Curso sobre los fundamentos del psicoanálisis en torno al seminario XI de Jacques Lacan. Módulo II

A cargo de Pamela Monkobodzky,
Marta Berrocal y Antonia Torres

¿Cuáles son las consecuencias del inconsciente Freudiano? ¿Como se presenta el concepto de repetición en la experiencia del psicoanálisis? ¿Cuál es la autenticidad del amor tal como se produce en la transferencia? ¿Pertenece la pulsión al registro de lo orgánico o el campo del instinto ya no es suficiente?.
Realizaremos un recorrido a partir de estas preguntas para adentrarnos en los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, en cuestiones relativas al sujeto del inconsciente y a los síntomas de la contemporaneidad.

Las reuniones serán los jueves alternos con una periodicidad de dos semanas. Comenzarán a las 20 h de España y 16 h de Argentina a través de la plataforma Zoom.
correo a eapseminario11@gmail.com

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La matrícula del curso será de 150 euros
(80 euros para estudiantes) y de 50 dólares para America Latina.

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Módulo 1. Septiembre de 2023:

Palestina por Vivian Palmbaum y Maite Manzanares

Palestina, un nombre que duele. Por Vivian Palmbaum

El 4 de noviembre del año 2004 León Rozitchner iniciaba una nota, en el diario Pagina 12[i] alrededor de la cuestión Palestina, con varias preguntas: ¿Recuerdan cuando hace dos mil años los judíos palestinos, nuestros antepasados en Massada sitiada, enfrentaron las legiones del Imperio romano y se suicidaron en masa para no rendirse? ¿Recuerdan la rebelión popular y nacional de nuestros macabeos contra la invasión romana, cuando murieron decenas de miles de judíos y se acabó la resistencia judía en Palestina y nos dispersamos otra vez por el mundo? ¿No piensan que esa misma dignidad extrema que nuestros antepasados tuvieron, de la que quizá ya no seamos dignos, es la que lleva a la resistencia de los palestinos que ocupan en el presente el lugar que antes, hace casi dos mil años, ocupamos nosotros como judíos? ¿No se inscribe en cambio esta masacre cometida por el Estado de Israel en la estela de la “solución final” occidental y cristiana de la cuestión judía? ¿Han perdido la memoria los judíos israelíes? 

Las preguntas que entonces se formulaba aún quedan abiertas y sus respuestas aparecen en el campo de una realidad dolorosa para los pueblos palestino e israelí, para las personas sensibles y más aún para quienes somos herederas de los campos de exterminio que masacraron 10 millones de personas, en su mayor parte judíos. Palestinos e israelíes se ven envueltos en una dialéctica de perseguidores y perseguidos, los une el miedo, el terror, porque han quedado sujetos a un conjunto de crímenes que se distribuyen en forma proporcional al ejercicio del poder y al dominio de sus aparatos de muerte. . 

Sabemos que el 7 de octubre se produjo un brutal ataque terrorista sobre una población civil por parte de la organización palestina Hamas,  que tomó de rehenes a pobladores israelíes que ahora comienzan a ser liberados. Brutal e inhumana consumación de un plan cuyos ejecutores han dejado a sus compatriotas palestinos librados a una retaliación pocas veces vista, y que a la vez parece favorecer al gobierno de Israel envuelto en un descrédito creciente.  

El hecho fue dominado por un ejercicio de venganza, donde el ojo por ojo se vuelve interminable. Un tema tan complejo siempre es difícil de abordar. Me pregunto ¿podemos seguir siendo indiferentes? Es  imposible la neutralidad pero tampoco la indiferencia que se muestra como un síntoma de esta época en donde el individualismo se ha cimentado en la conciencia de las mayorías, y ello merece un texto aparte.

Nos interroga León Rozitchner  ‘¿no les dice nada pasar a ocupar ahora el lugar impiadoso, como brazo armado de los poderosos capitalistas cristianos, contra una población civil asediada y asesinada por osar defenderse contra la expropiación ilimitada de un territorio que debía ser compartido?’  Retomo la pregunta porque la respuesta es entregada por los hechos. Un enorme muro construido para separar a la Franja, un escudo antimisiles, armamento de lo más sofisticado, el control del suministro eléctrico, de agua, el asedio a la población hacinada en la mayor cárcel a cielo abierto, donde el control de quien entra y quién sale es férreo, el maltrato, asesinato de niñas, niños y jóvenes, el encarcelamiento, el asentamiento de colonos,  la lista de vejaciones y arbitrariedades es innumerable. 

Por sus cuestionamientos el filosofo León Rozitchner fue tildado de antisemita por la propia comunidad cultural de la que era heredero. Un destino para quienes nos atrevemos a cuestionar las políticas de un Estado que ha convertido al país en un cementerio de palestinos. Hay en una parte de la comunidad judía una sensibilidad extrema hacia el disenso que se resuelve con la acusación de antisemitismo. 

Aquí lo siniestro, se vuelve visible, el odio y la ley del talión no cesan de escribirse como una trama infinita alrededor de una tierra objeto de disputa. Hay guerras y guerras, unas son casi imperceptibles, esas que se cobran día a día vidas en nombre del progreso, otras guerras son las que se televisan, en directo, con más rating. 

Lo Unheimlich se hace presente mostrando que lo aterrador llega desde lo más cercano y familiar. Imágenes, como polaroids nos llegan trayendo angustia. Un niño palestino cuenta que ya no puede conciliar el sueño porque teme no volver a despertar, mientras relata que el ruido de las bombas es parte de su vida cotidiana.  Aparece una operación que borra el colonialismo ejercido sobre la tierra palestina, y pone en primer plano el ataque terrorista  para suprimir sus antecedentes. Lo que no quiere decir que se justifique el brutal ataque de Hamas, que merece una enfática condena, sino que hay una serie de hechos que atraviesan la historia de la creación de un Estado sobre las tierras donde antes convivían de manera pacífica distintos pueblos. Parece haberse desplazado el concepto bíblico de ‘pueblo elegido’ hacia pueblo perseguido que ha recaído sobre las y los palestinos que se asientan en esos escasos kilómetros que aún conservan.

