El pasado 15-O ocurrió por primera vez en la historia de la Humanidad un suceso que marcará una época. Millones de personas de los cinco continentes salieron a las calles de sus respectivas ciudades bajo el lema: “ Unidos por un cambio global”.
Jamás se había producido algo semejante.
A mí me hizo recordar la llegada a la Luna del ser humano el 19 de julio de 1969.
Primicia mundial y como tal, acontecimiento que abre una nueva época porque emerge un nuevo sujeto político e histórico: el ciudadano global.
Ese nuevo sujeto global también somos nosotros. Más allá de nuestro apoyo tácito, de nuestra presencia en esta u otra convocatoria; de éste o aquel evento cultural, algo ha hecho emerger lo nuevo ; y por eso, difícil aún de pensar.
Nuevo que no novedoso porque este sujeto lleva las huellas, las marcas de todas las luchas sociales y emancipadoras que vienen llevando a cabo la Humanidad: feminismo, ecologismo, sindicalismo, derechos sociales, nuevas formas de cooperación.
Ese sujeto tiene la tarea de pensar algo imposible de pensar hoy por hoy: el fin del capitalismo. Mejor dicho: otro fin del capitalismo distinto al que el capitalismo ha elegido para sí mismo: la autoinmolación consumista.
El Capitalismo con sus aliados- la tecno ciencia y las religiones monoteístas y fundamentalistas- ya galopa desbocado cual jinete del apocalipsis.
Destrucción, acumulación, violencia, crueldad. Ha desatado las epidemias del odio expulsando al amor. El Capitalismo se muestra impotente para resolver sus propias contradicciones.
¿Y cómo pensar lo imposible de ser pensado? Es decir cómo pensar lo que, en el mejor de los casos, se nos presenta como vacío; y cómo hacerlo sin que aparezca la imposibilidad y la decepción. ¡Hay que cuidarse de la decepción! Y quizás el mejor cuidado sea rebajar la euforia que en algunos momentos se nos presenta cuando, a millones, ocupamos las calles.
Crear ese nuevo tejido social que haga posible los anhelos que perseguimos. Tejido que tiene sus primeros embriones en organizaciones y Asociaciones como EL ENCINAR (1) en donde aparece un cuestionamiento de las formas habituales de producción e intercambio.
Pero sabemos que en nuestra asociación también hay problemas: con la participación, por ejemplo. Cunde la desidia y la indiferencia bajo modos diversos como el “no tengo tiempo” o “tengo muchas cosas que hacer”. Otra vez la falta y el exceso tan propios del capitalismo.
Es por ello que propongo que se abra un espacio de diálogo permanente en el Encinar en el que podamos hablar sobre lo que nos preocupa como ciudadanos y no solo como socios.
Que podamos pensar qué papel puede jugar nuestra Asociación en ese cambio global que millones de personas salimos a exigir el pasado 15-O. Emplazados estamos.
(1): El Encinar es una asociación granadina de productores y consumidores de productos ecológicos y artesanales que tiene 20 años de existencia. En la actualidad cuenta con 480 socios de los cuales 30 son productores ecológicos. Hemos asumido los paradigmas de decrecimiento, sostenibilidad, comercio justo, Otro mundo es posible, 12M15M, etc. Dentro de los actividades que se desarrollan destacamos en Grupo Debate que se originó a raíz , y como propuesta, del artículo anterior. Este grupo pretende pensar los acontecimientos actuales valiéndose , entre otros, del discurso psicoanalítico.
Autor | Jorge Ríos Martinez
Nota de la redacción de LH: Este artículo fue publicado en la revista «Bellota» de la asociación «El encinar»