Historia y silencio

LH11_JuresaCuando Freud escribió “Moisés y el monoteísmo” reformuló, para la historia judía, el origen mismo de su pueblo a través de la construcción de una “verdad histórica indocumentada para la que no había más “soporte material”, (en cuanto a documentación, en cuanto a registros y fuentes habitualmente llamadas “históricas”) que lo que él mismo había descubierto a través de su experiencia con el método de su invención, el método analítico de exploración del inconciente. Es conocido que Ernest Jones, fiel discípulo y biógrafo oficial de Freud, tomó a este libro como un juego senil de su venerado maestro.

Los historiadores positivistas jamás tomarían como válida una manera de “hacer historia” mediante inobservables directos, en el sentido clásico del método científico. Freud, en su libro histórico por excelencia, realiza la construcción de un relato. ¿Sobre qué? ¿Cuál es el concepto articulador que le permite fundar una “verdad histórica” sin ninguna evidencia o registro observable?

Tengamos en cuenta que “lo observable” para la ciencia acontece en un campo de registro que precisa de la percepción, y para ello es que la tecnología “afina” y “amplifica” esa capacidad natural del hombre para percibir a través de sus sentidos. La ciencia moderna se inaugura con un paso hacia delante respecto al campo de la percepción. El desarrollo moderno de la matemática permite anticipar fenómenos que no podemos registrar mediante alguno de los sentidos, ni siquiera a través de alguno de los aparatos que los afinan o amplifican. La teoría de la relatividad de Einstein fue un gran ejemplo de anticipación en abstracto, de fenómenos que posteriormente se pudieron experimentar a través del desarrollo científico-tecnológico, mediante aparatos de medición acordes a las exigencias que formulaba la teoría.

Este nivel de formalización de lo real nos aproxima a un modo de percibir la verdad, ausentes de todo registro empírico, de los sentidos. Una verdad en ausencia de evidencia empírica, que no se muestra “a los ojos”, sino que causa su apertura (recordemos el comentario sobre el sueño de Freud: “se ruega cerrar los ojos”, en relación al momento clave de la invención del psicoanálisis[1]).

En este registro Freud construye una historia, la de Moisés, ausente de toda prueba documental, ausente de evidencia empírica. Sin embargo, resulta. ¿Verdadera para qué?

Volvamos a la pregunta formulada al principio del artículo. ¿Sobre qué concepto se puede articular un relato histórico que resulte verdadero, aún ausente de todo registro empírico que la constate en forma directa?: decimos que es el concepto de pulsión. Un concepto que también tiene su historia dentro del psicoanálisis. Aquí solo afirmaremos que no se trata de un concepto biológico ni puramente espiritual. Es un concepto que soporta la creación de un cuerpo afectado de lenguaje, fundado en esa afección, y que por eso mismo, no se abarca a si mismo. Es decir, su comprensión científica no termina en los límites de su individualidad, sino que recibe del lenguaje una inscripción en la cultura, en
la historia de la comunidad en la que en ese cuerpo se funda la afección antedicha. Esa afección individual, a su vez, implica al conjunto, en la cadena de las generaciones.

Por lo tanto, no se trata solo de la historia construida a partir de los registros, de las evidencias, de las pruebas, sino de una nueva historia que se incorpora, que es la historia pulsional. Esa historia pulsional, al decir de Freud, deja marcas, huellas, los hitos de su verdad. Pero esas evidencias, como en los sueños, no están a la vista ni se hacen oír en forma directa, permanecen oscuras y en silencio. Son increadas. Lo cuál no significa que no existen. Podemos decir que no se pueden crear de cualquier forma, de la nada y a gusto personal. Esta es su verdad o el fundamento de su verdad. Se crean en una relación casi forzada con el lenguaje, ya que las huellas, las marcas del goce pulsional son la letra de la lengua hablada. Restos vivos de lo muerto, que hacen lo inmortal. Es decir, que de cualquier forma siempre hablamos en relación a esas marcas, las marcas del goce, porque eso nos hace hablar.

Eneste sentido, del silencio que habitó la palabra de sus pacientes, y de su propia historia y marca de inscripción judía, Freud extrajo el descubrimiento de su propia judeidad.

En el mismo acto por el que se construye una historia fundada en la verdad de las marcas del goce pulsional, se renuncia a una porción de ese goce, y se le da un destino sublimatorio. A esto Freud lo denomina en el Moisés: “progreso de la espiritualidad”.

¿Qué es tal progreso? “consiste en decidirse uno contra la percepción sensorial directa a favor de los procesos intelectuales llamados superiores, vale decir, recuerdos, reflexiones, razonamientos; determinar, por ejemplo, que la paternidad es más importante que la maternidad, aunque no pueda ser demostrada, como esta última, por testimonio de los sentidos”[2]

Por lo tanto, el “progreso de la espiritualidad” implica aprender a valerse del padre, y en ese sentido es “más importante”. ¿Valerse para qué? Esta misma nota trata de aclararlo: para que cada quien construya su historia en su comunidad, una historia para su comunidad y una historia común. La clínica lo demuestra, tanto para hombres como para mujeres. Es evidente que de lo que Freud habla, en su definición sobre el progreso de la espiritualidad, con la frase: “aunque no pueda ser demostrada” (a la paternidad), es que el padre es un nombre antes que un hombre.

Un nombre con el que poder hacerse de una vida.
Autor | José Luis Juresa

[1] Psicoanálisis: los nuevos
signos. Juresa- Muerza Ed Atuel 2009

[2] Moises y la Religión Monoteísta.
Sigmund Freud. Ed. Amorrortu

El concepto de la carencia: modulaciones de la plusvalía y el plus de goce

Presentado en la jornada «Silencio y Política» celebrada en la UAM (Universidad Autónoma de Madrid)
LH11_Gomez

«El problema de los islotes de conocimiento es el desmontaje que se produce en su contacto con la realidad. La voz alemana Umbegriff alude a la negatividad de Begriff (concepto), sin embargo, no es una negación del concepto, sino el intento de recoger lo que éste expulsa y se organiza de otra manera, señalando la precariedad del mismo».

M
e gustaría situar un poco el trabajo que me he propuesto para este espacio, a caballo entre la filosofía y el psicoanálisis, ya que aunque exista cierta migración de los conceptos
analíticos a la filosofía, y viceversa, no representan ámbitos homogéneos.

E
n el ámbito del pensamiento se considera a Hegel el último representante del pensamiento fuerte y el primero del débil. ¿Por qué estas dos etiquetas? Hegel produce una nueva forma de movimiento de las ideas, a la que se ha denominado dialéctica.