Entre tantas voces que se pronuncian contra este genocidio, la filósofa feminista Judith Butler[ii], escribió una misiva al presidente Biden, donde dice, entre otras cosas,  ‘todos deberíamos dar un paso al frente y oponernos a eso y pedir que se ponga fin al genocidio. Pero el hecho es que la violencia que estamos viendo pertenece a una violencia de larga data, una violencia que lleva 75 años… Hasta que Palestina sea libre y las personas en Palestina puedan vivir como ciudadanos o actores políticos en un mundo que ayuden a crear, hasta que se auto-gobiernen y forme parte de una democracia… Seguiremos viendo esta violencia estructural que produce este tipo de resistencia’. La expresión de Butler, es parte del conjunto feminista que unánimemente se ha solidarizado con el pueblo palestino y el pasado #25N alzó sus voces en una acción global y unánime contra el exterminio.  ¿Existe un medio de librar a los hombres de la amenaza de la guerra? ¿De canalizar la agresividad del ser humano y armarlo mejor psíquicamente contra sus instintos de odio y de destrucción?  Pregunta que Albert Einstein dirigía a Sigmund Freud allá por 1932, cuando en Europa la inquietud avanzaba dejando atrás la Primera Guerra y estaba en ciernes una nueva guerra en el escenario europeo. Freud tenía pocas esperanzas de que fuera posible, menciona que las pulsiones destructoras nos habitan, a pesar de los buenos ideales, y afirma que todo lo que trabaja en favor del desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra. Sin embargo, Freud aún no entreveía que hay una cultura que ha potenciado el consumo a niveles nunca vistos, que lejos de favorecer sentimientos de solidaridad potencia la violencia, la rivalidad y una  agresividad creciente


[i] https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/117692-37474-2009-01-04.html

[ii] Las vidas palestinas también importan: como persona judía y experta en filosofía, Judith Butler repudia el “genocidio” de Israel en Gaza | Democracy Now!


La vida en una maleta. Por Maite Manzanares

“La esperanza no es lo contrario de la desesperación, es quizás una fe que nace de que les somos indiferentes a los dioses…que nos han dejado a expensas de nuestro don para explicar la niebla”.

Palabras del poeta Mahmud Darwish, poeta de Palestina y que hoy cobran más sentido aún. Mahmud Darwish es el poeta más conocido de Palestina y también del mundo árabe. Nace en el año 1941 en Birwa un pequeño pueblo de Palestina.

En 1948, siendo un niño de siete años, tiene que abandonar su pueblo con su familia de noche, porque habían entrado las milicias del recién creado estado de Israel y sus vidas peligran. Birwa es destruido. Inaugurando para sus habitantes una vida de continuo exilio.

Darwish escribe una veintena de libros de poesía además de otros de prosa autobiográfica, ensayística y epistolar. Con su obra hizo de la supervivencia una ética de la dignidad.

En estos días los sucesos que están ocurriendo hacen que recurramos a la poesía para poder resistir a tanta barbarie retransmitida en directo. Miles de niños y niñas han muerto en un mes y siguen haciéndolo. Mahmud Darwish habla de la importancia de la poesía como el lugar para preservar esa memoria cuando la tierra ya no es tal, cuando se va perdiendo y te van expulsando de ella y nos dice que la poesía es el archivo de los árabes y que si en Occidente todos los caminos van a Roma en el mundo árabe todos los caminos se dirigen a la poesía. Estamos viendo la destrucción de un espacio y de una gente y hay que contarlo porque si no borrarán lo que esto supone. Para Darwish Palestina es la historia del verbo y el que la escriba heredará su destino. Oír es existir. La naturaleza de esta Palestina siempre estará presente en el acerbo cultural.

LA TIERRA SE ESTRECHA PARA NOSOTROS

La tierra se estrecha para nosotros. Nos hacina en el último pasaje y nos despojamos de nuestros miembros para pasar. La tierra nos exprime. ¡Ah, si fuéramos su trigo para morir y renacer! ¡Ah, si fuera nuestra madre para apiadarse de nosotros! ¡Ah, si fuéramos imágenes de rocas que nuestro sueño portara cual espejos! Hemos visto los rostros de los que matará el último de nosotros en la última defensa del alma. Hemos llorado el cumpleaños de sus hijos. Y hemos visto los rostros de los que arrojarán a nuestros hijos por las ventanas de este último espacio. Espejos que pulirá nuestra estrella. ¿Adónde iremos después de las últimas fronteras? ¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo? ¿Dónde dormirán las plantas después del último aire? Escribiremos nuestros nombres con vapor teñido de carmesí, cortaremos la mano al canto para que lo complete nuestra carne. Aquí moriremos. Aquí, en el último pasaje. Aquí o ahí… Germinarán olivos… De nuestra sangre. (De menos rosas/Mahmud Darwish)


Vivian Palmbaum es Psicoanalista, miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis e integrante del proyecto Propuesta Tatu

Maite Manzanares es miembro de la Escuela Abierta de Psicoanálisis


 Hemos querido acompañar estas líneas de nuestras compañeras Vivian y Maite con un artículo escrito por Freud en 1930 sobre sus reticencias al sionismo.

El 26 de febrero de 1930, Sigmund Freud, escribió una carta sobre el futuro Estado de Israel dirigida a Chaim Koffler, miembro de la Fundacion para la Reinstalacion de judios en Palestina (Keren Havesod). La existencia de esta carta se censuró y se la mantuvo escondida. Jacques Le Rider la tradujo del alemán por primera vez, y fue publicada por la revista «Clínicas mediterráneas» (Nro. 70, Erés, 2004), acompañada de un comentario de Elisabeth Roudinesco, historiadora del psicoanálisis. (También el tema fue recogido posteriormente en Le Nouvel Observateur). [Información recibida a través de Manuel I. Santos y rescatada de atrio.org desde la Escuela Abierta de Psicoanálisis]

Mis reticencias sobre el sionismo

Señor Doctor,

No puedo hacer lo que usted desea. La reticencia de mi personalidad para interesar al público es inmodificable y las circunstancias críticas actuales no me parecen las mas adecuadas para un cambio de actitud. Quien quiera influenciar al gran público debe tener algo muy sorprendente y entusiasta para decir y mi juicio sobre el sionismo de ninguna manera lo permite. Tengo los mejores sentimientos de simpatía por los esfuerzos libremente consentidos, soy fiador de nuestra universidad de Jerusalem y me alegro de la prosperidad del establecimiento de nuestros colonos.

Pero, por otra parte, yo no creo que Palestina pueda jamás devenir un Estado judío ni que el mundo cristiano como el mundo islámico, puedan un día estar dispuestos a confiar sus lugares santos a que los guarden los judíos.

Me parece que hubiera sido mas atinado, fundar una patria judia sobre un territorio históricamente no cargado, pero ciertamente, se que por un designo tan racional, jamás se podría suscitar la exaltación de las masas y la cooperación de las personas ricas.

Concedo también y lamento que el fanatismo poco realista de nuestros compatriotas, tiene gran parte de responsabilidad para despertar la desconfianza de los Árabes.

¡No puedo experimentar la menor simpatía por una piedad sionista mal interpretada que hace de un trozo del muro de Herodes, una reliquia nacional y a causa de ella, desafía a los habitantes de todo un país !

Juzgue usted si con un punto de vista tan crítico como el mío, soy la persona que se necesita para jugar el rol de consolador de un pueblo embanderado en una esperanza injustificada.

