Cuando Freud escribe más allá del principio del placer, ese más allá es formulado como algo sin bordes, no limitado, como una especie de relación al infinito. Él lo nombra como merh Lust, como más placer, que en Lacan se homologa a la plusvalía (merh Wert). Es Lacan quien aísla esta instancia “más allá” nombrándola como goce (Jouissance).
Hay un momento en que en uno de sus seminarios alguien le pregunta si puede haber dos más allá. Es cuando empieza a vislumbrar que puede haber dos goces, no como esencias, ni atributos, sino como lugares del de-ser o del no-ser, señalando que si ese goce fuera él mismo no sería ése. A raíz de esto, tenemos una dificultad por lo menos: ¿cómo pensar el goce?, y no sólo eso, sino cómo captar lo real del goce. Eso que aparece como un imposible de ser pensado, y que posiblemente si podemos trabajar con ello no puede ser desde otro sitio que el de una cierta escritura.
Ése “dos” no deja de ser curioso, pues aparece también en el Proslogium, de Anselmo de Aosta, como reflexión sobre los bordes ontológicos donde se señalan los límites del conocimiento, que da paso a la apertura del pensamiento medieval hacia la nueva ciencia:
Hay un ser (el máximo) mayor que el cual no puede haber otro. De esta primera afirmación se pasa a la delimitación del campo del conocimiento. El máximo es uno (no es posible la existencia de dos seres máximos) y es absoluto (no está ligado por nadie ni enfrentado con nada, en caso contrario se relativizaría y serla contradictoria la noción de absoluto que le adscribimos).
Con respecto al placer Freud señala que tiende al grado cero, lo que podemos llamar la homeostasis del sujeto, no obstante, no se queda ahí, sino que ese más allá señalado en el placer intenta recomponer las condiciones que se tuvieron en un principio en una relación mítica con el objeto de goce, instaurando otra instancia “hay uno” o “hay del uno”, que tampoco es autorreferencial pues posee la cualidad de un comienzo de la cuenta, ya que se constituye en rasgo, suma a otro volcándose hacia el dos, que podemos nombrar como el amor, el goce con el otro o el goce del otro.
Ahora bien, ¿cómo puede el analista trabajar con esto que se le escurre entre los dedos como jabón mojado? Dice José León Slimobich:
…el analista escucha desde algún sitio. Este lugar se compone de la formación que dicho analista posee. Con los instrumentos de su propio análisis, de la supervisión, de los lugares donde estudia con otros y de sus propias lecturas construye el modo de abordar lo que el analizante plantea. Sin embargo, solo podrá acceder a lo real en juego, cuando luego de haber aprendido y valorado toda su formación y conocimientos escuchando y ubicando cuestiones en lo que se le presenta, lo abandone y se sitúe en la ignorancia para que ¨eso ¨se le presente.
Es evidente que dicha formación se constituye en la posibilidad de causar en el sujeto, en forma coloquial, el surgir de lo que sabe de sí o lo insabido.
Lacan es reiterativo en su obra sobre este hacer desde la ignorancia. Ubica, en el trabajo que realiza sobre Nicolás de Cusa sobre la docta ignorancia, una de las entradas en la modernidad.
Nicolás de Cusa señala en el primer capítulo de dicho texto:
Si la sabiduría es un conocimiento total de las realidades, el hombre ha de conformarse con la ignorancia, pero no con una ignorancia por ausencia de conocimiento, sino con una ignorancia que resulta del conocimiento de las limitaciones del entendimiento humano.
Y continúa José León Slimobich más tarde:
Requiere entonces, que algo no esté aún desvelado, en tanto no todo lo que el analizante habla puede ser pasado por el saber del analista. Más aún, la exigencia freudiana de no acotar nuestra escucha en lo sabido nos coloca a la espera de algo en los nudos del relato que escuchamos.
Así, podemos nombrar este conjunto de saberes del analista de la siguiente manera: el saber que ignora lo suficiente.
Lacan en variantes de la cura tipo señala:
Freud pone en ello el acento hasta el punto de decir que laciencia analítica debe volver a ponerse en tela de juicio en el análisis que de cada caso (v. g. «El hombre de los lobos», toda la discusión del caso se desarrolla sobre este principio), muestra suficientemente al analizado la vía de su formación.
El analista, en efecto, no podría adentrarse en ella sino reconociendo en su saber el síntoma de su ignorancia…
Así José León Slimobich manifiesta cómo esto se liga al cuerpo: …el deslizarse en lo incomprensible del lapsus o la escritura del sueño, por ejemplo, nos muestra algo que transcurre en la dimensión de la relación del tiempo con el cuerpo, pues lo que hemos expuesto se nos muestra en otro momento y con relación al cuerpo callado.
A los que ponen un lobo en su rostro cuando comen cordero Ceux qui mettent un loup sur leur visage quand ils mangent du mouton Jacques Prevert
José León Slimobich (con b larga para respetar la grafía de la confusión migratoria) Pogarelsky, siendo un psicoanalista, pensador, militante y hacedor de cuerpos poéticos, presente en múltiples foros psicoanalíticos, eligió desde hace más de 30 años, pertenecer a la Escuela Abierta de Psicoanálisis.
Se alejó con firmeza de la purpurina política que otorgaban los escenarios multitudinarios para trabajar lo que él mismo, a través de la lectura viva de Freud y Lacan, llamó el paradigma del leer. Slimobich (con b larga) entendía muy bien que la política necesita de la visibilidad, de la imagen, y también que las apariencias engañan. Basó este paradigma en el campo de la ética (que se alimenta más de la voz y el corazón), por ello para él un seminario central era la ética del psicoanálisis, y no cedió a ninguno de los cantos de sirena que despertaban su quehacer clínico para incluirlo en las cortes monárquicas.