É
l mismo sitúa su moción en una especie de aspiración a que el concepto abrazara toda la realidad. Esto plantea una astucia de la razón de difícil cumplimiento. Si la Historia para Hegel es la ciencia por excelencia, su despliegue ha de ser coincidente en el tiempo con la razón. El tiempo, para Hegel, representaría la astucia del concepto para volver a ser él mismo. Sin embargo, esta propuesta implica que la historia del pensamiento se clausurará en el momento en que el concepto se iguale a la historia. Él creyó ver en el brillo de la cabeza de Napoleón volviendo de Jena la clausura de la Historia. Definitivamente lo salvaje se habría cubierto con el vestido de la lógica, se habían superado los excesos de la Revolución Francesade 1789. Puede que no le faltara razón, con respecto al código civil, de cuya transmisión se jacta el mismo Napoleón: «Nadie me recordará en la historia por
las batallas que he ganado pero sí por mi código civil». Ustedes saben que una gran parte de los Estados contemporáneos organizan sus constituciones alrededor de este código, respetando, sobre todo la propiedad, y la capacidad de las personas para organizarse alrededor de esto.

E
s el mismo Marx, el Marx más hegeliano, el que asesta un duro golpe a esta astucia. Introduce el movimiento del mercado en la lógica, y dice: «Es como si la Santa Lógica, para
Hegel, se viera libre de los avatares del mercado». Esta mistificación nos lleva a preguntarnos qué ocurre con esta nueva forma de circulación que imprime la sociedad burguesa a cualquier cosa que anteriormente fuera sagrada, hasta los pensamientos más perfectos y más elevados.

T
odos los sistemas de pensamiento anteriores habían necesitado de una lógica fuerte que concluía en un cierre categorial, sin embargo, la dialéctica es un sistema envolvente, pero lógicamente débil.

D
e esta especie de aspiración burguesa a cambiar la vida y el movimiento de las cosas, quedan fuera todas las cuestiones que no tengan que ver con la propiedad, la igualdad y la libertad, éstas dos últimas más o menos constreñidas por la primera. Hasta el estatuto de mayorazgo, pergeñado por Hegel para los más pobres, queda en entredicho, ya que el destino de los recursos a la acumulación de propiedad no se ve libre de la continua incitación al consumo. Lo poco que el pobre pudiera apretarse el cinturón se ve ontinuamente golpeado por la incitación al consumo, necesaria para el sostenimiento del sistema.

E
l movimiento de las mercancías, en ese baile que capta muy bien Marx: Mercancía- dinero- mercancía, se paraliza en cualquier momento, cualquier eslabón de la cadena que se rompa representa una crisis. Y las crisis no son nuevas, ya Marx vivió una, de la que da cuenta él mismo. Esta dialéctica entre los propietarios de los medios de producción y la
mano de obra se detiene por diferentes factores. Con lo cual es imposible el infinito progreso.

S
in embargo, el gran descubrimiento de Marx no es esta dialéctica entre los propietarios de los medios de producción y la mano de obra, (y su reducción de la Historia al movimiento de éstas es bastante sumaria), sino que el hombre asalariado trabaja, no para producir sus condiciones de vida, produce objetos de intercambio. Estos objetos arrebatados de la mano del que los produce van generando un plus, se fabrican más objetos de los que el que los produce necesita y los beneficios de estos vuelven al
bolsillo del que ha permitido su fabricación. El mismo mercado produce una especie de fetichismo, de circulación vertiginosa, de adoración del objeto, del que la mayoría nos quedamos prendidos, y unos cuantos tienen la posibilidad de soltarlo cuanto antes de que se devalúe.

E
sa es la filosofía, algo que genera la función de la prisa, y a su vez una especie de intersubjetividad que compite para captar cuanto antes la solución de que se trata.

M
arx, hablando de esta primera crisis vivida del capitalismo, comenta la ingenuidad de Say y Ricardo (economistas ingleses), que pensaban que realmente producción y onsumo, demanda y oferta estarían en un equilibrio constante. Su crítica va hacia esta especie de equivalencia en la circulación. En las crisis se destruye la equivalencia, mercancías detenidas, salarios bajos y fuga de capitales son la muestra del desequilibrio. Está claro que el dinero en esa circulación ha sufrido una
metamorfosis, no le interesan las mercancías, sino los lugares de refugio, a salvo de una especie de locura colectiva, producida por el mismo sistema. Ya Derrida en Dar(el) tiempo señala una clasificación con respecto a las garantías del dinero, no suya, sino del tío de André Gide:
1-Moneda-oro moneda-plata con pleno valor intrínseco.
2-Papel moneda representativo, cuya convertibilidad garantiza el Estado.
3-Papel moneda fiduciario, con garantía no segura.
4-Papel moneda convencional o moneda ficticia, no convertible y de curso forzoso.

Charles Gide
(economista francés)

E
s decir, el dinero en circulación puede aumentar bajo formas ficticias para dar más dinamismo al mercado y financiar proyectos que producen una mayor contención social y a su vez abren nuevos mercados, no obstante la garantía sobre este dinero logra una jurisprudencia poco sensata, y viene teñida de un carácter ludológico (al final gana la banca).

¿Adónde quiero llegar con esto?

S
ubrayemos la garantía del Estado, a todos nos remite a lo más reciente, el Estado exige a la burguesía un movimiento, capaz de generar trabajo suficiente para que la población no permanezca ociosa. Pero, esta atmósfera tan dinámica implica que seamos una sociedad más dromológica que lógica, más pendiente del movimiento que de la coherencia.
Esta acepción no me corresponde a mí, sino a Paul Virilio, que incluso plantea la sociedad actual, no como democrática, sino como dromocrática.

L
a sociedad contemporánea y la economía capitalista proceden con una enorme capacidad de aplastar el tiempo, aumentando la velocidad y disminuyendo el tiempo de reacción. Por ello, para pensar esto, necesitamos algo que catetice la función de la prisa.

U
stedes saben que los objetos pulsionales que teorizó Freud son cuatro: la voz, el excremento, la mirada y el seno. No estamos en el espacio para explicarlos, así que señalaré solamente que estos objetos pulsionales no remiten al órgano sino al placer y su extensión, van más allá de su satisfacción. La introducción del campo pulsional en el pensamiento produce la pregunta por el origen y el borramiento de éste en el propio movimiento. Por ello, a mi juicio, se nombra, desde el pensamiento, al psicoanálisis con el estatuto de revolución.

D
e este más allá, que produce el campo pulsional, Lacan infiere que hay algo que no se satisface con el abrochamiento lógico, pero que se escribe. Y que él condensa en una letra «a» que implica el objeto y la relación con el objeto, es decir, la voz no es solamente el sonido que sale de la boca, sino el lugar desde el que creo ser escuchado y demandado.
El escíbalo no es solamente el desecho, sino lo que puedo ofrecer y retener. El objeto pulsional catetiza la posición del sujeto, es decir, en el discurso se percibe cómo es captado.

