LetraHora nº15

LetraHora n15

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Editorial

Con este nuevo número, “Escrituras que hablan”, celebramos quince años de la revista LETRAHORA. Quince años en los que hemos sufrido pérdidas, en los que tal vez faltaron cosas, pero, a pesar de ello, mantuvimos el pulso y el interés por un trabajo que, a través de la escritura en la palabra, interroga al sujeto que construye la subjetividad contemporánea. Es la escritura que muestra que lo colectivo supone responsabilidad en relación a lo que nos toca vivir y a nuestro lugar en la producción social. Gracias a todos, a los que escribieron para la revista y a los que la leyeron.

Del primer número (febrero 2002) traemos la editorial, pues nos sigue convocando: “Escribir en estos tiempos no es sólo una necesidad. Es una obligación…”

Hoy, una vez más, se avasallan derechos, se profundiza intencionalmente la desigualdad y, con ella, la segregación. Hay un claro intento de destrucción, de humillación, de desintegración de todos los que alzan las voces en disconformidad con un modelo que, en el mundo, arrasa con toda idea del otro, toda idea del semejante. Incitados por la complicidad y la impunidad en la que vivimos se festeja la brutalidad. Vemos como, día a día, algo en el ser que habla se va embruteciendo al reducir la palabra a ser puro instrumento.

Nos separan, nos individualizan, nos identifican. Escribir en estos tiempos de la herida y el perjuicio a cada uno es un intento de recuperarnos en una voz colectiva y plural, porque lo que pasa, no le pasa a este o aquel, nos pasa. Escribir desde el discurso analítico es hacer con lo que sucede, con lo que nos sucede.

Habitualmente se piensa la escritura como el solo acto que traza letras sobre el papel, una simple transcripción del lenguaje oral. Pero la escritura no es solo representación, es también repercusión. La escritura aproxima elementos inesperados, sorpresivos, verdaderos, no solo sirve para transmitir.

Escrituras que hablan en este número de Letrahora para traernos la dignidad que nombra lo que el pudor señala, tal como lo muestra el texto “… Y yo sin depilar” de José Slimobich; texto que convoca a la memoria, enviándonos un mensaje frente a lo que hoy nos sucede: ante la ignominia, la dignidad.

También la dignidad de los escritos de los psicóticos, que Pedro Muerza interroga y pone en relación con textos literarios, de modo que, al ser leídos con fundamento, ellos cuentan.

El texto “Documentos sobre el pase”, el segundo del Cartel del Pase de la Escuela Abierta de Psicoanálisis es un minucioso trabajo que propone la presentación de un escrito que anude el recorrido de un análisis con el deseo que lo convoca desde él, para dar curso al pase. Este procedimiento surge de una reflexión sobre lo colectivo, tocando el fundamento de la Escuela en su conjunto y al pase en particular, pues es su efectuación.

Emilio Gómez, orientándose en la escritura en la palabra, nos propone, en y para esta época, retomar el psicoanálisis en su punto más radical: el que teje propuestas cuestionando axiomas  que parecían incuestionables. Su texto va indicando salidas para que el goce no quede fagocitado por el sistema.

Fabiana Grinberg nos recuerda que el amor es aventura y que, en estos tiempos, tan contrarios a él, el psicoanálisis es una oportunidad para darle un lugar.

El artículo de Miguel Huertas propone una articulación entre los procesos creativos y la realidad de la vida psíquica, sobre el fondo de un cuestionamiento del individuo como dueño de la luz de la razón.

El artículo de Pablo Igol se adentra en las posibilidades y dificultades de la intervención del discurso psicoanalítico en instituciones de atención de niños y jóvenes con trastornos graves.

Y tomando como eje el diálogo analítico, como la posibilidad de un diálogo por fuera de la voluntad de dominio, Mª Laura Alonzo descubre lo que nos muestran las palabras: que ellas escriben en nuestro cuerpo, en nuestros actos, en nuestras formas de sentir, anudadas al vínculo social.

Presentaciones de libros, actividades, intercambios posibles, que hacen un entramado que constata que si el diálogo tiene una dimensión verdadera convoca diferentes voces, otros discursos que alientan a proseguir con un desafío común que no parece sencillo en nuestra época: volver posible la vida.

Comisión de Redacción