Tentado por el campo freudiano para un lugar en su jerarquía eligió embarcarse en la fundación de la Escuela Abierta de Psicoanálisis junto con otros compañeros. Eso le hizo encontrar lo sorprendente en lugares que tienen más que ver con el arrabal (como el tango, su música) que con la ciudad dormida. Esta Escuela se fundó bajo el modo asambleario no jerárquico, ni democrático, desde la voz de la asamblea cada uno tomaba decisiones para allanar el camino al texto de los nuevos sentidos.
No dudó en frenar, driblar, correr hacia adelante, hacia atrás, volar, con tal de combatir el aburguesamiento del diván. Fundamos también Letrahora en un momento político duro, la enésima crisis argentina, leída por él como el nuevo laboratorio mundial de la precariedad y huida de capitales hacia lugares sin miedo. También leyó el casamiento de la ciencia y el capital que traería la licuefacción de los polos, porque sabía muy bien que el amo cambia los rumbos del saber instrumental para aprovechamiento propio. Eso es discurso, compañeros, y no un saber psicológico de la letra psicoanalítica.
Una época dura como la actual nos conminó a todos al aislamiento, pero aún así seguimos estableciendo contacto a distancia, no deteniendo el trabajo analítico, ni siquiera el político, José León siempre estaba ahí para escuchar y alentar nuevas ideas, incluso echar unas risas, porque el humor no faltaba, y hay cosas que no se pueden comprar. Comenzaron desde ahí a aparecer dosier en Letrahora que expresaban la inquietud del nuevo orden y jornadas que la pantalla posibilitaba.
Es difícil traducir esto a otras lenguas, pues el significado se confunde cuando la voz suena familiar. La traducción funda el equívoco de cambiar el sentido de las cosas cuando las palabras se escriben de manera parecida, los falsos amigos del lenguaje y la política se surten de la fe y la desesperación, pero Pepe no era un hombre de fe y tampoco se dejaba llevar por la impaciencia. Sabía muy bien que la repetición era el lugar de lo inconsciente y que siempre aspira a la novedad, eso no le arredraba… Esperaba, pues su descanso era una letra que a los orillados nos transmitió como lugar de la desapropiación, de la desapropiación de sentido y de la desapropiación del yo. Un lugar vacío hecho de voz dormida, de mirada ciega, de resto y del sabor de inútil que marca el lenguaje poético y que permitió hacer cosas que ninguno de nosotros hubiéramos sabido hacer desde la reflexión y el pensamiento, decía: uno hace más con lo que no sabe que con lo que sabe, eso me llegó directo al corazón.
Implicaba esto ya una acción, la del no saber, la del no tener ni idea, transmitió muy bien que la posición del psicoanalista es no tener ni idea, y aun así no desesperar, lo importante es el discurso, no la normalidad.
Deja muchas cosas, muchos caminos abiertos, mucha letra viva y soñante, porque conocía muy bien que el sueño es un lugar atemporal donde habitan las letras por venir, quedan muchos pedazos rotos y ese lugar que dejó para ser hablado de nuevo. Vaya nuestro sentimiento más cordial hacia la familia y amigos.
Un abrazo enorme amigo y compañero.
Emilio Gómez Barroso Presidente de la Escuela Abierta de Psicoanálisis en España
Terminaron las Jornadas Cuerpo y Pandemias, y la Escuela Abierta de Psicoanálisis te invita a inscribirte al Master en Psicoanálisis Aplicado que comienza en Octubre. La Universidad de Granada y la EAP brindan esta importante y novedosa formación académica, tanto por su contenido y sus docentes.
Convocamos a las Jornadas «Cuerpo y pandemias» para debatir con diferentes disciplinas los tiempos venideros y el estado de lo actual. Las jornadas serán los días 11, 12, 25 y 26 de septiembre de 2021, a través de la plataforma Zoom.
La participación en las jornadas tiene un valor simbólico de 15 Euros para Europa, 1500 pesos para Argentina y 15 dólares para el resto de Latinoamérica.
Emilio Gómez Barroso Matías Buera José Slimobich Ricardo Forster Jorge Cano y Susana Gómez Miguel Romero, El Negrish Gorka García Hernández Mariano de Hossorno José Luis Romero Miguel Ángel Movilla
EDITORIAL
La expansión a escala mundial del COVID-19 o SARS-2 (síndrome respiratorio agudo), como lo denominan algunos autores, hace aparecer teorías que sostienen una nueva conspiración para producir desequilibrios económicos y rediseñar de nuevo el tablero de ganancias.
Hace tiempo que los más agoreros vaticinaban una nueva crisis del capitalismo, lo no calculado era el origen, tocado ya el sistema fiduciario, con guerras interminables abiertas en Oriente Medio ganando activos y la industria bélica funcionando sin freno alguno; estaba en juego desde hace tiempo la detención de la contaminación planetaria que, a pesar de los avisos reinantes y de las opiniones de los más expertos, no se lograba disminuir las emisiones de gases que licuaban a gran velocidad los hielos antárticos, provocando climas extremos y cambios de corrientes oceánicas que un día traían ambiente tropical para helar al día siguiente la atmósfera, con intervalos de clima desértico, calor diurno, frío intenso por la noche.