Sigmund Freud

Vienne, 19 Berggasse, 26 février 1930

¿Qué esperamos de la política? de José Slimobich

Recuperamos algunas palabras de José Slimobich,  que cobran plena vigencia en tiempos de espejismo al que nos lleva el capitalismo:

¿Qué esperamos de la política? El Mesías, el político que viniera a redimir la situación, que nos ayudará a vivir mejor. Hay un goce mesiánico en el ciudadano que vota creyendo que su voto va a definir el retorno de algo que nos va a salvar finalmente. Hay un goce mesiánico en la acción política, por eso condensa tanta importancia, aunque cada vez menor, porque el sujeto se va alejando de ese goce frente a la decepción que le ocasiona, porque un goce necesita también cierta resonancia y en este caso lo que encontramos es que hay una figura que puede ocupar ese lugar. 

Cada tanto aparece  esa figura que nos dice que finalmente ha llegado la buena nueva, ha llegado este hombre que nos va a rescatar de la miseria, de la humillación y nos va a hacer sentir nuevamente la dignidad de la política, bla, bla,bla, mirad lo que pasó, bla, bla, bla y lentamente vemos como eso se derrite. El goce en exceso también tiene ese peligro; sube y luego cae, cae de un modo vertical.

Este fragmento es parte de un texto revisado, sobre El lugar del hombre en la sociedad patriarcal, una charla debate en Pamplona el 13.6.2019

Taller de psicoanálisis y lectura: No hay relación sexual. Sobre la lógica débil: negación/no-todo/chiste.

  • Emilio Gómez
  • Ariel Pablo Contini
  • Jorge Cano
  • Un payador lacaniano

    Coordinación: Emilio Gómez Barroso
    Buenos Aires/abril 2023

“Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha” (L´etourdit)

eap

Wilson Saliwonzyk «Soy un Gaucho Lacaniano»

Dosier Tres Pases

Destacado

Dosier LetraHora: Revista Psicoanálisis.
junio de 2023

El dispositivo del pase planteado
por Jacques Lacan …….. 03-05
José León Slimobich Pogarelsky
Sobre el funcionamiento de
cartel del jurado de pase …….. 06-07
F. Grinberg/M. Duro/P. Garrofe/B. Reoyo/P. Monkobodzky
Pase 1. Seguir al pez en su nado vivo…… 08-18
Beatriz Reoyo
Documento para el jurado del Pase .. … .19-21
Antonia Torres
Resolución del cartel de jurado del pase… … 25-28
Escuela Abierta de Psicoanálisis
Pase 2. La belleza de un agua enferma… … 29-33
Andrea Udiales
Testimonio del pase Andrea Urdiales… … 34-37
Antonia Torres
Testimonio del pase Andrea Urdiales… … 37-43
Fabiana Grinberg
Resolución del cartel de Jurado de Pase… … 44-48
Escuela Abierta de Psicoanálisis
Pase 3. LA TRAMA DEL TRAUMA.
Del sentido a la poca cosa.. … 49-53
Carolina Laynez
Texto para el cartel de jurado del pase. .. … 53-57
Laura Alonzo
Texto para el cartel de jurado del pase. .. … 58-60
Emilio Gómez
Resolución del cartel de Jurado de Pase. ….. 60-64
Escuela Abierta de Psicoanálisis

El discurso capitalista. (ponderación de la velocidad/forclusión del amor)

Emilio Gómez Barroso. Noviembre 2022.

El discurso capitalista

La crisis, no del discurso del amo, sino del discurso capitalista, que es su sustituto, está abierta. No es que yo diga que el discurso capitalista esté mal, es al contrario algo locamente astuto. En fin, es después de todo lo más astuto que se ha hecho como discurso. No por eso está menos consagrado a reventar.

Discurso de Milán (Jacques Lacan)

Este argumento, proferido por Lacan en Milán, tiene elementos muy interesantes y que todo el mundo ha pensado o ha leído en algún momento. Desde los primeros tiempos del capitalismo, el sistema alentado desde el incipiente poder de los comerciantes llevaba inserta la palabra crisis. Se conoce la crisis del trigo en Inglaterra, donde bajó su valor y dejó de ser rentable y nadie quería cultivarlo. Cuando los primeros economistas que teorizaban sobre el capitalismo no entendían muy bien, pues tanto David Ricardo como Adam Smith pensaban que el movimiento del capital sólo se basaba en la oferta y la demanda, el dinero pagaba una mercancía y su valor variaba solamente porque hubiera más oferta o menos demanda, apenas dos parámetros, sin esoterismo adyacente.

El problema de un sistema tan abierto como el capitalismo es que a medida que avanza comienzan a intervenir demasiadas variables en su solución y, a medida que los elementos de las fórmulas van creciendo se hace más difícil manejarlas.

En el último tiempo aparece una tendencia behaviorista dentro del capitalismo que intenta calcular todas las variables existentes en el comportamiento humano con respecto al consumo, que se complementa con las políticas del terror que provienen fundamentalmente de la Escuela de Chicago. Ahora sabemos más de la primera por la extensión de las empresas de Big Data que van calculando nuestros gustos.

Ahora bien, es interesante para entender la astucia de la economía capitalista comprender cómo fueron sus primeros pasos, la revolución del comercio, la revolución de los mercaderes, que pedían un lugar dentro de la corte, que hasta ese momento había estado compuesta únicamente por la Nobleza que defendía estrictamente sus bienes.

Marx comenta en los Gründisse (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política):

La sociedad burguesa es la más compleja y multifacética organización histórica de la producción. Las categorías que expresan sus relaciones, la comprensión de su articulación por ello procura al mismo tiempo el entendimiento de la articulación y de las relaciones sociales de todas las formas sociales desaparecidas, con cuyos escombros y elementos se ha construido, parte de dichos restos no superados se arrastran en ella, simples alusiones que han de desarrollarse hasta significaciones desarrolladas… la economía burguesa proporciona la clave de lo antiguo.”

La economía burguesa digiere las crisis adyacentes a su acción, y se reinventa en otro lugar. Emmanuel Wallerstein, historiador del capitalismo, señala que las crisis dentro de la economía capitalista se producen cada 20 o 25 años, sin embargo, a medida que se aceleran los procesos de producción y recogida de beneficios diversos estas crisis se van estrechando en el tiempo, es decir, su periodicidad se vuelve más breve.

Uno de los elementos que introduce la economía capitalista es la división del trabajo, las diferentes divisiones de la producción se producen al principio en diferentes espacios, para luego ensamblar el producto final. Como consecuencia se produce una especie de arrebato en el tiempo vivido hasta el momento:

  • Desposesión: primero se arrebata a una cantidad ingente de población sus condiciones de vida.
  • Apropiación del tiempo: se compra el tiempo que no puede utilizar en otra cosa que en trabajar para el que tiene las condiciones de producción.
  • Anulación del tiempo: se produce en las contracciones del capital, es decir, cuando este se retira de la producción y espera otro momento propicio para invertir sus recursos.

Lo cierto es que con ese movimiento de concentración comienza a aparecer en la historia un sujeto que no es consciente de su producción, no es consciente del producto final del que participa. La mercancía, aquello que se vende al final del proceso de fabricación es algo que se le ha ocultado al que ha ofrecido su mano de obra, le sorprende al final cuando la mercancía aparece bailando ante sus ojos, quedando fascinado por el brillo de ésta que favorece que sea consumido por mucha gente.