A
hí tienen dos ejemplos de lo que implica el movimiento analítico. Sin embargo, esto no es una dromología, ni lo podemos elevar a la categoría de sistema, es algo que condensa un modo de acción esencialmente humano y desde el cual se puede operar.

E
l recorrido pulsional que plantean Freud y Lacan, no concluye en la satisfacción o en la coincidencia del impulso con el objeto que busca, el objeto no estaría en función de ser para la satisfacción, sino que, como apunta Lacan, allá donde la satisfacción es colmada, eso no era. Por tanto, el objeto puede faltar o puede estar, pero si está eso no era.

E
n los comportamientos de los mercados podemos observar esta ausencia de satisfacción. El monstruo no se satisface con la reforma laboral, con la revisión de las pensiones, con la magra delgadez de los Estados, con las revisiones del gasto, etc. Esto se comporta como un objeto errado.

E
sto es lo que hace homológicos la plusvalía y el plus de goce, ese más allá que se plantea como una carrera donde ninguno de los dos se alcanza, como en la fábula de Aquiles y la tortuga, sino que en todo caso no llega o sobrepasa al otro y la captura o el intento de captura del exceso no es fácil, al menos desde la lógica tradicional, donde se espera un final perfecto, aunque sea negativo.

T
omaré una punta de la madeja más, para dar cuenta de cómo las cosas emigran del concepto. Tampoco me corresponde a mí esta pista, sino a Foucault, él habla de la migración de las cosas. Problemas tradicionales tales como el infinito emigran de la filosofía para posarse en las matemáticas, tal vez por la ausencia de métodos para captarla. También podemos ver cómo desde la economía emigran al estado de ánimo, términos mercantiles como depresión, stress, tendencias bipolares, que a su vez constituyen el negocio de los diagnósticos del Manual de Diagnóstico Psiquiátrico. Esta migración se produce más bien por invasión de lo que Marx llamó superestructura y que hago extensiva a los poderes fácticos, tanto de la salud como del poder económico.

V
oy a tomar un ejemplo de un libro (Lacan: entre el arte y la ideología) de Pablo Garrofe, compañero de la Escuela Abierta de Psicoanálisis, para mostrar esto. Un paciente dice: Si me devalúan me mato. Confundiéndose en ese reflexivo con una moneda. Esta tensión entre el sujeto y el objeto es lo que intenta captar el psicoanálisis. En este nivel no
hablaríamos del yo, que aspira a captar una identidad, sino del sujeto dividido entre lo que quiere decir y lo que dijo.

E
ntramos en el mundo del lenguaje, que capta al sujeto en la tirada de dados, en el azar de la historia y la arbitrariedad de los signos. Pero, no estamos en el corsé de la lingüística, sino que es preciso tener en cuenta lo anteriormente dicho, el placer, y otra cosa más, el significado puede faltar, y hay que esperarlo, no en su correspondencia con el significante, según la fórmula de Saussure, sino en una especie de juego del escondite. No es lo mismo el progreso del significante que el sentido de lo que se dice, hay que esperarlo.

L
acan iguala el mercado al campo del Otro, al campo del lenguaje, y este Otro escrito así de manera mayestática puede remitir a lo divino, pero tiene sus carencias, es decir, no puede dar cuenta del significante que lo funda, así se percibe que no posee una lógica fuerte, no todo abrocharía con ese amor del concepto por sí mismo. Por ello Lacan dice que el goce del Otro no es signo de amor.

P
ara nosotros, los miembros de la Escuela Abierta de Psicoanálisis, esta experiencia con el campo de la letra no ha sido fácil de armar, siempre uno se resiste, siempre uno apela al refugio de los conceptos, como el dinero apela a refugios en los momentos de crisis.

T
uvimos que aprender de la experiencia, por ejemplo, de nuestros compañeros argentinos, cuando en plena época del corralito les resultaba muy difícil trabajar en los consultorios, el ruido de las caceroladas se introducía en los diálogos del diván, y tuvieron que poner un pie en la calle para entender algo de lo que sucedía en el diván.

E
sto es la letra, algo que se introduce en la escucha perfecta y que cambia a su vez la posición del lector, ya no es una interpretación, sino una lectura lo que se juega, como bien
plasman José Luis Juresa y Pedro Muerza en su libro: «Psicoanálisis: los nuevos signos. La escritura hablante como don del lenguaje».

H
e intentado plasmar algo que no se ajusta al sentido, pero sin embargo, juega con esa ausencia de justeza. Ustedes saben muy bien que los en los Estados contemporáneos la coerción y la justica pertenecen al Derecho, sin embargo, no corren parejos, la mayoría de las veces el marco de convivencia se produce por un debate de intereses, muy alejado, por ejemplo, de la restitución de la memoria, o del ajuste de la injusticia al tiempo actual. Sin embargo, no podemos perder el norte de la justicia, es un lujo, ya que se corre el riesgo de que el término justicia emigre del Derecho y acabe posándose en lugares más incómodos, y esto no es malo es curioso, el sistema nombra como antisistema lo que expulsa, y sin embargo, como en una vuelta topológica lo que queda fuera encuentra el modo de organizarse y volver adentro, disputando el poder al mismo sistema, el número y los modos de organización son importantes.

A
sistimos pues a una política que se juega en el silencio, una política que es capaz de tirar abajo cualquier Estado, no importa cual, y lo vuelve delgado, ya que su acción, esa acción patriótica que reclaman algunos, también cotiza en bolsa.
Esto implica un peligro, en altas esferas, ya se está hablando de una generación perdida, de una generación inútil, para la cual no hay acceso al Estado de bienestar. Esta generación, y no estoy diciendo nada nuevo, es convocada a trabajar con contratos precarios,y incluso los más formados, y de ahí la futilidad del saber, que ya apuntaba Lacan con respecto a la comprensión del sistema.

