólogos, periodistas, filósofos, políticos, economistas, infectólogos, profesionales de la estadística, del humor, de la canción, de las religiones apocalípticas, de las religiones del consuelo, de las medicinas alternativas son escritores, largan su papel impreso con reflexiones profundas, con verdades de a puño, como si los papeles se hubiesen puesto a soñar ideas, como este mismo que dice Elogio de la Pandemia.

He abierto los ojos y he visto. Inútil tiempo del encuentro cuando en la soledad encuentro, entre estas paredes el destino que espera por mí, no es la algarabía del otro, en lo cual concurre el olvido. El exterior, lo que se llama la vida normal, no es más que distracción, pedido de reconocimiento, acción para mostrar la existencia de algo que se llama con un nombre y que responde cuando lo dicen.

Elogio de la Pandemia, pues no necesito de ningún otro, y solo del almacenero de la vuelta de mi casa y apenas un par de zapatos en toda mi vida, para recorrer los metros que me separan de él. El resto es respirar seguro, mientras mi olfato recorre una y otra vez el olor distintivo de lo que contagia, el enemigo humano que quiere envenenarme con su corrupción, por las vía aéreas, como un patrón que castiga a su obrero o como un dios que olvida a su devoto.

No se distingue el día de la noche, la molicie del movimiento, el orden del desorden, pues en un sitio determinado, es igual. Nadie saldrá a juzgarme, nada me acucia, solo el yo, si así lo quiero, puede no dejarme en paz. Las pocas cosas que adquieren importancia se compone de las comida del día, cantidades y calidades, gustos e innovaciones, el tiempo del cual hablamos se desliza en los fuegos y se hace en los platos distintos. Es casi absurdo aquello que sucede y esto es lo mejor, el Elogio.

Un presidente, el del país más poderoso de la tierra, sugiere tomar insecticida para curar la maldición, el petróleo se regala como una prostituta avejentada en las plazas públicas, sin nadie que quiere tomarla, más que algún adolescente sin dinero, los muertos se juntan en las fosas comunes, y nada se dice, será igual a como era. Es otra virtud en lo que sucede: cómo se renueva el eterno enfrentamiento entre el bien y el mal. De un lado las muertes, la infección, los límites de lo humano, por el otro, la obediencia, el orden para que los contagios no se extiendan, al menos por ahora el prevalecer de la vida sobre la economía. Pero ya reacciona con vigor: falta dinero en sangre, que es la existencia sin el salario, porque como se sabe todos, absolutamente todos, somos proletario. ¿Acaso no lo dice así el dueño de los bancos …?» toda mi vida he trabajado, nadie me regaló nada»

Siempre el bien, el esfuerzo de los médicos, el brujo salvador, el chamán y del otro que se burla del aislamiento, el que lleva la peste donde va con total impunidad. El que dona su esfuerzo y su posibilidad material y el que hace pingües negocios con la necesidad imperiosa de sobrevivir que posee el humano, justamente porque sabe que puede querer desaparecer.

Elogio de la Pandemia, pues de ella son el taciturno, el ermitaño, el que no tiene futuro, el drogadicto, los que duermen mal, los hijos de familias desestructuradas, y los hijos de familias estructuradas que no fueron amados, los que fracasaron, los que cayeron, los que nunca subieron, los que saben que no, los ladrones, los esclavos de todo tipo, los que aún no han nacido, los que desean la muerte de los que odian y también los que se odian a sí mismos, pero cuidan su salud…. Y especialmente los escritores, que finalmente no necesitan sonreír durante el día, y tienen todo el tiempo para gozar con sus letras, sus ideas y fundamentos, para buscarle los pies al gato y también su maullidos escapando por los techos del nunca.

Se puede acusar de falta de compasión a los deudores de la pandemia, pero tienen su pequeña justificación: creen firmemente que todo esto que sucede en todo el universo conocido, a saber, la Tierra, es absoluta responsabilidad de eso que llaman el ser humano, otros el ser que habla, y otros no se sabe. Pero todas las denominaciones de ese objeto viviente llamado humanidad mata un niño cada 30 segundos por hambre…

Ahora, un interlocutor supuesto dirá que confundo las cosas y que son diferentes problemas. Esto es muy cierto: con la pandemia muero yo y no un niño confuso en una lengua extranjera. Confusión por partida doble y aún más porque cada muerte de la pandemia tiene número, pero… ¿qué número tiene aquel que no existe?

Escucho el rumor de los filósofos, los políticos, la gente culta que dice que esto que aquí se dice, en este Elogio de la Pandemia, es muy simple, que las cosas son más complejas, más confusas. Y por ello no comprende este escrito el ajedrez del mundo… que este Elogio de la Pandemia termina siendo un texto de la fe, de las buenas intenciones, de las conciencias que se lavan en el agua de la impotencia. Pero lo cierto de este Elogio es que insulta a los de siempre, los dueños de la tierra, del aire y del agua, que ejercen el odio y el deseo de muerte o más bien, que no molesten, que mueran en su lugar inferior, negros, pobres, mujeres golpeadas, mientras que denigran a los colectivos que intentan proteger, organizar y socorrer a los postergados de siempre, denigran los movimientos sociales, y a los gobernantes hechos de pueblo, que comprenden que todos, hombres y mujeres, y ricos y pobres, tienen miedo de morir, como si esperara el infierno o el peor de los castigos: desaparecer en un sin nombre.