Cuando aparece este poder del comercio, despierta cierto recelo, el Ancien Régime se incomoda entre sus costuras, ya que intenta compartir el mismo traje del soberano y aminorar su poder absoluto, el amo antiguo mira de reojo, e incluso reprime su acción. Sin embargo, es muy pronto cuando los comerciantes se dan cuenta del desgaste, y en vez de luchar contra el amo feudal, las propias leyes en las que se basa se añaden a las feudales, montando un clima asfixiante para las clases populares.

Walter Benjamin dice que el poder feudal se da cuenta muy pronto de que lo único que puede hacer para frenar la ambición desmedida del comercio es constituir Estados compartidos, es mejor tener un poder tan pujante en la misma habitación que fuera de ella, es desde el interior que el egoísmo contribuye a esa especie de Leviatán donde se mitigan sus fugas y astucias.

Una de las primeras leyes que se aprueban en el nuevo parlamento prusiano, que incluye representantes del comercio y la aristocracia, es la ley llamada del robo de Leña, con intereses privados dentro de lo público. La ley no establece separaciones que ahora son aceptadas:

Convierte los elementos comunales en un obstáculo de la propiedad mercantil, la mercancía así protegida comienza a tomar carácter de fetiche. Ésta toma más valor para la ley que las costumbres populares.

– No establece la separación en la ley entre el elemento sancionador y elemento tasador.

No deja de ser increíble que la ley que intentaba aprobar el gobierno chileno, contra los mapuches, no hace más de una década para surtir de mano de obra a las minas de cobre se llamara también Ley del robo de leña.

Es interesante también por ello lo que sucede con el fenómeno de los cercados, de la parcelación de la tierra o como lo nombra Marx “enclosures”, la cada vez mayor implantación de este fenómeno, que inmediatamente gana la legalidad vigente, de la Inglaterra del siglo XVII, se va extendiendo hacia el continente; con este fenómeno se van orillando derechos antiguos, como el ius iure, que protegía al primero que llegara a tierras vírgenes, o el derecho de beneficencia, que protegía a los desposeídos, y que de alguna manera se le otorga a la Iglesia.

Al aparecer la nueva economía de la división del trabajo aparecen también leyes de vagos y maleantes; los que se niegan a trabajar son marcados a fuego en el rostro, con lo cual quedan estigmatizados de por vida con una marca demasiado visible.

Las tricotomías y competencias en las que entra el nuevo campo del derecho son comunicadas por Marx a su padre en las cartas que le dirige, a través de ellas intentan despejar el galimatías de la convivencia de derechos. Es mucho más tarde cuando el derecho a la educación entra en las fábricas textiles, donde la edad media de vida de los niños que trabajaban en los telares de Manchester no alcanzaba los 16 años.

En el Letrahora 6, José León Slimobich expone:

“…hay algo común entre el término «violencia» y el término «democracia». Ejemplifiquemos: tome usted una persona de cualquier punto de la Tierra y pregúntele lo siguiente: “¿Desea usted vivir en una sociedad donde existe libertad de expresión, libertad de circulación, libertad de prensa…?”, y le contestará, seguramente, «sí». Ahora repita usted la pregunta del siguiente modo: “¿Desea usted vivir en una sociedad donde la medicina es gratuita, donde la educación es gratuita, donde está asegurado el trabajo, donde la renta del alquiler no puede superar el seis por ciento de su sueldo?”, y le contestará, seguramente, «sí». Bien, la mayoría de las constituciones de los países recogen ambos grupos de aspiraciones, pero sólo pueden respetar algunos. En las democracias occidentales, en su mayoría, son los primeros puntos los que se respetan. A los otros, directamente, se los ignora”

“Mutaciones del término violencia” José León Slimobich

Este nuevo poder viene avalado por una virtud, el capitalista se sustrae al consumo descabezado, en él está mal visto el despilfarro y la frugalidad es su modus vivendi. La burguesía había tomado como valor la frónesis griega. Comenta Marx en el Capital, en el capítulo llamado “teoría de la abstinencia”:

Mientras que el capitalista clásico estigmatizaba el consumo individual como pecado contra su función y como un «abstenerse» de la acumulación, el capitalista modernizado está ya en condiciones de concebir la acumulación como «renunciamiento» a su afán de disfrute. «Dos almas moran, ay, en su pecho, y una quiere divorciarse de la otra

La burguesía se había considerado a sí misma como el único estamento social capaz de asumir para sí la suficiente entidad moral y superar los excesos de la aristocracia con respecto a un funcionamiento lógico de los Estados modernos. “Había heredado la consigna feudal de frugalidad para las masas a cuyas necesidades pretende servir”. Era la única clase capaz de emanciparse de la tutela política y religiosa anterior, que seguía constriñendo al pueblo llano.

Se promovía así, como nuevo motor económico, suficientemente astuto como para poner en movimiento la vida de la sociedad, y salvar las paralizaciones que sustentaba la vida natural, el dinamismo es otra de las columnas en la que se apoya:

En los inicios históricos del modo capitalista de producción y todo capitalista advenedizo recorre individualmente esa fase histórica el afán de enriquecerse y la avaricia prevalecen como pasiones absolutas. Pero el progreso de la producción capitalista no sólo crea un mundo de disfrutes. Con la especulación y el sistema del crédito, ese progreso abre mil fuentes de enriquecimiento repentino. Una vez alcanzado cierto nivel de desarrollo el «desgraciado» capitalista debe practicar, incluso como necesidad del negocio, cierto grado convencional de despilfarro, que es a la vez ostentación de la riqueza y por ende medio de crédito. El lujo entra así en los costos de representación del capital. Por lo demás, el capitalista no se enriquece como sí lo hacía el atesorador en proporción a su trabajo personal y a su no consumo individual, sino en la medida en que succiona fuerza de trabajo ajeno e impone al obrero la renuncia a todos los disfrutes de la vida. Por tanto, aunque el derroche del capitalista no posee nunca el carácter bona fide [de buena fe] que distinguía al del pródigo señor feudal, y en su trasfondo acechan siempre la más sucia de las avaricias y el más temeroso de los cálculos, su prodigalidad se acrecienta, no obstante, a la par de su acumulación, sin que la una perjudique necesariamente a la otra y viceversa. Con ello, a la vez, se desarrolla en el noble pecho del individuo capitalista un conflicto fáustico entre el afán de acumular y el de disfrutar

Ahora bien, ¿de qué elemento nuevo se surte la ganancia capitalista? El capitalista pone en marcha la división del trabajo, sin embargo, nadie se había dado cuenta hasta Marx de cómo era su ganancia, él lo nombra plusvalía:

… el patrón hace del trabajo una mercancía más. Entonces cuando el obrero dice” págame por el trabajo” este responde “yo te pago el trabajo” y ríe porque no le viene la ganancia de que no le pago el trabajo, viene de que el trabajo es transformado en mercancía y lo que no paga es el valor del trabajo como mercancía, paga el valor del trabajo.