N
o nos vemos libres de la incidencia de viejas estructuras, incluso la represión de los mapuches por parte del gobierno chileno, porta un nombre antiguo: «Ley del robo de leña», (ley de la cual se ocupa Marx en sus primeros escritos de la Gaceta Renana). Así, no podemos decir que el problema de los mapuches* no haya nacido en el origen
de los cercados ingleses y alemanes, y de la transformación de los feudos medievales en los Estados modernos.
*El gobierno chileno pretende aprobar una ley que se llama «Ley del robo de leña», diseñada para arrebatar las condiciones de subsistencia de los mapuches, y así surtir de mano de obra las minas de cobre.
Autor: Emilio Gomez

NO nukes

No NukesPertenezco a una generación que creció con el lema de Nucleares No. Cuando contaba con apenas 20 años recibimos con gran júbilo las notas variadas de un gran concierto en el Madison Square Garden, cuyos participantes habían llenado ya nuestras tardes de hastío y reunión alrededor del aparato de música: Doobie Brothers, Bonnie Raitt, John Hall, Jackson Browne, Graham Nash, Ry Cooder, Jesse Colin Young & the Youngbloods, Chaka Khan,
James Taylor, Carly Simon, Poco, Bruce Springsteen & the E Street Band, Crosby, Stills & Nash, habían construido temas tan memorables como “Después del diluvio”, “Plutonio para siempre” o “Teach Your Children”, que también invadían nuestras habitaciones junto con los posters con frases de Khalil Gibran, algunos lo recordarán: “tus hijos no son tus hijos, sino hijos del destino…”

T
odos esos músicos reunidos alrededor de salvarnos de una energía que había demostrado sus efectos devastadores y duraderos (Hiroshima, ojo no confundir con Fukushima). Me  pregunto qué pasó después, qué nos volvió defensores de una energía, que hasta hace poco se ha considerado limpia, excepto por los residuos que deja su rastro, aunque eso sea otro cantar. Los músicos no son demasiado fiables, se rigen por el poema y la ley del corazón, siempre son más apocalípticos, menos calculadores y por lo tanto menos recopiladores de datos en busca de un progreso, por supuesto, conveniente para todos.

G
eneraciones muertas, generaciones escépticas, que han crecido alrededor de unas tesis que calculan el peligro sometiéndolo al protocolo de unos cuantos elegidos. El problema no son las centrales, que cumplen un ciclo, el problema es cómo se frena el cumplimiento de un ciclo y el cálculo del protocolo en un lenguaje que no tiene en cuenta lo sorprendente, lo real de la ausencia de cálculo.

¿Quién detiene esto? El cálculo de lo posible ya no viene dado por una relación con el espacio que ocupamos, no tiene que ver con el hábitat, sino con la velocidad. Nos han convencido de que el único parámetro a tener en cuenta es la velocidad, no importa velocidad de qué, de aplastamiento, de producción, de aniquilación, pero hay que correr, es necesaria mucha energía para sostener la velocidad de intercomunicación. Fracciones de segundo suponen miles de millones de beneficio, miles de millones que pasan de Europa a Asia o de Asia a América y esto es lo realmente importante. Y a mayor velocidad menor tiempo de reacción, y esto sí que es científico.

E
l protocolo se cumple, se frenan los ciclos productivos de las centrales, pero inmediatamente después se aprueban moratorias, cuando las centrales ya están en manos de amigos convenientes, es decir, a aquellos que conviene más que se llenen los bolsillos durante los próximos 10 años de moratoria. Cuando se cumplan estos veremos, a una velocidad adecuada, cual es el freno.

P
restigiosos economistas están calculando el daño que hace a la “ciencia de la economía” la ecuación economía=tesis liberales, ya que los errores no se descubren en los primeros pasos de la fórmula, sino en los momentos finales del algoritmo, cuando el veneno no hay más remedio que igualarlo a la solución: más publicidad sobre la velocidad conveniente y el aprendizaje sobre los errores de cálculo.

F
reud no era músico, pero sabía leer en la partitura de la civilización las notas disonantes de algo esencialmente humano: la pulsión de muerte. ¿Acaso no se percibe ya que ese exceso de cálculo oculta la percepción de algo no calculable?

L
a imposibilidad de calcular la propia palabra tsunami, de origen marcadamente japonés, en la resistencia de un edificio diseñado (seguramente con unos gastos limitados a la ganancia esperada) para abastecer de una energía cuyos efectos liberados eran de sobra conocidos para el pueblo japonés.

E
s imposible percibir esto de una manera racional, pero sí que se puede percibir de manera evidente la plasticidad de lo que se muestra con la palabra pulsión.

S
e nos había explicado que el protocolo nuclear de Chernobil había sido una chapuza, y que Rusia no era el primer mundo, que se habían producido una cadena de fallos humanos, ocultos tras una censura desafinada con la claridad democrática, pero ¿cuál es la opinión de los expertos cuando el protocolo ni si quiera alcanza para cubrir la seguridad del primer mundo? Se nos había explicado que el desastre económico argentino era producto de una amalgama entre la corrupción política y el vaciado de un Estado (culto además) que importaba muy poco a los demás Estados. Muy pocas voces lúcidas habían transmitido esto como una prueba de laboratorio que iba a ser aplicada en el resto del mundo.

L
o siento por los defensores de semejantes ciencias unidas al poder pero, como una ironía más del destino, vuelve la religión, en palabras del jefe de protocolo de seguridad nuclear europeo, el fin de tal velocidad es apocalíptico. Veremos cuánto dura este pesimismo global. Veremos lo que tarda la censura oficial en devolver un clima de confianza calculada en datos convenientes. Aunque mientras tanto desde el biopoder se asocia como relación causa- efecto que el cáncer de pulmón está ligado al consumo de tabaco. Sin embargo, recuerdo que de los datos que se manejaban en las manifestaciones populares de antaño, los casos de cáncer aumentaban en las proximidades de las instalaciones nucleares, pero nunca fue publicitado como una relación causa- efecto, sino que las nucleares eran un mal necesario para la vida contemporánea, y cómo no, también para la vida de un futuro bien lejano.
Autor: Emilio Gómez

Comunicado sobre 15-M (Política y Asambleas)

15_M_SolEs difícil transmitir lo que estamos viviendo estos días, ese rumor incesante de las plazas, donde han aparecido mensajes de los colores más diversos. La primera sensación que hemos tenido es que por fin las palabras calan más allá de la piel, que los carteles aparecidos en las calles y en las plazas eran mensajes directos al silencio vivido mucho tiempo. Por primera vez la crítica al sistema aparecía como crítica al sistema, en su totalidad, a la acción continua de su aplastante rueda y a la reacción contra ese ritmo frenético, era una crítica a las formas de habitarlo.
Este movimiento nos ha dado a todos una esperanza, ha representado, en palabras de la gente que lo ha vivido muy de cerca, un acontecimiento. Nada que objetar a esta apreciación, efectivamente lo ha sido, nadie se podía creer que una sentada de apenas 30 personas en una plaza iba a tener este eco, y a prender una llama que no encontraba forma de encenderse.

Lo sorprendente es su trascendencia internacional, multitud de lugares se han hecho eco de formas parecidas de protesta, por primera vez se ha escuchado a una generación que ya estaba siendo condenada en los siniestros cálculos de la economía liberal, por primera vez la calle ha recogido los restos de la vergüenza de los últimos movimientos del capitalismo. Esto ha mostrado que el lenguaje está vivo, que de un lema sin apenas esperanza, porque era el lema del imperio “yes we can”, se ha pasado al “yes we camp”, con toda esa ironía.