Nada ha sido capaz de poner freno a un modo de vida de desecho contínuo que llenaba el mar de microplásticos e invadía de residuos la cadena trófica. Continentes incendiados sin posibilidad de detener un fuego bíblico. Nadie se cuestionaba la muerte propia si la vida era ese continuum inevitable de éxtasis futuros. Ha sido una especie de miedo general lo que ha puesto freno a todo con la amenaza de dejar fuera de juego a muchas personas en el seno de la vida alegre. Ha sido el contagio, la imagen de la muerte de seres cercanos sin llegar a comprender demasiado lo exponencial y el múltiplo a nivel íntimo, no estamos preparados para eso.
Mientras tanto, es lo que toca, los medios de comunicación manejan la muerte como un algoritmo diario, mirando al cielo para que la campana de Gauss llegue a la cúspide y empiece a asomar la cola del elefante dormido.
Las calles se han llenado de patrullas que controlan los abrazos y los movimientos diarios de los ciudadanos, el comportamiento requerido es el aislamiento máximo y la reclusión domiciliaria, para el que pueda soportarla. La autoridad se ha introyectado, y las denuncias vienen de eso que se ha llamado policía de balcón, que arroja el odio de la masa silenciosa aleatoriamente a cualquier paseante sin preguntar ni establecer diferencias sobre las personas que no pueden soportar el aislamiento por causas muy diferentes.
Hay, en este momento, muchos hogares excluidos del nuevo orden provisional, que no sabemos hasta cuándo habitaremos. Pequeñas casas masificadas con el hándicap de vivir una cuarentena si algún miembro es contagiado. Mediante también la imposibilidad de conocer estadísticamente cómo se extiende la epidemia, puesto que no hay tests suficientes para comprobarlo. ¿Qué podemos aprender de esto?
Que el vínculo medicina-política no es lo mismo que la medicina a secas o la política abierta. Se establecen una serie de medidas, necesarias para una pandemia, pero el cálculo inconsciente de la muerte es otro. La muerte del otro añade un plus a la propia vida. La pulsión de muerte se articula como salvación de la vida subjetiva, hay algo íntimo que supone un más allá de la tanatocracia o el algoritmo sin rostro.
Que la educación no es simplemente cumplir con el curriculum académico, sino la interacción del juego.
Que el sujeto se subvierte al aislamiento cada vez mayor para preguntarse qué ocurre con la masa exterior.
Que el sistema por más que sea el mismo repetido tiene una historia con diferentes formas de habitarlo.
Que la clínica psicoanalítica no tiene que ver con la división alma-cuerpo, sino que existe una continuidad entre el interior y la piel, no existe más cuerpo que el cuerpo imaginario, la cercanía o lejanía del otro a través de los objetos pulsionales.
La crisis se ha convertido en espectáculo incierto. Mientras tanto son las redes cibernéticas las que han ocupado el lugar del cuerpo a cuerpo, los GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon), que iban tomando su lugar hegemónico en el mercado, se han convertido en necesarios, en sustitutos de la palabra cotidiana, con una reducción considerable del tiempo social, conexiones de apenas una hora por la eliminación de aquello que prorroga el cuerpo: “quédate un rato más”. Las preguntas a los expertos van más por el lado de si la red aguantará la ansiedad comunicativa que por la solución a la pandemia. El cine se ha vuelto la evasión necesaria para el descanso del pensamiento, sigue costando mucho en esta situación trabajar en un texto o pensar algo que tenga que ver con la cultura, ¿cuándo y cómo volverá el libro y el debate?
Se ha programado un nuevo orden psicótico para contener la pandemia, la normalización es la psicosis, así esos casos que antes escapaban a la normalidad son los que más soportan el aislamiento. La psicosis ya vivía en ese orden interior aislado de cualquier realidad común.
Mientras tanto, la pregunta sigue abierta ¿qué nuevo orden nos deparará el modo reciente de habitar el capitalismo? Es difícil pensar que un virus haya conseguido hacer la revolución suficiente, sigue en el horizonte la pregunta de Francis Fukuyama de si el fin del planeta coincidirá con el fin del capitalismo, es más fácil pensar la muerte del planeta que el fin del sistema. Así, y a pesar de todo, hay presiones desde el norte de Europa para dejar desabastecido financieramente el sur de Europa, cada palo que aguante su vela. De esta manera, las potencias pujantes en el nuevo capitalismo son las que están ayudando a los desesperados, China y Rusia enviando ayuda humanitaria a España e Italia, amenazados por los ministros de economía del norte de Europa, con Estados Unidos también intentando contener la acelerada expansión del virus.
¿Cómo sería este nuevo modo de habitar el capitalismo? ¿Un modo menos colonial y con más presencia económica que territorial? ¿Un modo de cierre de fronteras, incluso en Estados miembros de una misma unión? ¿Un capitalismo con tintes comunistas y algo más dictatorial? ¿Un panóptico donde nosotros mismos enchufamos la pantalla que nos vigila, llevando un poco más allá la pesadilla orwelliana?
El mundo tiene miedo ¿cuál será el siguiente paso?
¿Qué tipo de saber trabaja el psicoanálisis? No voy a hacer retórica.
Cuando Freud
inaugura el campo de la interpretación de los sueños, el psicoanálisis trae
algo que hasta ese momento no podía ser considerado, que era el hecho de un
saber que no se sabe, que bien dicho es un saber que no se sabe saber.