¡Voltereta colosal! El capitalista no lo entendió hasta que Marx lo aisló, se regía por la ganancia, pero no entendía de dónde venía. Marx se lo explica, “lo que pasa es que usted le paga el trabajo realizado, pero usted no le agrega lo que hace con el trabajo como mercancía”. Su ganancia no es el trabajo más capital invertido, es el trabajo del capital más “el trabajo como mercancía”, es el plus, la plusvalía. Hasta que Marx no escribe “El capital” esto no se puede entender. Ahí es donde los obreros dicen: “queremos participar de la plusvalía”. Más aun, en el comunismo teóricamente se elimina la plusvalía. El capitalismo se vuelve capitalismo de estado. ¿Qué tiene esto que ver con el psicoanálisis?

José León Slimobich

En el Seminario 16 alguien le recuerda a Lacan que el objeto a de la pulsión es homológico a la plusvalía marxista, ¿qué quiere decir esto? Marx descubre que, con la división del trabajo, el hombre, el trabajador, produce más objetos de los que necesita, no puede calcular la cantidad de ellos en los que participa parcialmente. Es pagado como valor de trabajo, pero no con el valor de producto. Así, finalizando la jornada recibe un precio, pero hay un plus de objeto fabricado, ese plus va a parar al bolsillo del capitalista, como dice Lacan, el capitalista no se lo espera, simplemente ríe.

Por otra parte, en el ser humano, el infans, cuando recibe el alimento, cuando intenta satisfacer el hambre queda un resto de placer, algo le incita a seguir mamando, no solamente satisface la necesidad, sino que va más allá. En la medida en que la palabra va apareciendo la boca pasa de la función succionadora a la función invocativa, descubre así otra modo del placer en la boca. Por otra parte, como si fuera un input y un output, el infans percibe que a la vez que se alimenta también se le pide el escíbalo como producto, el control de esfínteres representa un dar o no dar, un soltar y retener, ahí Freud se da cuenta de que esta función de la pulsión representa el carácter. Es decir, le doy o no le doy, que es otra forma de controlar la relación con el otro. No deja de ser curioso que Freud establezca a raíz de esto la equivalencia escíbalo= dinero. Ahí es donde se establece cierto dominio sobre el otro.

Este dar o no dar también es privilegio del capitalista, aunque más tarde aclararemos la diferencia.

La mirada también se comporta como la voz, no se satisface con el objeto que mira, ni sabe por qué lo mira, simplemente lo hace. Esto es conocido por el mercado, el mercado produce continuamente espectáculo para captar la atención de cuantas más miradas mejor y durante el tiempo más extenso posible.

Así, intenta producir gadgets u objetos que capturen de la pulsión. Comida que entra por los ojos, e intenta satisfacer algo más que el hambre, aparatos de grabación más importantes que la voz propia, e imágenes seductoras que hacen que nos volvamos locos por imitarlas o parecernos a ellas. Todo un anticipo a cualquier vacilación y una forma de dirigir los gustos de masa que se componen por la captura y uniformidad del tiempo capturado.

La alianza entre el amo y la técnica es el giro que permite pasar desde el antiguo discurso del amo al discurso capitalista. Giro perverso, intercambio entre el amo como agente y el sujeto. Donde el amo pasa al lugar de la verdad, oculto así del lugar visible de la acción:

En el lugar de la producción tenemos esos gadgets que va produciendo la tecnociencia, y en el lugar del agente un sujeto susceptible de ser llenado con objetos de consumo. Esta perversión o cambio de términos no solamente los troca, sino que cambia el giro del discurso, convirtiéndose en un discurso que sólo se agota en sí mismo, no es un discurso que dialogue con los otros discursos, sino que aparentemente es autosuficiente, y oculta el significante amo o la orden a los ojos de cualquier racionalidad. Es por eso por lo que el éxito del capitalismo es haberse transmitido como imposible de ser relevado. En los últimos tiempos observamos con impotencia la imposibilidad de corregir su acción, si anteriormente en otras etapas del capitalismo había un amo visible, en la actualidad no se nos facilita ese visión, incluso el nuevo mesianismo en el caemos una y otra vez con gobiernos virados hacia la ultraderecha no son otra cosa que una vuelta al medievalismo con la esperanza de que se vuelva visible la figura de un culpable al que abatir. La competencia ya no se da en la lucha de clases, sino entre diferentes formas de habitar el capitalismo (financiero versus productivo).

Cuando Lacan afirma que el capitalismo tiende a reventar apunta a ese cambio de giro que ya no necesita del amor. El capitalismo es despiadado y produce desechos continuos. El valor mismo ya no es marcado por la cantidad de trabajo necesario para producir la mercancía, sino por la ambición y la sustracción, puestos ambos a una velocidad vertiginosa.

Los viejos elementos de localización de la racionalidad cartesiana: el espacio y el tiempo, han sido sustituidos por una única referencia huidiza, la velocidad. Paul Virilio, en su texto velocidad y política propone que para entender algo de la realidad actual no hay que dirigir el cursor a los elementos significantes clásicos, sino a pensar el elemento velocidad, posiblemente con un centro incentivador de la prisa que, a su vez es acéfalo y ansiógeno.

Hay un grupo crítico surgido en Alemania con diferentes autores como Robert Kurz, Anselme Jappe, Roswitta Schölz, etc., que basa esta velocidad en la crítica del valor en Marx y en las teorías del fetichismo. Bien, este grupo apunta a que el capitalismo produce dos límites, uno interno, a medida que aumentan la velocidad de los procesos se reduce el valor de la mercancía, y otro externo, ligado al anterior, los límites planetarios de acoger los restos de la producción sin que el planeta se vuelva cada vez más hostil.

Emilio Gómez

Homenaje a José León Slimobich Pogarelsky

Destacado

7 de agosto de 2022

Pepe Slimobich

A los que ponen un lobo en su rostro cuando comen cordero
Ceux qui mettent un loup sur leur visage quand ils mangent du mouton
 Jacques Prevert

José León Slimobich (con b larga para respetar la grafía de la confusión migratoria) Pogarelsky, siendo un psicoanalista, pensador, militante y hacedor de cuerpos poéticos, presente en múltiples foros psicoanalíticos, eligió desde hace más de 30 años, pertenecer a la Escuela Abierta de Psicoanálisis.


Se alejó con firmeza de la purpurina política que otorgaban los escenarios multitudinarios para trabajar lo que él mismo, a través de la lectura viva de Freud y Lacan, llamó el paradigma del leer. Slimobich (con b larga) entendía muy bien que la política necesita de la visibilidad, de la imagen, y también que las apariencias engañan. Basó este paradigma en el campo de la ética (que se alimenta más de la voz y el corazón), por ello para él un seminario central era la ética del psicoanálisis, y no cedió a ninguno de los cantos de sirena que despertaban su quehacer clínico para incluirlo en las cortes monárquicas.


