Beatriz Reoyo

El cartel y lo contemporáneo

 Este cártel comenzó por llamarse “cártel de propuestas” y con ese nombre emprendió su andadura. Con cierta cautela, pues para nosotros se trata de una experiencia novedosa que pretendemos esté orientada en la enseñanza de Lacan. Anteriormente hubo intentos por parte de alguno de nosotros de hacer la experiencia de cártel, pero fueron tentativas puntuales que no tenían un lugar de inscripción. Con la creación de la Escuela Abierta el cártel encuentra allí su oportunidad y su lugar, ya que el cártel necesita de la Escuela y a la vez es órgano de base de su trabajo.

Los integrantes del cártel somos: Mª Jesús Lazcano, Emilio Gómez, Enrique Pastrana y Beatriz Reoyo. Cuatro integrantes, más uno: Mª Laura Alonso.

En sus inicios el cártel no tenia unas fronteras precisadas, “cártel de propuestas” resultaba demasiado indefinido. Aún así seguimos adelante y se debatió cual podría ser un objetivo común: si tendría que promover cuestiones, si tendría que ser una especie de catalizador, si habría que hacer propuestas de temáticas de cártel o incluso promover el trabajo en cártel dando cuenta de por qué hacerlo. La Jornada y las reuniones “Hacia la Escuela” de febrero-2007, precipitó que el “cártel de propuestas” tuviera que convertirse en una especie de secretaría para ese Encuentro, es decir, que tratara de combinar la acción con el cártelizarse. Ello resultó extremadamente difícil, confuso y, finalmente, ineficaz.

Después el cártel ha tenido todo un desarrollo, pero la pregunta que surgió entonces, y es de la que yo me hago eco, fue: ¿un cártel tiene que ser eficaz?

Dos cuestiones me sugieren esta pregunta. Por un lado, el hecho de que la palabra eficacia se ligue con una cierta gestión. Y a este respecto recuerdo algo que se debatió en las reuniones de Febrero-2008 sobre la política de la Escuela y como parte de ella, lo que en ese momento se nombró como una “política del desinterés” en tanto es un punto de la política de lo imposible, vinculada a la categoría de lo imposible. Pues bien, una política del desinterés no puede llevarse adelante cuando se mezcla con la gestión. No es lo mismo una política del desinterés que una política de gestión, esta une con más facilidad a la gente porque se articula en torno a ciertos intereses, que se vinculan a los del mercado. La otra es más difícil.

Por otro lado, hoy en día las prácticas colectivas se ven exigidas por la llamada eficacia. Es una marca de lo contemporáneo, junto con la rapidez, y ambas se conjugan la mayoría de las veces para promover acciones pertinentes que ahorren tiempo y estén despejadas de “autoría”, se supone que a favor de un determinado rendimiento y rentabilidad social.

Rapidez, rentabilidad y borramiento de la autoria, son elementos que van a conformar el idealcontemporáneo de la eficacia. Para el cártel, sin embargo, es fundamental el darse tiempo, empezar a hablar, ir armando un diálogo. Crear un tiempo y un espacio para un diálogo que no tiene por que estar sometido al tiempo que domina, que es un tiempo comercial. No quiere decir que el tiempo no apremie, pero sin tiempo no puede desplegarse el diálogo del cártel, que con sus diferentes modos de temporalidad, muestra que el tiempo no es univoco. En cuanto a la rentabilidad, es difícil pensar que en el cártel no se obtenga una ganancia, aunque tal vez ella no este determinada de antemano, que vaya mucho mas allá que los intereses del mercado.

El borramiento de la “autoría” que se efectúa en aras de la eficacia, en el cártel tiene su complicación. La misma estructura matemática del cártel va en contra del anonimato. Cuatro personas se reúnen para el trabajo del cártel en relación a una quinta. Es un pequeño grupo. Lacan dice que hay comunidades que jamás han visto sin reticencias esta limitación del número pues el anonimato es lo que preside por ejemplo a la comunidad religiosa. Esto ya hace presentir que en ese pequeño número hay algún lazo con el hecho de que cada uno lleva en ese pequeño grupo, su nombre.

Podría decirse también que, como una nueva religión, el capitalismo nos reduce a todos a consumidores anónimos, únicamente definidos por lo que se compra o vende, con lo que se consigue una homogeneización que aísla a cada uno como individuo. ¿No es acaso el éxito y el fracaso que proyecta, un nuevo modo de la salvación y la condena de siempre?

Sin embargo, en el cártel cada uno participa en nombre propio, pues no se trata de confundirse en el colectivo o en el anonimato, y lo hace con su estilo, con su forma de ponerse a trabajar, con un rasgo propio. Eso abre a cada uno a una responsabilidad y al conjunto del cártel a una diversidad. Esto no era posible al principio de este cártel, pues al mezclarlo con la gestión, tomaba relieve el grupo al que cada uno pertenecía y la historia tramada entre los grupos a lo largo de los años.

Con el cuestionamiento del significante “eficacia”, cada uno de los integrantes recuperó su particularidad, aunque fue acompañado de un momento de vacilación hasta que el “cártel de propuestas” se transformó en
“el cártel sobre el cártel”. Este nuevo nombre nomina el movimiento del cártel sobre la base de un enunciado que se presenta en ese momento: “la propuesta es el cártel”. A partir de ahí surge una nueva voluntad colectiva y un cambio en la posición discursiva de sus integrantes.

El trabajo se centró sobre el concepto, sobre la experiencia del +1, que es el elemento que da su especificidad al cártel, desde el discurso analítico: sobre si el +1 se detectaba o se designaba, qué relación tenía con la lectura en la palabra, cual era su función. Se concluyó, en ese momento, que el +1 se detecta y se designa, ambas cosas, y se propuso a Mª Laura Alonzo como Más Uno.

No obstante, esta conclusión fue revisada al conllevar una cierta marca de impotencia, es decir, como si el +1 se designara por no haber sido capaces de detectarlo en el recorrido que llevábamos. La intervención de Mª Laura, como +1, sobre el texto de lo que hablábamos fue proponer la siguiente lectura: “falta”, falta detectar, falta saber, falta… Y, por tanto, abre la pregunta de si la función del mas uno esta vinculada a la falta, lo que tiene sus consecuencias a nivel de su posible definición.

A su vez, podría decirse que el sujeto contemporáneo es el sujeto consumido por la falta, prometido y comprometido en colmarla con todo tipo de cosas, y cuya consecuencia el cártel muestra muy bien, pues la falta impide ver lo que se había hecho hasta entonces, el trabajo que se había realizado en el recorrido del cártel. La posibilidad que surge entonces es la de objetivar la experiencia realizada, relanzando las preguntas. Eso supone una exterioridad que hace a la función del +1, propiciando una elaboración de discurso, situando líneas de trabajo y cuestiones asociadas, cuyo resultado son nuestros trabajos escritos.

Para terminar este pequeño escrito, si me permitís una imagen, yo diría que el cártel ha sido como un pajarito que vuela con dificultad por la resistencia del viento contemporáneo. Su vuelo ha sido apurado unas veces, otras, tratando de mantenerse con movimientos agitados, hasta que encontró una base donde recobrar fuerzas y tomar impulso para llevar adelante esta experiencia, en lo contemporáneo, referida a lo colectivo.

Deja una respuesta