Esa redundancia,
abre una retórica muy especial. Hay ahí una diferencia entre un saber que puede
ser catalogado, ordenado, escrito alfabéticamente, almacenado, pensado y un
saber que funciona bajo el modo de las hiancias, de los intervalos, de las
imágenes coaguladas, de lo congelado, un saber del que solo tenemos trazas y
que nos muestra que lo esencial funciona fuera de lo que pienso.
Lo que Freud trabaja primeramente son las escrituras. Estructura es un término que Freud no usa, pero al hablar de inhibición síntoma y angustia, de neurosis obsesiva, de los desarrollos económicos, del juego de las pulsiones, estamos determinados por estructuras de las cuales podemos decir que somos ignorantes.
Hay un deseo en el
sujeto de identidad, yo soy yo, una propiedad de su ser, difícilmente acepta
que es un efecto de estructura. ¿Qué quiere decir efecto de estructura? Que hay
algo en él que no conoce. Lo que hace Lacan es introducir un elemento alrededor
de su desarrollo. No creo en la teoría del desarrollo en Lacan, no creo en la
teoría del progreso, pero avanza y retrocede sobre un elemento fundamental: el
pasaje del deseo al goce.
La teoría del deseo
está aposentada sobre la teoría de la falta, porque falta deseo, porque se
reproduce la falta en tanto la prohibición la genera, la falta genera el deseo
y ahí entramos enseguida en el sentido. Lo que se nos hace más difícil de
pensar es que estamos recluidos en un lugar donde no falta nada. ¿Por qué?
Porque obtiene el goce suficiente.
La teoría cambia en
Lacan, cuando se produce el pasaje del deseo al goce, en los seminarios 18,
19,20, en momentos culminantes en relación a la teoría del saber, donde ubica
al analista en un lugar muy diferente a todos los lugares donde hasta ese
momento se lo había ubicado.
Ya Freud intentaba
moderar el afán curativo de los profesionales que trabajan en el campo de la
salud. ¿Para qué sirve esto? es una pregunta muy general. ¿Por qué? Porque no
podemos pensar absolutamente nada fuera del valor. Todo tiene que tener un
valor, si realizo un acto tiene que tener un valor, una operación del
pensamiento tiene un valor, si leo un libro tiene un valor, un valor de goce,
un valor de pensamiento, si gasto energía es para conseguir algo, si trabajo es
para conseguir dinero, si voy al banco es para una transacción, si hago una
transacción es para comprar algo.
Permanentemente
estoy en el campo de la mercancía. La mercancía es a lo que Lacan apunta cuando
trabaja el tema del goce. Lacan toma la producción del plus de gozar. Hay un
momento en que Lacan dice que el discurso va del agente al otro, del otro a la
producción y de la producción a la verdad. “Del agente al otro” es el goce y “la
producción” es el plus de gozar. El goce produce un plus de gozar y el plus de
gozar se nomina como objeto “a”, recuerden los términos de los cuatro
discursos.
Es decir, que el
goce de la producción científica culmina en la producción de objetos técnicos
que hacen las veces de plus de gozar, gozamos del plus de gozar de la ciencia,
que sería, por ejemplo, el celular(el móvil)
como ”hecho” y después se desdobla para que la ciencia siga detrás de la
producción gozante alrededor del objeto a.
Lacan tiene que
tomar el plus de gozar de algún lado, ¿de dónde lo toma? Lo toma del marxismo. Marx dice que el producto, la mercancía, el
producto de la fuerza del trabajo puesto en el lugar de la distribución de la
venta cubre el valor de la fuerza del trabajo, si sumo fuerza del trabajo más
capital obtengo ganancia, menos el desgaste de la máquina, el valor de las
instalaciones etc. ¿de dónde viene la ganancia? Viene de la parte de la fuerza
del trabajo no pagada que se considera como mercancía.
Lacan hace todo un pasaje y produce la teoría de los discursos.
Vayamos por partes,
ese plus de gozar es una mercancía producida por una fuerza de trabajo, por un
tiempo de trabajo, que le agrega un valor determinado a la mercancía, sólo se pagaría
el trabajo empleado.
Por ejemplo, si esta mesa costó 8€ de trabajo, el material que se usó (madera etc.) costó 4€ y yo lo vendo a 12€ solo cobro el costo de la producción y por lo tanto el salario, permito que la fuerza del trabajo se reproduzca y nada más.
La pregunta es ¿De dónde
viene la ganancia? la ganancia viene de que la fuerza del trabajo no solamente
es fuerza del trabajo, es mercancía, entonces se le agrega un valor de
mercancía a la fuerza del trabajo y se pliega sobre la mercancía producida. Entonces
8€+4€+3€. 8€ como trabajo, 4€ como capital y 3€ como plusvalía. Obtengo la ganancia
de la mercancía de la fuerza del trabajo, eso es la plusvalía, yo pago lo que
vale pero no el plus. El plus es el valor de mercancía de la fuerza del
trabajo. El plus es la ganancia que produce por el hecho que el trabajo es
mercancía.
Nadie lo tomo como
lo hizo Marx, que entendió perfectamente que el patrón hace del trabajo una
mercancía más. Entonces cuando el obrero dice” págame por el trabajo” este
responde “yo te pago el trabajo” y ríe porque no le viene la ganancia de que no
le pago el trabajo, viene de que el trabajo es transformado en mercancía y lo
que no paga es el valor del trabajo como mercancía, paga el valor del trabajo.
¡Voltereta colosal! El capitalista no lo entendió
hasta que Marx lo aisló, se regía por la ganancia pero no entendía de donde venía.