Tentado por el campo freudiano para un lugar en su jerarquía eligió embarcarse en la fundación de la Escuela Abierta de Psicoanálisis junto con otros compañeros. Eso le hizo encontrar lo sorprendente en lugares que tienen más que ver con el arrabal (como el tango, su música) que con la ciudad dormida. Esta Escuela se fundó bajo el modo asambleario no jerárquico, ni democrático, desde la voz de la asamblea cada uno tomaba decisiones para allanar el camino al texto de los nuevos sentidos.


No dudó en frenar, driblar, correr hacia adelante, hacia atrás, volar, con tal de combatir el aburguesamiento del diván. Fundamos también Letrahora en un momento político duro, la enésima crisis argentina, leída por él como el nuevo laboratorio mundial de la precariedad y huida de capitales hacia lugares sin miedo. También leyó el casamiento de la ciencia y el capital que traería la licuefacción de los polos, porque sabía muy bien que el amo cambia los rumbos del saber instrumental para aprovechamiento propio. Eso es discurso, compañeros, y no un saber psicológico de la letra psicoanalítica.


Una época dura como la actual nos conminó a todos al aislamiento, pero aún así seguimos estableciendo contacto a distancia, no deteniendo el trabajo analítico, ni siquiera el político, José León siempre estaba ahí para escuchar y alentar nuevas ideas, incluso echar unas risas, porque el humor no faltaba, y hay cosas que no se pueden comprar. Comenzaron desde ahí a aparecer dosier en Letrahora que expresaban la inquietud del nuevo orden y jornadas que la pantalla posibilitaba.


Es difícil traducir esto a otras lenguas, pues el significado se confunde cuando la voz suena familiar. La traducción funda el equívoco de cambiar el sentido de las cosas cuando las palabras se escriben de manera parecida, los falsos amigos del lenguaje y la política se surten de la fe y la desesperación, pero Pepe no era un hombre de fe y tampoco se dejaba llevar por la impaciencia. Sabía muy bien que la repetición era el lugar de lo inconsciente y que siempre aspira a la novedad, eso no le arredraba… Esperaba, pues su descanso era una letra que a los orillados nos transmitió como lugar de la desapropiación, de la desapropiación de sentido y de la desapropiación del yo. Un lugar vacío hecho de voz dormida, de mirada ciega, de resto y del sabor de inútil que marca el lenguaje poético y que permitió hacer cosas que ninguno de nosotros hubiéramos sabido hacer desde la reflexión y el pensamiento, decía: uno hace más con lo que no sabe que con lo que sabe, eso me llegó directo al corazón.


Implicaba esto ya una acción, la del no saber, la del no tener ni idea, transmitió muy bien que la posición del psicoanalista es no tener ni idea, y aun así no desesperar, lo importante es el discurso, no la normalidad.


Deja muchas cosas, muchos caminos abiertos, mucha letra viva y soñante, porque conocía muy bien que el sueño es un lugar atemporal donde habitan las letras por venir, quedan muchos pedazos rotos y ese lugar que dejó para ser hablado de nuevo.
Vaya nuestro sentimiento más cordial hacia la familia y amigos.


Un abrazo enorme amigo y compañero.


Emilio Gómez Barroso
Presidente de la Escuela Abierta de Psicoanálisis en España

Lacan: Estructuralismo y homología Plusvalía/plus de goce

Emilio Gómez Barroso

(una lectura de la introducción del seminario 16: “De otro al otro”)
La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras

Para demostrar esto sabemos que Lacan ha explorado otras ciencias con la intención de establecer la relación de los discursos con la verdad, así:

  1. Cuestiona el saber evolutivo producido desde la filosofía
  2.  Intenta que el psicoanálisis vuelva al espíritu freudiano. Los epígonos de Freud lo habían llevado a una realidad que falta a la verdad freudiana, a saber, que el psicoanalista está ubicado en el discurso de manera no jerárquica, ya que trata de hacer con el lenguaje algo que no termina en la persona, por más reconocimiento que se le prodigue.

Lacan comenta el nicho en el que la cultura le ha ubicado, inventándose ese neologismo que es “poubellication”, que alude a la vez al cubo de basura y a la aparición de un texto en el espacio público. En ese lugar, que nombra así, hay personajes, nada menos que de la talla de Samuel Beckett. Merece la pena repasar al menos sus ideas en el teatro, el absurdo, o leer la carta alemana.

http://lafogonera.blogspot.com/2011/02/carta-alemana-samuel-beckett-1937.html

en ella dice Beckett:

“Esperemos que llegue el día, gracias a Dios ya llegado en determinados círculos, en que la lengua se utilice con la máxima eficacia allí donde con mayor eficacia se inutiliza. Como no es posible eliminar la lengua de golpe y porrazo, al menos será preciso no dejar cabos sueltos que puedan propiciar su caída en descrédito. Abrir en ella un agujero tras otro hasta que lo que acecha detrás, sea algo, sea nada, comience a rezumar y a filtrarse.”

Parece ser que el término publicidad ya era muy usado desde el estructuralismo, sin embargo, Lacan le da una vuelta más, transforma lo público en la poubelle. Este término ya es un anuncio del lugar que ha de ocupar el analista con respecto a esas letras que van escribiendo en una escucha.

Lacan dice que no se siente mal en ese mercado inútil.

A Lacan, entonces se le identifica con el estructuralismo, con respecto al tratamiento del lenguaje. Esta teoría nace con un texto de Ferdinand Saussure titulado “Tratado de lingüística general”, trata en esencia de las relaciones entre lo fónico, lo escrito y la realidad y, por otra parte, de las diferentes cadenas del lenguaje, sincrónica, que tendría que ver con lo que sucede en la actualidad con el lenguaje y diacrónica, cuando se toman diferentes épocas en una misma lengua, incluidos aquí términos desaparecidos u olvidados que pueden volver en algún momento con otros sesgos.

En el momento que aparece una teoría se empiezan a constituir diferentes formas de abordarla, diferentes escuelas. Para el estructuralismo aparecen la Escuela de Praga, Escuela de Copenhague, incluso una escuela americana. Cada una desarrolla un aspecto diferente de la apertura estructuralista. Y Lacan dialoga con representantes de cada una de ellas.

Ubiquemos un poco su importancia, ya que nos va a ayudar a entender mejor lo que Lacan persigue. Lacan dice que él entiende el estructuralismo como una teoría de lo serio, entendamos por serio, no lo que es grave, sino aquello que puede hacer una serie con distintos elementos que anteriormente no se habían relacionado. ¿Por qué entender que solamente lo íntimo pertenece a lo interior y no tiene que ver con lo público? ¿Por qué lo insignificante, lo no- culto, no tiene relevancia en el lenguaje oficial? ¿Se decide el lenguaje en los despachos que lo hablan intentando respetar reglas fijas? ¿No hay una incidencia de lo público en lo íntimo y viceversa?