Elogio de la Pandemia, pues el humano solo podrá llamarse a sí mismo, Elogio de la Pandemia, pues nos obliga a reflexionar sobre la injusticia y el dolor del mundo, aunque no queramos, aunque cerremos los ojos… y solo nos quedará abrazar al otro en la luz del mundo.

José León Slimobich
integrante de la revista Letrahora.

Este es un texto recogido de los archivos no publicados de José León Slimobich, en la medida en que podamos seguiremos publicando otros textos suyos y de miembros de la EAP.

Homenaje a José León Slimobich Pogarelsky

Destacado

7 de agosto de 2022

Pepe Slimobich

A los que ponen un lobo en su rostro cuando comen cordero
Ceux qui mettent un loup sur leur visage quand ils mangent du mouton
 Jacques Prevert

José León Slimobich (con b larga para respetar la grafía de la confusión migratoria) Pogarelsky, siendo un psicoanalista, pensador, militante y hacedor de cuerpos poéticos, presente en múltiples foros psicoanalíticos, eligió desde hace más de 30 años, pertenecer a la Escuela Abierta de Psicoanálisis.


Se alejó con firmeza de la purpurina política que otorgaban los escenarios multitudinarios para trabajar lo que él mismo, a través de la lectura viva de Freud y Lacan, llamó el paradigma del leer. Slimobich (con b larga) entendía muy bien que la política necesita de la visibilidad, de la imagen, y también que las apariencias engañan. Basó este paradigma en el campo de la ética (que se alimenta más de la voz y el corazón), por ello para él un seminario central era la ética del psicoanálisis, y no cedió a ninguno de los cantos de sirena que despertaban su quehacer clínico para incluirlo en las cortes monárquicas.


Tentado por el campo freudiano para un lugar en su jerarquía eligió embarcarse en la fundación de la Escuela Abierta de Psicoanálisis junto con otros compañeros. Eso le hizo encontrar lo sorprendente en lugares que tienen más que ver con el arrabal (como el tango, su música) que con la ciudad dormida. Esta Escuela se fundó bajo el modo asambleario no jerárquico, ni democrático, desde la voz de la asamblea cada uno tomaba decisiones para allanar el camino al texto de los nuevos sentidos.


No dudó en frenar, driblar, correr hacia adelante, hacia atrás, volar, con tal de combatir el aburguesamiento del diván. Fundamos también Letrahora en un momento político duro, la enésima crisis argentina, leída por él como el nuevo laboratorio mundial de la precariedad y huida de capitales hacia lugares sin miedo. También leyó el casamiento de la ciencia y el capital que traería la licuefacción de los polos, porque sabía muy bien que el amo cambia los rumbos del saber instrumental para aprovechamiento propio. Eso es discurso, compañeros, y no un saber psicológico de la letra psicoanalítica.


Una época dura como la actual nos conminó a todos al aislamiento, pero aún así seguimos estableciendo contacto a distancia, no deteniendo el trabajo analítico, ni siquiera el político, José León siempre estaba ahí para escuchar y alentar nuevas ideas, incluso echar unas risas, porque el humor no faltaba, y hay cosas que no se pueden comprar. Comenzaron desde ahí a aparecer dosier en Letrahora que expresaban la inquietud del nuevo orden y jornadas que la pantalla posibilitaba.


Es difícil traducir esto a otras lenguas, pues el significado se confunde cuando la voz suena familiar. La traducción funda el equívoco de cambiar el sentido de las cosas cuando las palabras se escriben de manera parecida, los falsos amigos del lenguaje y la política se surten de la fe y la desesperación, pero Pepe no era un hombre de fe y tampoco se dejaba llevar por la impaciencia. Sabía muy bien que la repetición era el lugar de lo inconsciente y que siempre aspira a la novedad, eso no le arredraba… Esperaba, pues su descanso era una letra que a los orillados nos transmitió como lugar de la desapropiación, de la desapropiación de sentido y de la desapropiación del yo. Un lugar vacío hecho de voz dormida, de mirada ciega, de resto y del sabor de inútil que marca el lenguaje poético y que permitió hacer cosas que ninguno de nosotros hubiéramos sabido hacer desde la reflexión y el pensamiento, decía: uno hace más con lo que no sabe que con lo que sabe, eso me llegó directo al corazón.


Implicaba esto ya una acción, la del no saber, la del no tener ni idea, transmitió muy bien que la posición del psicoanalista es no tener ni idea, y aun así no desesperar, lo importante es el discurso, no la normalidad.


Deja muchas cosas, muchos caminos abiertos, mucha letra viva y soñante, porque conocía muy bien que el sueño es un lugar atemporal donde habitan las letras por venir, quedan muchos pedazos rotos y ese lugar que dejó para ser hablado de nuevo.
Vaya nuestro sentimiento más cordial hacia la familia y amigos.


Un abrazo enorme amigo y compañero.


Emilio Gómez Barroso
Presidente de la Escuela Abierta de Psicoanálisis en España