Marx se lo explica, “lo que pasa es que usted le paga el trabajo realizado pero
usted no le agrega lo que hace con el trabajo como mercancía”. Su ganancia no
es el trabajo más capital invertido, es el trabajo del capital más “el trabajo
como mercancía”, es el plus, la plusvalía. Hasta que Marx no escribe “El
capital” esto no se puede entender. Ahí es donde los obreros dicen: “queremos
participar de la plusvalía”. Más aun, en el comunismo teóricamente se elimina
la plusvalía. El capitalismo se vuelve capitalismo de estado. ¿Qué tiene esto
que ver con el psicoanálisis?
Lacan toma la
plusvalía como un elemento central de la teoría y dice:” hay un plus de
valor», que queda incorporado a la producción de goce.” Es decir que gozo,
gozo, gozo y encuentro un plus de valor a ese goce. ¿Qué quiere decir? que
justamente el plus de valor que encuentro es el de usar mi goce como semblante
social. El modo de goce puede ser un semblante social.
Por ejemplo, el
otro día en un bar, un tipo con cualquier cosa que decía se reía, él gozaba,
pero lograba que los que estaban alrededor se sintieran felices porque también
se reían, hay un plus de goce ahí, convocaba a una ganancia que no está
incluida en su producción sino que logra un plus de gozar. Esto es una hiancia.
¿Cómo funciona el
objeto a (plus de gozar)?
Cuando voy a
análisis gozo, gozo de ir a hablar, de tratar de comprender, de asociar
libremente, gozo de mi historia, recapitulándola, de mis recuerdos, lugar
adecuado para eso. Soy causado por alguien que va a gozar de eso. El plus de
gozar en el análisis, en el lugar del objeto a ¿por qué es el plus de gozar?
Porque no tiene imagen, no tiene volumen, no tiene entidad, esto es el objeto
a. El analista acompaña ese trabajo, pero sin embargo, él hace algo con eso ¿qué
hace? En el seminario 19, Lacan dice: “¿el analista sabe?” radicalmente no, no
es el sujeto supuesto saber de todo el desarrollo, el analista forcluye el
saber, (Werverfung), lo ve y lo rechaza, lo expulsa, lo capta y lo echa, forclusion,
represión, denegación[1].
Primer elemento a
tener en cuenta: “el saber para el analista debe de ser expulsado”. Por lo
tanto si yo creo que sé, lo veo con claridad, que el sujeto está una posición cualquiera,
lo expulso. Esa es mi posición. ¿Por qué? Porque cualquier cosa que le diga,
cualquier cosa que agregue, por ejemplo” lo que sucede es que su madre…” tiene
sentido inmediatamente. Ya estamos en el sentido. El sentido que ocupa el lugar
ahí del falo, ocupa el lugar de la realidad, esa es la realidad. No importa que
sea una realidad que se evapora apenas salga del consultorio. El falo ahí es la
realidad. El analista expulsa eso.
Lacan dice:” ahí viene,
en el análisis, la dosificación de la angustia”, la angustia del analista. Porque
el analista cuando no puede saber el sentido común, no puede agarrarse del
sentido común ¿Qué hace? ¿Qué puede hacer? Esa es la pregunta que le acucia.
Lacan dice expulsar el saber, echar el saber” y uno dice ‘¡pero dame algo! si
no me puedo agarrar del saber, Lacan responde: “sí puedes agarrarte del saber
pero para interrogar al sujeto en el lugar de la verdad”. ¿Cómo se hace eso?
Lacan propone pasar
todo el bagaje del fonocentrismo lo pasa, ¿adónde lo pasa? busquen el referente,
dice. ¿Qué es lo que realmente usted quiere decir? “todo lenguaje es una metáfora cuyo referente jamás será encontrado, el
referente siempre es causa en psicoanálisis”[2].
Quiere decir que cuando encontramos un movimiento del lenguaje que nos permite
ubicarlo, seguimos allí, desplazándonos. Werferfung
es la palabra que emplea Lacan en el seminario 19, en el 18 habla del
referente, dice el referente anulado, expulsado, todo decir es un decir metafórico,
no hay manera de llegar al referente, no van a abordar el real por ahí.
¿Dónde deben de
llegar? a las escrituras -no voy a volver a hablar de la escritura-. Hay dos
tipos de escritura, la escritura alfabética, que está en los libros y una
escritura diferida que congela el tiempo, anuda el tiempo, lo coagula.
Por ejemplo ese
sujeto que dice ‘mi padre a los 7 años, me miro y me dijo…’entonces la pregunta
que se le hace a ese sujeto que tiene 66 años es: ¿por qué el sujeto de una
edad avanzada sigue recordando, de los cuatro años, de los 6 años? Porque está
escrito, está escrito en una historia que no tiene continuidad, está escrito,
coagulado en el tiempo, está en los socavones de la escritura.
Si tenemos, por
ejemplo una muchacha andaluza, criada por una madre madrileña ¿Qué lengua va a
hablar? ¿Una lengua andaluza que viene del árabe, con los faralaes, inspirada en
los arabismos, lengua heredera de la mezcla de las lenguas árabes con el
castellano? Esto me permite ver en un paciente en que época de la cultura
habla. La estructura también funciona en la cultura, la cultura es el barniz de
esa historia diferida.
La ciencia progresa
y progresa, escribe formulas, escribe maneras de pensar que parecen ser actuales,
sin embargo, llegamos a esta parte del mundo y pensamos ¿pero cómo es posible que
la ultraderecha, el fascismo, la xenofobia, el odio al otro campen a sus anchas
por el mundo?