Se trata de una manera de abordar el lenguaje, cualquier tipo de lenguaje sin apelar a estructuras bastardas a él, ¿cómo se puede estudiar si no otras lenguas que poseen orígenes diferentes a las mayoritarias?

Estas ideas del estructuralismo se trasladan a otras disciplinas como la antropología. Es decir, la antropología comienza a utilizar la de oposición de términos y la contigüidad de los mismos, y también introduce en el lenguaje modos que habían sido orillados, como, por ejemplo, los cuentos y los mitos, observando rasgos comunes en culturas diferentes. Levi-Strauss introduce el estudio de la etnografía que parte de la lengua in situ y no de la tradición de estudiar lenguas y costumbres extrañas a nuestra cultura desde las casillas diseñadas por las lenguas de prestigio.

 Lacan, por tanto, se ubica en esa especie de polémica que intenta romper una tradición. Es desde ahí, desde donde comienza a extraer sus elementos de discurso.

Primero el sujeto. Tomemos frases del lenguaje en las que aparentemente no existe sujeto, la frase “llueve”, para un español es más impersonal, pero un francés le pone un sujeto “il pleut”, no es lo mismo el fenómeno meteorológico que lo que se hace con la lluvia, así no es lo mismo que llueva para un campesino que para un ingeniero de estructura hidráulicas, los dos hacen con la lluvia cosas diferentes. Es decir, en esa frase hay un pensamiento previo.

Es interesante ver el alcance del estructuralismo, incluso en la crítica social. Hay un texto de Jacques Prévert que se llama “La lluvia y el sol”,( Prévert era amigo de Lacan, poeta) en él hay un poema que se llama “escuchan gente de Vietnam”, cuando era una colonia francesa, Prévert relaciona las costumbres de la gente del Vietnam, primero con una especie de ditirambo, su actitud con el campo, con los elementos meteorológicos, para después hablar de la guerra de familias, y de algo tan lejano como la bolsa de Paris, está incluido en un todo, pero parece un mapa perfecto de las causas del Vietnam.

Pongamos algún fragmento:

“Esos seres inferiores/arquitectos bailarines pescadores mineros/…paisanos y pastores artesanos y portuarios…/Esos seres inferiores/ no sabían odiar más que al odio/no despreciaban más que al desprecio/Esos seres inferiores/ no temían a la muerte/tanto amaban al amor/tanto a la vida/…

Pero/había también venidos de muy lejos/los Monopolitanos/los de la Metrópoli y el atractivo de la ganancia/…y también los misioneros y los confesionarios/…De pronto los rápidos de la Historia arrastran/sus barcos de papel moneda…”

No es extraño pues que Lacan relacione al estructuralismo con la verdad como causa, aun así, muy lejos de las Weltanschaungen, muy lejos de las cosmogonías.

Entonces, Lacan exclama: ¿para qué tomarnos el trabajo?, no hay universo de discurso, sino más bien algo que está interrelacionado en base a los desplazamientos, a las metáforas y a algo que no deja de no estar como estructura.

He descrito los primeros elementos de la idea de discurso lacaniano, el sujeto, no como un yo, y también los significantes, ahora bien, Lacan arrima el significante, no al significado, sino al campo del discurso. ¿Qué quiere decir? Que no lo conecta con el significado, sino que la barra que introduce Saussure entre el significante y el significado es una barrera que se mantiene, no hay relación con el significado, el significante solamente representa al sujeto para otro significante, el sentido no lo otorga la relación arbitraria del significante con el significado. Este es el estructuralismo de Lacan, que de alguna manera se diferencia del de Saussure, del de Jakobson, Escuela de Praga, o Himselev de la Escuela de Copenhague.

Por otra parte, Lacan desarrolla aquello que tiene que ver con el objeto a. Hay algo que queda fuera del saber, y esto es muy interesante porque tiene que ver con la posición. Parte del pote de mostaza, ese pote que ya porta el nombre del contenido, ahora bien, nos dice que el contenido o la materia de que está hecho no es el significante, es decir, no es la sustancia que contiene lo que le da su valor de circulación, sino su hueco, el que haya sido vaciado, susceptible de ser llenado con cualquier cosa, eso es lo que hace que circule de un lugar a otro, eso es lo que queda como investigación incluso arqueológica, que el pote, la urna mortuoria, el tambor o cualquier objeto vaciado acabe en la estantería de un coleccionista, por ejemplo.  Eso es importante, volvamos a Jacques Prévert, el coleccionaba caja de fósforos, aparentemente un objeto que en sí mismo tiene un valor de uso. Pero lo interesante era la disposición que Prévert había encontrado para colocarlos a la vista, encajados unos con otros como haciendo un friso en su casa, ahí es donde se va la mirada, a un orden que atrae, el objeto no es el objeto en sí, sino eso que le hace ser atractivo a la mirada, eso que hace que muchos peguen sus ojos cuando aparece con su brillo, es decir lo atractivo del asunto es que el objeto captura la mirada.

Lacan recurre a Marx. Partamos de la división del trabajo. Uno de los éxitos del capitalismo es haber conseguido fragmentar el trabajo, para así con una especialización mayor, lograr que un grupo de trabajadores sean especialistas en fabricar, por ejemplo, patas de silla, otros, tableros para sentarse, otros acolcharlos, otro producir las espigas de ensamble, otro los tapones para no hacer ruido, otro barnizarlas para que duren y luzcan. En los orígenes del capitalismo ya, estos lugares donde se producían los diferentes pasos estaban alejados entre sí, muchas veces en diferentes localidades, en el caso de Holanda, por ejemplo. Esto lo narra Marx en el Capital, ahora bien, ¿cuál es el resultado?, el producto acabado. De la madera original se produce un objeto que baila en el mercado a la vista de todos, seduciendo como si fuera un espectáculo que nadie ha visto producirse en su totalidad. Su valor, el material que ha sido utilizado más las horas de trabajo que necesarias para su elaboración.

Ahora bien, las horas han sido pagadas a un valor, a cada manufacturero el suyo, cada cual ha producido unas cuantas unidades, sin pensar cuántas necesita él mismo, sino cuantas necesita el patrón. El exceso de producto sin pagar se lo embolsa alguien, eso es lo que se llama plusvalía, todo un síntoma. Aparentemente no hay nadie consciente que la produzca, sino que es un exceso del hacer que alguien se apropia, y esto es fundamental para el siguiente paso, la relación que existe con eso que se nombró como homológico y que es lo que nos interesa, el plus de gozar. De ahí es de donde extrae Lacan ese objeto “a”, de ahí y de el “más allá del principio del placer” freudiano, eso que queda tras el acto de nutrición o la mirada que se constituye precipitadamente porque nos muestra una imagen completa que no existía de antemano, y que devuelve una sensación de cuerpo alucinado, hecho de fragmentos que no están en el interior, sino en el exterior.