Suponemos, que a estas alturas hay agotamiento, sobre todo en las personas que han estado todo el tiempo ahí, casi sin moverse, organizando algo que iba creciendo con una rapidez inusitada, que se escapaba de las manos, y eso no es malo, el habitar la calle se ha hecho para todos.

El problema son las descalificaciones, el ninguneo, y los impulsos ocultos de que todo vuelva a la inercia del narcótico, los intentos continuos de localizar las caras de los detonadores. Sin embargo, se ha avivado un sentimiento que hemos portado todos, un sentimiento que nos ha inculcado la forma de esquivar el guardián que estaba destinado a cada uno de nosotros.

El varapalo de las urnas es una diana a la que se apunta para debilitarlo, para nosotros no es tal, ya que si vamos más allá de la propaganda de los medios oficiales, que dan como vencedor a la derecha, el fracaso ha sido del PSOE,
es el PSOE el que tiene que cuestionar su posición ideológica, ha perdido el bipartidismo y, si contamos el número de votos blancos, abstenciones, partidos minoritarios, y pequeños partidos de izquierdas, es un 20% mayor que el de la derecha. En el País Vasco y Navarra, ha arrasado Bildu (izquierda abertzale), es la segunda fuerza, y eso no es baladí, hay mucha gente que toma esto como una esperanza para el País Vasco. Entre otras reivindicaciones se está pidiendo que el sistema electoral sea más justo, que la famosa ley D´Hont no esconda estas opciones bajo el reparto injusto de votos perdidos para las mayorías. De momento esta es la política del poder no la política de la calle. La política del negocio, no la del que se queda fuera del comercio.

Esto no está llamado a apagarse con semejante soplo publicitario, es una fuerza que debe ir más allá, hay que disminuir la distancia que hay entre la política del poder y la necesidad política del Pueblo. Si el Parlamento no es capaz de bajarse a la calle, hagamos de la calle una asamblea, aprovechemos la experiencia de otros que sufrieron esta dura prueba del gran capital, con un vaciado fuerte del Estado.

Parece que llega el momento de recoger la plaza, al menos eso se escucha, pero este movimiento se va a llevar a los barrios, y ese es todo un reto dar voz a la gente dormida en la cuneta del paraíso publicitario.

Salud y ánimo
Autores
| Emilio Puchol, Jorge Ríos, Rosa Fornals, Emilio Gómez: Miembros de la Escuela Abierta de Psicoanálisis

“La segregación en la infancia: violencia, racismo y xenofobia en la escuela”

“Asociación del Psicoanálisis en la Cultura de Madrid”
Universidad de Granada (Facultad de Psicología)-Practicum de Psicoanálisis: Conferencia pronunciada el 18 de noviembre 2005
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Epígrafes:

– Panorama de la actualidad, la escuela hoy
– La diferencia insoportable: la voz (odio a los pueblos) y la mirada (odio a la raza)
– El problema de la normalización – Violencia sobre sí mismo (el grupo y la exclusión social)
– La crisis de la autoridad: el problema del padre disuelto, el Otro vigilado – Más allá de los países, más allá de las      fronteras: Capitalismo y técnica como elisión de las diferencias – Otra vuelta más sobre la mirada: la exclusión, la  inacción y la impotencia de la justicia ciega

Presentación


N
uestra intención es abrir un espacio de reflexión sobre las distintas variaciones que encuentra el niño en el campo educativo actual. En el cual, y de modo encadenado, han aparecido distintas crisis, nombradas de diferente manera por los aparatos de control. Crisis morales, dicen algunos, hundimiento de los niveles de aprendizaje, dicen otros. Así, tras la apertura del mercado de trabajo y el ámbito social a otras culturas, en el seno de una intención globalizadora, la escuela no podía escapar a las tensiones de la violencia social: la convivencia en las aulas, la identidad cultural y las preguntas por la autoridad, la religión y la moral, como límites tradicionales a la agresividad del individuo.

Los límites de tal fenómeno se extienden más allá de la pregunta por la persona, más allá de la identificación de la autoridad con el amo. De manera que debemos cuestionarnos por la dirección de los problemas, ¿a dónde va el sujeto? Pregunta por la resquebrajadura entre el goce de la identidad, desde una aspiración legítima a que lo que está afuera se parezca a lo que sentimos, cuestión que Freud desarrolló en psicología de las masas, y lo extraño que invade. Se exige que el otro se identifique con la cultura que lo acoge, pero no se puede transmitir de manera clara un modo de acceso a la cultura, es por eso que lo nombramos como goce, ya que es algo de lo que se participa, pero es difícil traducirlo a conceptos generales, pues cada uno participa de una manera singular del rechazo a lo extraño.

Pretendemos también llevar la reflexión al campo de la justicia, ¿no se está exigiendo que la justicia se ajuste a un limbo beatífico, donde no caben las experiencias propias de la infancia con respecto a la agresividad, la separación del otro, rivalidad y competencia?

La aldea educativa, nombrémoslo así con este apelativo que se hizo famoso no hace mucho, está compuesta en este momento por un abanico de diferentes culturas que vienen a ser reguladas por una sola, la cultura de acogida. También el tiempo de convivencia en el ámbito educativo es más extenso, ya que este tiempo está ajustado a los hábitos laborales y mercantiles que predominan en la actualidad. Han aparecido síntomas y enfermedades nuevas en los alumnos nombradas desde el aparato de salud mental con términos como buylling (trastorno del comportamiento que denota una excesiva agresividad incluso persecución hacia una sola persona). Pero no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores, e incluso entre los padres, que son también acosados en su responsabilidad y en la atención o dedicación familiar. Los padres siempre lo hacen mal, aún sin modelo para hacerlo mejor.

Aparece asimismo un mayor índice de fracaso escolar que se interpreta una y otra vez desde parámetros competitivos y, en aras de un mayor rendimiento en el aprendizaje, la convivencia con otras culturas que se asientan en nuestro sistema educativo se interpreta como atraso, ya que lo se busca sobre todo es la eficacia, no el índice de mayor o menor convivencia, queda ésta del lado de lo moral.