¿Cuál es la
transformación de la humanidad? Se dice que la máquina, el invento industrial,
se dice que el trabajo. La gran transformación es la luz eléctrica porque revolucionó
la forma trabajo. A partir de ahí se pudo trabajar doce o catorce horas diarias,
antes no se podía trabajar tanto porque no había luz, no había manera de
trabajar de noche. Con la luz el trabajo se vuelve inacabable. El gran invento
que cambia el sistema de producción es la luz eléctrica. Lacan dice: “ustedes
no se dan cuenta de la diferencia que hay cuando prenden el interruptor de la luz”[3]
Esto puede sonar a
delirio, pero brinda la posibilidad de reflexionar la organización misma de la
cultura. Voy a dar un ejemplo. Ustedes dirán que no hay manera de pensar al
sujeto o al individuo fuera de la sociedad.
En América latina
la corrupción campa a sus anchas, es un problema endémico. ¿De dónde viene la
corrupción? Del virreinato, es una herencia de la corona española. Los
cortesanos eran los señores que tramitaban los negociados. Esa misma estructura
existe ahora. Uno diría ¡no, avanzó la cultura , la democracia en el pueblo,
las instituciones, etc.., hay parlamentos, estamos mejorando etc.. Sí, seguro
que estamos mejorando, no digo que no, pero hay estructuras que perviven tal
como perviven imágenes de la infancia del sujeto, siguen produciendo efectos en
el sujeto, siguen produciendo efectos en la sociedad. Y cuando analizamos es
bueno ver, nosotros percibimos, cuando a veces vemos el recorrido de la
historia del hombre, historia por ejemplo de la violencia, la violencia como
parte de la historia del hombre, también de los primeros movimientos humanos
que fue lo que más duro,los modos violentos que tiene la especie.
Volviendo a la práctica,
no tenemos tantos casos donde podemos ver cómo ha jugado la cultura en la
transmisión, por ejemplo de los modos que brinda la cultura al sujeto para su
tiempo. ¿Cómo debe ser un niño o una niña? Hoy en día la cultura está
transformando todo esto. Hace 20 años era impensable un modo de pensar que hoy
esta aceptado. ¿Por qué? porque la cultura va transformando…por ejemplo los
hombres tienen que adoptar nuevas formas de producción respecto de sus
relaciones con las mujeres, porque las mujeres están planteando nuevas formas
de producción sin el estado masculino, y les permite tranquilamente a las
mujeres ocupar todos los lugares que quieren, ahora que está desapareciendo el
trabajo, que no es necesario que los hombres ocupen esas posiciones, ahora que
el poder del estado se fortalece y permite y amplia las formas de goce. Es
decir, que el estado permite que las mujeres ocupen lugares que antes ocupaban los
hombres, tranquilamente sin problema, ¡mientras no atenten contra la
producción! Eso ni se os ocurra. Es decir que el estado masculino sigue
conservando el criterio de propiedad y lo que hace es, si se puede decir así,
masculinizar a la sociedad alrededor de los bienes, de los servicios, de las
ganancias. Uno podría decir:’ saber esto no significa nada’, bueno más o menos
no significa nada, no significa nada quiere decir que el estado no va a decir:”
Jose, tienes razón vamos a cambiarlo todo” no es así por supuesto. Entonces en ¿qué
sentido es importante? En el sentido que el análisis plantea una cuestión es: ¿hay
algo por fuera del valor? ¿Algo que no sea instrumental?, que no sea valor de
mercado, algo del sujeto.
Ese es el lugar
donde el analista ubica las estructuras, en ese lugar donde, en el filo de la
hiancia del goce, de la estructura del goce busca ubicar aquello de lo cual,
mientras va acompañando el discurso concreto que se le presenta, la estructura
del goce que se le presenta, va despejando cuestiones, va colaborando a
reflexionar, va armando un dialogo, para destacar aquello que… Por ejemplo, se
trata de una niña, una niña que es todo libertad, esa es la fiesta, hace lo que
quiere , no respeta la ley etc. hasta que empieza a manifestarse la sexualidad,
se queja de los dolores, de que hay que ver…, de que va a morir en el parto. ¿Qué
es esto? Es una estructura victoriana. ¿Cuándo nosotros quedamos sorprendidos,
que es? Es porque hemos sido tocados en la verdad. ¿Por qué? porque lo que
entendemos no sirve para nada. Si le digo al paciente: “lo que pasa es que su
madre la maltrató de pequeña y por eso se siente maltratada por el perro” ella
dice “si, tiene razón, guau, guau.” ¿Qué hace? lo incorpora, se alimenta. ¿Qué
dice lacan? Mis escritos no son para ser entendidos ¿Por qué? Porque lo que no
entiendo es lo que me afecta, lo que entiendo no me afecta. Uno podría decir
pero, bueno uno debe entender algo, sería mejor un psicoanálisis claro, que
todo el mundo entienda. Estoy tratando de mostrarles el efecto de textos que a
veces son difíciles para nosotros mismos, eso que es el efecto de conmoción de
nuestro goce. Por ejemplo: los actos de solidaridad son del nacimiento del
lenguaje, cuando dos cazadores perseguían una pieza, ¿cómo hacían para
entenderse? Sino por cooperación entre ellos. De otra manera, nosotros le
decimos al sujeto que debe progresar, que debe ser competitivo, es lo que el
capital dice. Los países que se han desarrollado y las especies que han
subsistido son las especies que han sabido competir y ganar, los demás se han
perdido, esto es la selección natural. Esto no es así, muchas de las especies,
gran parte de las especies que sobrevivieron es porque establecieron
colaboración con otras especies.
