Notas sobre el autismo social (II)

autismo1Lo más problemático, la relación con el otro, en la época y el lugar que nos toca vivir, en el marco del capitalismo.
Violencia, intimidación, el odio y sus consecuencias.

C
ada día nos encontramos con lo que no anda, lo que no marcha, lo que la civilización trata de que marche sin conseguirlo. Lo que no anda tiene estos nombres: síntoma, síntomas, malestar, malestar en la cultura.

V
ivimos inmersos en lo que Lacan nombra como discurso capitalista. Discurso que enfatiza al individuo y niega al sujeto. Con una repercusión en los vínculos sociales y en las relaciones con los otros: se mitifica la juventud; la memoria y el saber no están valorados: solamente vale lo joven, lo actual, lo nuevo y por tanto hay una negación y olvido de la historia. Fragilidad y ruptura de los lazos que llevan a un mayor individualismo y a un mayor aislamiento. Prescindiendo del otro «yo me salvo, los demás que se hundan». Tendencia a tomar al otro como objeto de usufructo. Aumento de malestares en los que se manifiesta esta desvinculación al Otro y a los otros (los llamados «nuevos» malestares: depresiones, angustias, anorexias, bulimias, nuevas adicciones a objetos técnicos, etc.) que suponen una desresponsabilización subjetiva y que han disparado el consumo psicofarmacológico y las técnicas psicoterapéuticas más variadas.

E
sta panorámica general que dibujamos y de la que nadie parece escapar nos parece que tiene matices en Navarra, hoy día.

¿Qué fenómenos observamos y vivimos en la cotidianidad? Más en concreto nos preguntamos: ¿estamos en una epidemia del odio?

A
veces tenemos la sensación de que vivimos en otro país, pues se añade la particularidad del llamado conflicto vasco que impregna nuestra cotidianidad; pero ya hemos entrado en conflicto al nombrarlo como conflicto vasco porque ¿cómo se dice?: ¿País Vasco y Navarra?, ¿Euskadi y Navarra?, ¿sólo Euskadi?, ¿Euskalerría?

V
ivimos desde hace mucho tiempo en este conocido conflicto político, que está presente continuamente y lleva a un enfrentamiento social que hace que no se hable. Y ese silencio estimula el enfrentamiento: sólo se puede hablar si se está en los extremos, se puede hablar adoptando posiciones extremas.

P
odemos decir que prima el silencio. De muchos temas se habla adentro, en la intimidad pero no afuera. Pero incluso con las amistades y en las familias se excluyen temas políticos por la violencia que generan.

H
ay una necesidad de identificar al otro, un «identifíquese», identificación ideológica, social y política como pertenencia en bloque, identificación masiva a una serie de prejuicios que sirven para situarte y situar al otro rápidamente de tu lado o en tu contra.

E
llo conlleva reduccionismo, simplismo, desaparición de los elementos dialécticos, menos interrogación, respuestas estereotipadas, anticipadas: «si vas allí eres de esos», «si llevas a tu hijo a tal sitio eres de los otros», «si hablas euskera eres tal, si no lo hablas eres cual», «si lees tal periódico defiendes tal idea». Todo pasa por una mirada; esta identificación masiva está basada en una mirada que objetiva, califica, cataloga al otro.

H
ay una sospecha de quién es el otro y necesidad de saber si está de mi lado o en mi contra. Por ejemplo, esto hace que exista una sospecha continua, sobre todo de los jóvenes que suelen ser habitualmente prejuzgados, identificados de una forma muy contundente, casi sumaria.

F
rente a todo esto, negación: «no pasa nada», como una forma de censura porque aparentemente «todo va bien»; estando tan presente el conflicto se silencia para sobrevivir y al «no pasa nada» y al «todo va bien» lo entendemos como el acomodo fantasmático.

E
l enfrentamiento, el silencio, la identificación y la negación alimentan el recorte de libertades públicas y la polarización social extrema, al concebir la identidad de las naciones en términos de esencia de un pueblo u otro, esencia inmanente, como si fuese inamovible, lo cual aparece como excluyente de unos u otros y no de complementariedad o de simple diversidad.

P
resencia del Otro amenazante, del Otro intimidante: amenazas de muerte, amenazas de todo tipo. Se sabe que muchas personas están amenazadas en nuestro medio social en Navarra, y que al hablar en un taller sobre estos temas pudieron ser comentadas y comprobar que distintas personas estaban afectadas por estas amenazas y por secretos de los que no se había podido hablar antes a pesar de ser personas cercanas. Eso que no se había podido decir hasta ahora, ahora que ya se ha dicho, ¿cómo posicionarse ante ello?, ¿qué decir ante todo esto?

P
rimeramente decirlo e iremos viendo a dónde nos conduce este decir. Seguimos apostando por dar oportunidad a la palabra que consideramos es el lugar del psicoanálisis en la subjetividad contemporánea. *Este texto recoge algunas de las aportaciones del «Taller sobre el espacio del deseo; la voz y la mirada», colectivamente realizado en Pamplona.

Autor | Pedro Muerza

Deja una respuesta