Autores: Ana Parra Benito | Emilio Gómez Barroso
Texto completo[toggle_box]
[toggle_item title=»Texto completo» active=»true»]Violencia en la escuela Granada 18-11-2005.doc[/toggle_item]
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Osvaldo Martín, in memoriam (psicoanalista de la EAP y fundador de la ONG «Murmullos»)

OsvaldoPara quienes no lo conocieron, es bueno saber que OSVALDO  fue un buscador de verdades, tanto en el  discurso analítico, como en la política sindical, donde fue un dirigente importante del sindicato de Docentes. Fundador de la  ONG Murmullos, produjo con ella trabajos sobre la violencia y el riesgo social. No era socialista ni comunista. Su  linaje era el anarquismo, al cual siempre sumó ese fuera-de. Un estar a favor y en contra al mismo tiempo,  adherir y quedar fuera, en una rebeldía social, en una lógica del no todo. Cultivó la amistad, el futbol, el buen comer. No era palabrero, pero en un mundo de sordos, que solo saben escucharse a si mismo., sabía escuchar. Y  sus palabras siempre marcaron la impostura y la injustica. Cuando alguien al que se ha conocido durante años,  dentro del campo analítico, muere, surgen dos versiones. Una, que no importa demasiado, porque no hay esencia,  porque el ser se tacha. La otra, justamente, por lo mismo, porque no hay esencia del ser, porque el ser se tacha,  florecen en el lenguaje la tristeza y el amor.  Como psicoanalista, «nada espero del otro, solo me ha tocado el  desencanto y el odio». Pero en algunos casos, me ha sido dado conocer a seres como Osvaldo Martín, ese al cual  un día pregunté si temía a la muerte. Y contestó, con buen criterio, que morir, morimos todos. Mi único temor es  que exista el infierno, porque seguro que Osvaldo esta allí.

JOSÉ L. SLIMOBICH

Por primera vez…

15-oEl pasado 15-O ocurrió por primera vez en la historia de la Humanidad un suceso que marcará una época. Millones de personas de los cinco continentes salieron a las calles de sus respectivas ciudades bajo el lema: “ Unidos por un cambio global”.

J
amás se había producido algo semejante.

A
mí me hizo recordar la llegada a la Luna del ser humano el 19 de julio de 1969.

P
rimicia mundial y como tal, acontecimiento que abre una nueva época porque emerge un nuevo sujeto político e histórico: el ciudadano global.

E
se nuevo sujeto global también somos nosotros. Más allá de nuestro apoyo tácito, de nuestra presencia en esta u otra convocatoria; de éste o aquel evento cultural, algo ha hecho emerger lo nuevo ; y por eso, difícil aún de pensar.

N
uevo que no novedoso porque este sujeto lleva las huellas, las marcas de todas las luchas sociales y emancipadoras que vienen llevando a cabo la Humanidad: feminismo, ecologismo, sindicalismo, derechos sociales, nuevas formas de cooperación.

E
se sujeto tiene la tarea de pensar algo imposible de pensar hoy por hoy: el fin del capitalismo. Mejor dicho: otro fin del capitalismo distinto al que el capitalismo ha elegido para sí mismo: la autoinmolación consumista.

E
l Capitalismo con sus aliados- la tecno ciencia y las religiones monoteístas y fundamentalistas- ya galopa desbocado cual jinete del apocalipsis.

D
estrucción, acumulación, violencia, crueldad. Ha desatado las epidemias del odio expulsando al amor. El Capitalismo se muestra impotente para resolver sus propias contradicciones.

¿Y
cómo pensar lo imposible de ser pensado? Es decir cómo pensar lo que, en el mejor de los casos, se nos presenta como vacío; y cómo hacerlo sin que aparezca la imposibilidad y la decepción. ¡Hay que cuidarse de la decepción! Y quizás el mejor cuidado sea rebajar la euforia que en algunos momentos se nos presenta cuando, a millones, ocupamos las calles.

C
rear ese nuevo tejido social que haga posible los anhelos que perseguimos. Tejido que tiene sus primeros embriones en organizaciones y Asociaciones como EL ENCINAR (1) en donde aparece un cuestionamiento de las formas habituales de producción e intercambio.

P
ero sabemos que en nuestra asociación también hay problemas: con la participación, por ejemplo. Cunde la desidia y la indiferencia bajo modos diversos como el “no tengo tiempo” o “tengo muchas cosas que hacer”. Otra vez la falta y el exceso tan propios del capitalismo.

E
s por ello que propongo que se abra un espacio de diálogo permanente en el Encinar en el que podamos hablar sobre lo que nos preocupa como ciudadanos y no solo como socios.

Q
ue podamos pensar qué papel puede jugar nuestra Asociación en ese cambio global que millones de personas salimos a exigir el pasado 15-O. Emplazados estamos.


(1):
El Encinar es una asociación granadina de productores y consumidores de productos ecológicos y artesanales que tiene 20 años de existencia. En la actualidad cuenta con 480 socios de los cuales 30 son productores ecológicos. Hemos asumido los paradigmas de decrecimiento, sostenibilidad, comercio justo, Otro mundo es posible, 12M15M, etc. Dentro de los actividades que se desarrollan destacamos en Grupo Debate que se originó a raíz , y como propuesta, del artículo anterior. Este grupo pretende pensar los acontecimientos actuales valiéndose , entre otros, del discurso psicoanalítico.
Autor | Jorge Ríos Martinez

Nota de la redacción de LH: Este artículo fue publicado en la revista «Bellota» de la asociación «El encinar»

Presentación de LH 10 en Buenos Aires (II)

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Buenas noches, en principio agradecerles a todos ustedes que estén aquí hoy con nosotros para celebrar la salida del décimo numero de la Revista Letrahora, Publicación Internacional del Psicoanálisis en la Cultura.

Producen y sostienen esta revista El Instituto de Psicoanálisis de Pamplona, el centro de Estudios Freudianos de Granada, la Asociación del Psicoanálisis en la Cultura de Madrid, La Asociación de la Cultura de Bolonia, Analítica de Buenos Aires Sociedad del Psicoanálisis en la Cultura, la ONG Murmullos y la Escuela Abierta de Psicoanálisis.

Nuestra revista surge como un hecho político, como parte de una respuesta a la crisis Argentina del 2001. A cambio del terror general que causó esa crisis, decidimos tomar el camino de muchos, especialmente las organizaciones sociales, a saber, la solidaridad y no ceder en los principios de una sociedad mas justa. Curiosamente, en ese momento, tan argentino, LH adquiere su dimensión internacional.

Mientras preparaba la presentación de hoy, releyendo los números anteriores de la revista, me di cuenta que podía armarse una secuencia con los títulos, con los temas que fuimos tratando en cada numero, que es la siguiente: En este tiempo, Como seguir, Terror nombre del sujeto, A que no, La época, Violenta, Las políticas de la mujer – lo apolítico es inhumano, Las políticas de la mujer – lo colectivo es necesario, Preminencia de la letra: Operación Moisés, por ultimo Lecturas de lo social que presentamos hoy. De algún modo la revista va marcando momentos, los artículos narran hechos, los analizan, expresan posiciones políticas, interrogan la contemporaneidad.Escribir para nosotros es necesario. Letrahora es un proyecto político, un modo de hacer, de abrirnos espacio, de estar presente en lo social desde el discurso analítico, discurso de la cultura que fue condenado a la marginalidad política.