El criterio
individualista competitivo que tanto habita el psicoanálisis, por otra parte,
es porque el psicoanálisis es algo que nos lleva a tratar de entender, eso es
un problema, tenemos que tratar de entender desesperadamente y eso nos lleva a
establecer una competencia a veces delirante con el otro. De hecho hay un
yacimiento, el cual va a llegar a ser mítico, donde hay huesos mezclados de
lobos, hombres, y perros salvajes. Según la teoría hubo una alianza ocasional
entre lobos y hombres, es decir el diálogo con los animales existe. Con los
perros ni les digo.
Recuerdo una analizante que comentaba que el
perro venía con la correa y ladraba y ladraba y paraba, al rato volvía con la
correa y ladraba y ladraba y decía “el
perro me dice ¡vamos!¡ a pasear, a pasear!”, y vuelvo a la casa y estoy cansada
y el perro ladrando, ya no doy más. Le dije que tuviese cuidado. Ella por
supuesto esto me lo cuenta pensando que me voy a escandalizar por que el perro
le hable, al contrario ¿por qué me voy a escandalizar? ¿Cómo no le va a hablar
el perro? Si ella me dice que el perro le habla por supuesto que le habla, ¿por
qué no la voy a creer? Es un perro pequeño, no es un doberman. En este caso
esta mujer dice “me contó una amiga que un perro le mordió la cara.” Sesión
siguiente viene y dice:” ¡qué inteligente es mi perro, como se dio cuenta de
que yo había hablado de él!” Cuando llegue el perro intuyo que yo había
hablado, por lo tanto se calmó, estaba en un rinconcito todo manso y dócil,
ahora el perro está comiendo con el gato. Ustedes dirán que es todo un delirio
y un cuento, les juro que es verdad. El perro se había dado cuenta que ella
había ido al analista y que ella había hablado y que el analista le había hablado del perro y
ella había entrado a su casa con otra actitud y otra mirada y
el perro se había dado cuenta, y se quedó tranquilo.
Ahora fíjense
ustedes si uno hubiese sabido, ¿qué es una psicosis? Los perros no hablan, los
perros y ningún animal. Ella no es una psicótica ¿Por qué? porque una psicótica
diría ¡esto es así! El psicótico es un amo, un amo despótico, un amo del goce,
de la certeza. Si yo anticipo mi saber, tapono, simplemente lo tapono. Cuanto más
nos despojamos de los abalorios del saber más cerca estamos de poder escuchar
las escrituras que por un lado son históricas y por otro toman semblante; por
ejemplo el sujeto viene y dice “yo sufrí mucho…mis padres me maltrataron y bla
bla bla…y por el rabillo del ojo mira a ver qué hace el analista. Si el
analista por ejemplo bosteza, el paciente goza: el analista no me ha escuchado
y empieza a sufrir, si el analista se rasca la cabeza, el paciente goza, haga
lo que haga el analista, el paciente goza. Haga lo que haga es el plus de
gozar. Ahora bien ¿cuál es el problema?
Si goza demasiado empieza el sufrimiento por ejemplo si el analista es
enganchado por el plus de gozar y pasa del lado del analizante y empieza a
torturarlo con el tiempo, estira el tiempo de la sesión , ahora no puede
cortarlo, habla y no puede cortarlo. El único trabajo del analista es inyectar
una voz, no es el sentido de lo que dice, lo que dice no tiene ninguna
importancia, es meter ahí, corte y cambio, es el movimiento que hace Lacan
respecto al nudo, cuando se corta se arma una nueva nodalidad.
Si uno piensa ¿quién
soy yo? Soy el número tal del DNI, licenciado, mi seguro médico, mi jubilación
si la tengo, el número de cuenta corriente, el domicilio. No sé si vieron en
las películas norteamericanas: ¡soldado John Ritter número 387 958, ¡señor, si
señor! Es lo único que tiene que decir. Soy eso. Ese soy yo, después tengo que andar buscando
mi alma o sea buscando goce, un plus de goce, mi manera de gozar, ¿el resto?:
pertenezco al estado.
El analista ha de captar ese lugar de la
estructura, que es una estructura fundamental, una estructura donde el sujeto
esta medido, sopesado, juzgado. El psicoanálisis nos permite visualizar el poco
de ser que hay, el poco de ser de alguien. ¿Qué es ese poco de ser? Es todo, mi
goce. ¿Adónde ha llegado el capital en su extremaunción de producción?
Ha llevado al
sujeto a dos puntos:
Claramente es el
fetichismo de la mercancía, coche, viajes, muebles, la luz etc. el buen vivir
adornado de fetichismo. Por ejemplo la muestra que igual conocen, la muestra
que armo Miguel Ezpaña en Nueva York un artista de Madrid. No tuvo mucha
difusión, hizo trescientos frascos de pollas en vinagre y los vendió a
trescientos euros. Y se llamó así la exposición: “pollas en vinagre”, en Nueva York.
¿Cómo se salva uno
de todo esto? No hay manera de salvarse excepto por un pequeño reducto que no
tiene nada que ver con que esté en la realidad o no. Por ejemplo, un poeta que
dice “poned en mi tumba un bote salvavidas, porque uno nunca sabe”, morir nos morimos
todos, pero la mayoría no pone un bote salvavidas porque nadie cree que va a
venir la famosa resurrección.
Esto es muy
interesante, quizás cuando un analizante dice “tengo miedo del amor”, ¿Quién no
ha tenido miedo del amor? el amor y el miedo son socios, por eso tiemblo cuando
voy análisis, trato de hacer cosas con eso. Estoy en la posición de la
transferencia[4].