Ahora bien, ¿qué relación tiene el saber con todos estos elementos del discurso? ¿Esto se puede captar mediante cierto saber?  hemos visto muchas veces esa fórmula del discurso universitario. A Lacan le interesa ver qué relación tiene el saber con la verdad o con la satisfacción. Así comienza el primer seminario que dedica al discurso en esa fecha que ha supuesto muchos cambios en los Estados y en la forma de gobernarnos.

La Universidad está en crisis, crisis de su relación con los estudiantes, hay altercados y como saben el mayo del 68, Lacan se dirige a ellos y les da un lugar en el discurso, En relación con la verdad y la interpretación sin desligarles de ese objeto de goce:

Si el mercado de los saberes está tan especialmente sacudido por el hecho de que la ciencia le aporta esa unidad de valor que permite ahondar en lo que atañe a su intercambio hasta sus funciones más radicales, no es por cierto para que el psicoanálisis presente su propia dimisión, cuando puede perfectamente articular algo al respecto. Todos los términos empleados a propósito de esto, como el de no conceptualización, toda mención de no sé qué imposibilidad, solo designan la incapacidad de quienes los promueven. Sin duda la estrategia con la verdad, que es la esencia de la terapéutica, no puede residir como tal en ninguna intervención particular llamada interpretación. Sin duda en la práctica pueden hallar su oportunidad todo tipo de funciones particulares, juegos felices en el orden de la variable. Sin embargo, esta no es una razón para desconocer que solo tienen sentido si se sitúan en el punto preciso en que la teoría les da su fuerza.

Sobre el diálogo

Sobre el diálogo
Un artículo de Pedro Muerza

¿Qué quiere decir dialogar? ¿Hay posibilidad de diálogo? En la actualidad, cuantos más medios tecnológicos tenemos para comunicarnos, más se habla de aislamiento social.

Habla, te escucho. La particularidad de esta forma de comunicación es que dialogar implica un interlocutor, que lo es, no porque responde sino porque promueve el interés de seguir hablando con él. A veces, pensamos  en la respuesta que le vamos  a dar en lugar de escucharle. En otras ocasiones, lo más difícil es callar, no ser empujado a decir lo primero que se nos ocurra.

En cualquier tipo de diálogo, lo que  importa que el interlocutor siga hablando. Darle una acogida y escuchar para que siga hablando: sí,…ya…, mmm…; con eso, tiramos de la cuerda del lenguaje, vamos abriendo el tema a tratar. Esa actitud nos permite interrogar, decir “no sé”, pedir una aclaración y así puedan ir apareciendo  otros dichos o decires que no estaban antes. Sí, hay una diferencia entre el pensar algo y decirlo. Al decirlo, puede aparecer otra cosa.

El diálogo  se constituye al hablar con otro que es diferente a nosotros. Esta diferencia permite la distancia necesaria para ver la particularidad del otro que es un semejante pero radicalmente otro, por eso es imposible ponerse en el lugar del otro.

El elemento material del dialogo es el lenguaje que se compone de palabras y silencio.

Las palabras nos sirven para aclarar, tranquilizar, desdramatizar, para decir la verdad y también para mentir. Nos proporcionan gozo, placer, humor, risa.  También se pueden convertir en arma de dominio, de desprecio y quizá el mayor desprecio es el  desprecio por la palabra del otro.

Además, está la estrategia sobre el silencio. Así vemos el silencio destructivo de la negación que intenta reducir a nada acontecimientos importantes, hechos y  dichos que, por silenciarlos, se quiere hacer pasar como si no hubieran sucedido.

¿Desde dónde se hace la escucha? Es diferente si escucho a alguien para cambiarlo, para convencerle, para dirigirle, para enseñarle, para adoctrinarle, etc.  La posición de escucha en un dialogo designa una posición contraria al dominio, a la imposición.

Hay distintas situaciones en las que, aunque se habla, no se dialoga.

No se dialoga cuando se dice siempre lo mismo. Entonces las palabras se desgastan, no llevan a la acción, son como las gallinas que cacarean pero no ponen huevos. Es el consabido bla,bla,bla. Se habla sin decir nada, se mete ruido.

Tanto a nivel individual como colectivo, hay situaciones donde se da una yuxtaposición de monólogos o diálogo de sordos. Ocurre cuando desaparece el valor simbólico de las palabras, su función mediadora. Por ejemplo, decir padre, madre, compañeros, es nombrar las diferentes funciones que cada una de esas palabras transmite. Si se les quita ese valor simbólico quedan como palabras sin contenido diferencial. Todo queda en el registro imaginario. Por ejemplo, las peleas inacabables: “tú eres un listillo”, “anda que tu”. Pelea de las imágenes con su saldo de hostilidad, de agresividad.

No hay diálogo si nos quedamos en la queja, en la atribución de la culpabilidad al otro o en el mero reproche. Tampoco  hay diálogo  cuando al otro se le interpreta en el sentido de  “lo que te pasa es que eres…” En ese caso estamos diciéndole: yo tengo un saber independiente de lo que tú dices y  trato de que lo aceptes, es más,  trato de imponértelo. Por eso, la respuesta a esta  interpretación de saber es siempre de enfado y  de enojo.

No hay diálogo igualmente cuando se intenta que nada del otro quede desconocido. ¿Cómo? Con el insulto. Lo sé todo de ti, eres solo eso.  Un intento de reducir al otro y petrificarlo bajo la injuria, que todo su ser sea ése y solo ése.

No siempre es posible dialogar. Bien sea que uno no quiere  dialogar con cualquiera, o bien que el otro  tiene también sus límites (indiferencia, hostilidad, odio). Estos límites hacen que las buenas intenciones y la buena voluntad no sirvan.

Tampoco se puede hablar de que haya un modelo de diálogo, un modelo ejemplar que se pudiese aplicar y que llevaría a “saber” dialogar en todo momento. En cada situación, en cada conflicto, bien sea familiar, de pareja, de trabajo, hay que ver qué obstáculos concretos y qué dificultades surgen haciendo posible o no el diálogo.

El diálogo analítico toma en cuenta que hablar es también decir más de lo que se sabe, que cuando uno dice  no sabe lo que dice o puede estar en juego otra cosa que lo que se dice. Por eso, la apuesta del psicoanálisis es que, usando las palabras de uso común, se construya un diálogo donde vaya apareciendo la implicación que uno tiene en su propio malestar y que desconocía absolutamente.

¿Qué conclusiones pueden servirnos a todos?  Cuando alguien habla, hay en su palabra la posibilidad de creación para resolver una situación planteada. Para que eso suceda, es necesaria una actitud  que conlleva la anulación de un saber de antemano.

Así, podemos ver el poder de transformación que la palabra tiene, la palabra que hace, la palabra que actúa. Por ejemplo, decir No al individualismo que nos lleva a encerrarnos cada uno en nuestro pequeño mundo o No a la corrupción que nos propone el sistema o No a la sensación de que el semejante es un enemigo ante el que solo cabría cultivar la hostilidad.

Pedro Muerza

 Psicoanalista de la Escuela Abierta de Psicoanálisis