Presentamos al sujeto como lo presento Freud: No hay sujeto por fuera de lo social.

El sujeto que se desprende de este discurso desde el que trabajamos no es un sujeto individual, es un sujeto que lo situamos en el vinculo social que se establece entre los seres hablantes; vinculo que se funda en el lenguaje, en un modo de relación basado en la palabra y en los efectos del inconsciente.

Necesitamos participar de los acontecimientos sociales políticos y culturales de la época porque allí aprendemos y desde allí es posible reintegrar el sujeto, situar cada vez, en quien habla, aquello que responde a los signos de lo contemporáneo.

No concebimos un practicante, un analista, que no incorpore este mundo político, donde se definen los debates de la cultura, y donde se juega la suerte de aquel que cree, equivocadamente, que aquello de lo que sufre es puramente individual, pues no hay humano que como individuo no este anudado al tiempo en el que vive y lo que allí sucede. Esta es parte de nuestra difícil tarea.

Es por ello que Letrahora participo en el Comedor Los Pibes de la Boca, en talleres con grupos de mujeres del comedor, con Madres en Lucha, con organizaciones barriales,
en Encuentros territoriales Latinoamericanos sobre Riesgo Social; llevamos adelante trabajos de investigación sobre riesgo social, violencia sobre la mujer, música y psicoanálisis, trabajamos con grupos de artistas, grupos por la paz. Estas experiencias y sus metodologías de trabajo están relatadas en las revistas.

Como psicoanalistas escuchamos personas en nuestros consultorios, y es allí donde no olvidamos que el racismo, la segregación, la violencia, el silencio, el aislamiento, la anulación de la palabra , la indiferencia , y en definitiva el odio están presentes en los síntomas de las personas que nos hablan, por ser hijos de esta época.
Autora | Pamela Monkobodzky

Presentación de LH 10 en Buenos Aires (I)

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Buenas noches a todos, les voy a contar algunas cosas que están en la revista, que me parecen dignas de ser difundidas. Los días siguientes a leer este número 10, me pasó algo que no ocurre con frecuencia: recordaba muchas cosas. Quizá porque en Letrahora el psicoanálisis no es una práctica individual terapéutica, sino un pensamiento en
la cultura, que dialoga con otros: el arte, la sociología, la política, la ciencia. Hay algo renacentista en Letrahora, en su interés por poner a dialogar las distintas prácticas y saberes de su época. Por ejemplo la nota de Nicolás Casullo, cuya fuerte participación en el armado de Carta Abierta todos recordarán. Decía Casullo en la anterior presentación del número 9 en la Feria del libro: “la revista plantea 2 o 3 elementos fuertes que para mí son esenciales. En principio cómo la política es modificadora de la práctica sicoanalítica. Y efectivamente la política es lo que modifica cualquier práctica: la del arquitecto, la del peluquero, la del quiosquero, la del abogado. (…) Toda la tarea del cuadro político ilitante es una tarea del cuadro político intelectual. Tenés que pensar el mundo, las circunstancias, pensar porqué este dice lo que dice y aquel dice lo que dice. (…) Y más adelante, la importancia del lazo social para plantearse lo psicoanalítico sin perder de vista lo subjetivo, es una lucha básicamente cultural, lucha política por excelencia. El los 70´, los sectores medios nacionalizados, que se habían acercado al peronismo, habían ganado la batalla cultural. Comunicadores, profesores, psicoanalistas, se planteaban dentro de las líneas nacionales y populares. Esto se perdió por la crueldad de la dictadura militar y por los años 80´ y 90´. (…) En los 70´ los medios de comunicación eran un cuento de rosas. Nadie miraba el noticiero, que duraba 15 minutos, (…) porque no decía nada. Hoy tenemos 5 canales de cable de noticias que nos están bombardeando y si quieren convertir la muerte de una cucaracha en el acontecimiento fundamental del día lo convierten. Una tarea como la que pretende esta revista tiene que ser expansible y desplegarse a todas las tares intelectuales.”

“Tengan total conciencia que los grandes referentes de la derecha son de segunda instancia: el verdadero partido de derecha son los medios de comunicación de masas. (…) Esa es la batalla por la representación del mundo (…) si nos ganan permanentemente la interpretación de las cosas, vamos a perder por más justicia que tengamos.”

He preferido dejar hablar a Casullo, aquí presente en su lúcido pensamiento, traer sus palabras, a las que suscribo, que decir cosas “originales”.

Para finalizar, mencionarles que también tenemos en este número los resultados del trabajo del taller de paz en el País vasco, donde un colectivo de artistas plásticos llamado
Artamugarriak, que se definen como “artivistas”, artistas y activistas, discuten el problema más acuciante de su ciudad, el conflicto con ETA. Además de la función del trazo en pintura y en psicoanálisis. Dos notas sobre la segregación en este momento de crisis europea, una de ellas cuestiona el término “tolerancia”, pues es claro que desde una posición de poder se tolera, con suerte, al trabajador inmigrante, y el fuerte análisis de Pamela Monkobodsky aquí presente, sobre los chistes sobre el tratamiento de los desechos y el
tratamiento de los inmigrantes, fundamentado desde lo oscuro de la pulsión en su vertiente estructurante de lo social.
Hay también un adelanto del libro de José Luis Juresa y Pedro Muerza, ganador de la mención especial del Premio Lucien Freud, una entretenida y a la vez seria polémica que se dio en los medios de España sobre ciencia y psicoanálisis, que muestra la posibilidad de no recibir pasivamente cualquier información falsa, respondiendo, participando en la
batalla cultural, como diría Nicolás Casullo. Y una nota de José Slimobich sobre la psicoanálisis y sociedad que traza senderos para nuestra Escuela Abierta, que desde el aradigma del leer interroga a la vez la práctica y las ideologías, ya desde los modos de transmisión de la teoría.

Una aclaración, para finalizar. Este número está fuertemente dedicado a la crisis europea, por eso hay muchas notas de España, pero también les daremos números anteriores centrados en el trabajo con organizaciones sociales de nuestro país. Esta revista nació como necesidad de inclusión de un grupo de psicoanalistas en la política, a partir del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Esto es todo, un brindis y a escuchar a los músicos, Ensamble Porá, con Alejandro Lucero, y a los tres grandes cantores Rodolfo Hamawi, Guillermo Wierzba y José Slimobich.
Autor | Pablo Garrofe

Un relato histórico, la cultura del silenco, una ideología

LH11_Vivian_235Vivian Palmbaum es integrante del grupo de investigación acción con Alejandro lucero, Ariel Contini y Osvaldo Martín. ONG Murmullos

Desde hace aproximadamente dos años participo del grupo de investigación acción en donde el abordaje gira alrededor de la temática del riesgo social y su relación con la educación formal.