Los seminarios 18,
19 y 20 van en este orden:
En el 18, el
referente, la ausencia del referente
En el 19, la verdad
en relación al saber
En el 20 el
problema del amor de transferencia. Fundamentalmente un goce, un goce que no se
hace material, un goce femenino que esta fuera de la ley del falo, que no entra
en la circulación fálica, no entra en el concepto de realidad, es algo que nos
desafía…
Por ejemplo, un paciente anciano que empezó una actividad
lúdica, hace un cursito de pintura y toma a un gran maestro que es muy caro.
Sus hijos y su mujer dicen que está loco y él dice” ¿a mí que me importa? Si me
voy a morir pronto, prefiero hacerlo con un gran maestro.” A eso lo llamo yo,
el sujeto que atraviesa tranquilamente el miedo,¡ ya está! Ya es muy tarde, seguramente
hay cosas para las cuales ya sea muy tarde, pero al menos no eso, eso no. Eso
no, no se trata de la falta, se trata de eso no. No sé si conoceré Marte,
quizás sea tarde, pero seguramente no es tarde para conocer a mi vecino, para
cruzar la calle, no es tarde para que sea tarde.
La estructura es una
estructura donde fundamentalmente el sujeto capta que el Otro no existe, por
ejemplo, uno se dirige al otro bajo la súplica ¡ayúdame! ¿Qué tipo de ayuda
espera? ¿La limosna o la mano? Es una decisión a tomar.
– Pregunta: ¿habría algo fuera del valor? No sería fácil encontrar algo por fuera
del valor
Yo encuentro algo
fuera valor cuando estoy despistado. Cuando estoy despistado. Tú decías, un
ejemplo, es un ejemplo. Ahora tienes razón, habitualmente nos duermen los
discursos sociales, como dice Lacan. Al sujeto los discursos sociales lo toman
en su circuito, lo uno no descarta lo otro, así es el juego. El sujeto tiene la
posibilidad de llevar hacia si eso que lo constituye en un lugar que no es del
mercado. Es invalorable en un análisis, algo que el capital no puede atajar.
Uno dice” ¡no, pero si no hay nada! Sí, eso por ejemplo. Entre la mano que da y
la que toma, la inexpresable nada. Uno puede decir ¡pero todo eso es poético!
Claro. A veces sentimos con el otro. Por ejemplo, la risa compartida. ¿Hay algo
que tenga menos valor de mercado que la risa compartida con el otro? Cuando dos
amigos o un grupo de gente ríe frente a algo, eso no tiene ningún valor en ese
momento, más que ese encuentro con la risa, como lugar soberano de la metáfora
donde hay algo que traspaso un plus de gozar.
Yo extraño mucho la
gracia de Andalucía. Antes se encontraba en los bares, en los lugares y ahora
ya no es así,
– sobre
el amor.
– El odio y el amor
van unidos, lo podemos ver en el amor de transferencia. Lo podemos ver en todas
las maniobras que el sujeto hace frente al analista al cual intentan presionar,
retener, expulsar, convencer de una cosa u otra, intentan dramatizar sobre una
cosa de su vida etc., hay un poder en juego. Había un paciente de Lacan que
había estado en la guerra de Indochina que decía que nunca, en una misión en Indochina
había sentido el terror que había sentido en la antesala del consultorio de
Lacan.
El analista ocupa
el lugar del plus de gozar y es por lo que me causa, cualquier cosa se puede
convertir en mi plus de gozar. Por ejemplo gana mi equipo favorito y salgo a la
calle y mato a gente en homenaje a eso, porque hay un plus de gozar que está en
juego en la ganancia de mi equipo, en que mi equipo gane. El analista goza de
un plus de gozar que viene de la producción de goce. El lenguaje goza y eso
produce un plus, el analista capitaliza ese plus, ese es el poder que el
analista tiene. No es tanto como amo sino como plus de gozar. El goza como sea,
pero eso también le produce un sufrimiento, porque yo gozo de su goce. El goce
y el sufrimiento van unidos, están en el lindero. Yo le hablo a mi analista, le
hablo de mi historia, llega un momento en que le hablo de mí, después le hablo
de mi a él, y finalmente la hablo a él. Esa etapa donde le habla al analista de
tú a tú, donde el analista ya no dice nada, ya ni se esperan comentarios de él,
¿por qué? Porque el análisis ya ha culminado. Ese movimiento que es 1º le hablo
de mí, luego de mí a él 2º movimiento y finalmente le hablo a él y después
hablo con él. El otro día casualmente una analizante me dijo:” me vi tan
triste, tan fea tan gorda horrible y tan espantosa y después de un rato pensé:
bueno ya está”
Insisto, en ese
trabajo del plus de gozar se llega a lugares únicos, el sujeto llega a lugares
únicos. Para el sujeto lo más difícil es desprenderse de ese modo de gozar que
le ofrece el otro. Por ejemplo a través del insulto, insulta al otro y entonces
el otro va a entrar. Si yo lo insulto el otro va a entrar, porque toca al
narcisismo. El fetichismo es la mercancía, el primer gran orientador, y lo
segundo es el narcisismo. Cuando me tocan así reacciono y fortalezco al otro.
Rebajo el narcisismo cuando no contesto, no es que atente contra el otro, me
cubro del otro. Esto tiene un límite entendámonos.
[1] Jacques Lacan: “Seminario 19: De otro al otro” cap.9