Se trata de una investigación teórica desde los ejes que propone el psicoanálisis como lo propone J. Lacan, que va de la práctica a la teoría, un contacto directo con la experiencia que no queda reducido solo a lo teórico. La experiencia se presenta comocausa de nuestro trabajo.

En este contexto se produce el acercamiento a los trabajadores de la educación, (trabajadores sociales, orientadores educacionales, psicólogos) que forman los equipos de inclusión de un distrito escolar perteneciente a la educación pública. El distrito escolar que corresponde a la provincia de Buenos Aires.

De este trabajo y a partir del intercambio extraigo una breve viñeta a partir de la que propongo una simple elaboración.

Se escucha un relato, el de una docente interesada en el tema. Ese relato suena casi estremecedor, sin embargo es la norma. Son las palabras de alguien que participa de la institución educativa: el docente desinteresado por la suerte del chico es lo general, la insistencia en el respeto del orden, el mantenimiento de la jerarquía y la normalización de las conductas, todo lo que se sale de eso es aislado, marginado, excluido. No hay lugar para nada que no se encuadre en la reproducción de un sistema de poder de quien ordena y quien obedece. Hasta aquí, casi un cuadro de cualquier establecimiento educativo, con su organización verticalista.

Sin embargo, continúa diciendo, esto no siempre fue así, antes, el docente se interesaba por la suerte del niño en particular, había una dedicación y un esfuerzo para que el niño pudiera aprender.

Frente a este argumento surge una pregunta:

¿Por qué sucedió esto?

En ese mismo relato esta variación podría fecharse. Es casi obvio, hubo un cierto cambio a partir de la instalación de la década neoliberal (1990) que ha marcado hasta la educación de nuestros hijos.

Aparece un doble movimiento. Por una parte, se ha perdido el amor, en el sentido del amor hacia el otro, que el otro me importe y esto tiene presencia en el ejercicio del rol del docente. Por otro lado, se afirma «pobres hubo siempre», pero antes aprendían, se incluían en la escuela.
Una sencilla hipótesis, que propongo, es que a partir de las políticas del terror que instaura la última dictadura militar, se facilitó la implantación del sistema económico neoliberal. Sobre este fundamento se reedita la continuidad de estas políticas que en la década del 90, entre otras cosas, permite la transferencia de recursos del estado y deja a gran parte
de la población desocupados y sin perspectivas de futuro. La desocupación tiene un fundamento estructural en la reedición de sus condiciones.

Esto se va construyendo como un relato en el tiempo histórico que cimienta en la memoria colectiva. Entonces, lo que podría considerarse es que, al no haber lugar para pensar un futuro, la educación deja de ser una vía de inclusión. Durante muchos años en la Argentina la educación hizo posible la movilidad social, la ilusión de cierto acceso a los bienes,
había algunos que podían aspirar a un relativo bienestar para sí y para sus hijos.
Esa movilidad social que se ha perdido y el sostenimiento de su continuidad en el tiempo hacen que las familias queden sumergidas en las peores condiciones, las de la desesperanza que es lo que se transmite a las nuevas generaciones. Se pierde el espíritu de lucha, se ha silenciado a toda una clase que ve desaparecer, junto con los puestos de trabajo, las conquistas sociales resultado de la lucha y el reconocimiento por parte del estado. Se asiste en silencio al desmontaje de la cultura del trabajo a favor de la cultura de la imagen. Para estos pobres caras sucias la imagen que el espejo les devuelve es tétrica, enmudece. Asistimos a la cultura del silencio, no hay palabras frente a la desposesión de lo más elemental. Esto atraviesa tanto a los alumnos como a quienes cumplen la función pedagógica.

Volvemos a la época actual.

El relato de los profesionales de los equipos de inclusión, en el ámbito educativo, es que la problemática más frecuente que se encuentra en los jóvenes, de las escuelas medias, es la apatía, el desinterés, la abulia. Los pibes no han retomado la palabra, no se les cede la palabra y entonces lo que se encuentra es el desinterés frente a la reproducción en la actualidad de esas mismas estructuras de poder que llevan al silencio. Para considerar la cuestión voy a tomar un breve fragmento de J. Slimobich de la revista Letrahora (n°2), en donde presenta la articulación entre inconsciente y sujeto. No es uno sin el otro. Lacan puntualiza que el inconsciente es los efectos de palabra sobre el sujeto. El sujeto no es la persona, ni es el individuo, que se presentan en relación al
dominio de sí mismo y el ejercicio de lavoluntad y dueño de su futuro, sino que es lo que habla en mí, eso que sale fuera del imperio sobre mí mismo, son esas palabras que en mí hablan, resuenan, las voces de mis antepasados, las marcas de esas lenguas que me han llegado, eso que resuena en mí sin que sepa nada de eso en lo que digo. Esas historias y culturas antiguas que hablan en mí. El sujeto habla en su articulación a lo social, no sólo las historias personales sino esa memoria colectiva que en mí resuena, que hacen eco y que en mí y en otros producen el estremecimiento de esas marcas de la memoria del pueblo.

Entonces, el nombre del sujeto, en esas marcas de la historia, es la exclusión, un puro desecho en tanto no queda articulado al sistema de producción de bienes.

La pregunta es ¿cómo salir de eso? Pregunta que orienta nuestro trabajo.
Sabemos, entonces, que no es por la vía del dominio que deja sin palabras al otro.

La concepción clásica de la deserción y el fracaso escolar es atribuido al alumno, que no alcanza el rendimiento esperable, a sí mismo o por su pertenencia a determinada condición social o familiar. O sea, que queda del lado del alumno y su familia.

La ideología. Envía la dificultad al ámbito privado, individual. Se silencia.

¿Cómo se hace para que la escuela sea un espacio de construcción de cultura colectiva? Esta es la pregunta que queda formulada, frente a la cual nos proponemos nuestro trabajo.

Una cita de Mao Tse Tung dice «para adquirir conocimientos, es preciso participar en la práctica que transforma la realidad. Para conocer el gusto de una pera hay que transformarla comiéndola».

«La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados ‘ignorantes’ son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una ‘cultura del silencio’.» (Paulo Freire)

Entonces, para proponer una salida es necesario trabajar con los educadores, alentarlos a favorecer la construcción de una cultura colectiva en donde empiece a circular la palabra.

A lo mejor es una expresión de deseos.
Autora | Vivian Palmbaum